Osorio Chong Rumbo al 2018

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De acuerdo a la investigación académica, en el México de la larga era del PRI como la maquinaria electoral del sistema político; el presidente de la República elegía sucesor mediante un mecanismo: “el dedazo” y dos esquemas: “por elección o por descarte”.

Por “elección o por descarte” es algo así como que el presidente te elige para sucederlo, en el primer caso por tu suerte personal de amistad y de afinidad ideológica o de intereses mutuos; y en el segundo por tus virtudes políticas y méritos personales que sobrevivieron o se impusieron a las ambiciones y deseos de otros candidatos.

En una sucesión presidencial, “el dedazo” lleva implícito los deseos del presidente saliente. Su decisión debe de tomarse luego de valorar el entorno político nacional actual y futuro, las circunstancias económicas nacionales e internacionales, la sobrevivencia de su proyecto político más allá de un solo sexenio y el perfil de quien lo sucederá.

Luego de la transición política y la alternancia, el PRI regresa al poder en el 2012 y de alguna forma, el legendario mecanismo político mexicano de elección presidencial se ha revivido; precisamente “el dedazo” y los dos esquemas que lo soportan.

Las elecciones mexicanas cada vez se hacen más complejas, más competitivas, más caras; a pesar de ello todavía tienen resabios del pasado y vacíos legales, como por ejemplo los destapes anticipados y la falta de transparencia en los gastos de pre y la campaña misma.

Pero la llegada del PRI al poder revivirá el mítico “dedazo” y ello le corresponde ejercerlo al presidente de la República y sostenerlo sin ningún cisma relevante a su partido político.

Enrique Peña Nieto desde el primer día de su administración probó dos fórmulas administrativas para el desahogo de los asuntos nacionales cotidianos, coyunturales y estructurales; la política encabezada por Osorio Chong y la económica, a cargo de Luis Videgaray Caso.

Incluso tenía otra carta, una opción fuera de su burbuja administrativa, la de Manlio Fabio Beltrones Rivera, a quien como reconocimiento de su peso político, el presidente hizo presidente del PRI nacional.

En su concepción de administración pública, Peña Nieto le dio más impulso al grupo a cargo de la economía nacional. Tal vez pensando que las reformas estructurales que impulsaron, le darían al país un rumbo y perfil más competitivo en el escenario global y que la democracia representativa junto con la alternancia política eran suficientes para contener a la oposición, hacer competitivo el marco electoral y que Osorio Chong resolvería uno a uno y poco a poco los problemas nacionales de seguridad pública y conflictos sociales. Más tarde, que Manlio Fabio Beltrones ganara elecciones y mantuviera la unidad priísta.

Pero falló el equipo económico y Manlio Fabio perdió estados estratégicos y todavía está por verse si hay unidad priísta.

Y lo peor es que la cabeza visible del grupo económico o tecnócrata -Luis Videgaray- no salió del gabinete por sus múltiples errores y falta de audacia en varios aspectos económicos. Sale por un error de cálculo político que ha tenido efectos en las próximas elecciones de Estados Unidos.

Es decir, Videgaray cometió un error en un área que no era de su competencia administrativa y coloquialmente hablando “la regó monumentalmente” porque su pifia impulsó electoralmente a Donald Trump, el enemigo número uno de la opinión pública mexicana y de los paisanos que trabajan y viven en ese país.

Con ello Videgaray, el probablemente primer elegido por Peña Nieto para sucederlo en el cargo, prácticamente sella su suerte. Con ello también “el dedazo” se rediseña. La sucesión por “elección” se cancela y solo queda la sucesión por “descarte”.

Miguel Ángel Osorio Chong es ya el candidato del PRI a la presidencia de la República, por los errores de Videgaray, por el desgaste de Aurelio Nuño Mayer, porque las reformas estructurales promovidas por el grupo tecnócrata no han consolidado beneficios a los sectores sociales mexicanos. Porque las encuestas lo hacen el mejor priista ante los candidatos del PRD, PAN y MORENA.

Y es también candidato a la presidencia porque a Enrique Peña Nieto se le acabaron las opciones; quien seguramente piensa que los problemas a los que se enfrentará México en el futuro, serán culpa de la baja expectativa y resultados de sus reformas estructurales, pero que se expresarán en problemas de gobernabilidad en todo México.

Un poco lo que pensaba Carlos Salinas de Gortari que sucedería en México si en esa época no se aprobaba el TLC con Estados Unidos y Canadá: el candidato lo definirá si el problema de México es económico o político.

En el caso de las decisiones de Peña Nieto; Ni Videgaray creció ni tampoco dejó crecer a nadie de su entorno. Se sentía y se pensaba el elegido. Siendo economista se olvidó de la “Teoría del Second Best”, que traducida a situaciones políticas, habla de otra alternativa de candidatura si se cae -por diversos motivos- la primera opción.

Pero si la candidatura de Videgaray se desmoronó, ¿Osorio Chong a pesar de ser la única opción -dentro del PRI- era la mejor?

Absolutamente no era la mejor opción, porque su desempeño como encargado de la política interna nacional dejó mucho que desear.

Luis Miranda Nava desde la Subsecretaría de Gobierno de la misma SEGOB acordaba muchos asuntos con Peña Nieto. Y qué decir del accionar de Videgaray desde la SHCP, atendiendo otros asuntos que no eran de su competencia.

Esas intromisiones en asuntos de su competencia soportó Osorio Chong. Como también capeó el temporal de la fuga de “El Chapo Guzmán”.

En otro país, ese solo hecho -el de la fuga de El Chapo- hubiera significado su cese inmediato por ser el responsable de la política interna. Sin embargo Enrique Peña Nieto no lo remueve, “El Chapo” es recapturado y Osorio Chong vuelve a los primeros planos de las opciones políticas priístas para el 2018.

Hoy Osorio Chong representa la única carta de Peña Nieto y del PRI para el 2018.

 

Pero esa elección por “descarte” también movió de las preferencias presidenciales a diversos grupos políticos de cara a elecciones estatales y también legislativas.

El destape de Osorio Chong -del que ya se habla- es muy anticipado.

Eso significa que Peña Nieto, debido a la elección “por descarte” llegará con poca fuerza al término de su mandato constitucional. En la época del apogeo del PRI, los presidentes hacían pública su decisión lo más tarde posible para evitar rebeliones, para garantizar la cohesión y para incidir sobre la campaña de su sucesor.

Aunque el destape de Osorio Chong no es oficial, todo indica que el hidalguense es ya el candidato. Así lo demuestran los últimos spots lanzados desde su cuenta oficial de twitter donde sustituye el emblema de la Secretaría de Gobernación por su propio logotipo que aparece junto a su nombre y los colores de nuestra bandera. Además; de acuerdo a las reglas no escritas de la política mexicana; esa publicidad no puede hacerse sin la autorización de su jefe inmediato, es decir del presidente de México.

 

Pero Osorio Chong no es el único que aspira a sucederlo. También están las fuerzas políticas del PAN, PRD y MORENA.

Seguramente la poca popularidad de Peña Nieto será un lastre para las futuras aspiraciones del aún encargado de la política interna nacional.

Deshacerse de este lastre sin romper con el hasta el 2018 jefe político priísta será un auténtico desafío para Osorio Chong. Necesita por ello aglutinar a todo el priísmo a su alrededor y que estos, -sobre todo los gobernadores- le garanticen un apoyo total.

La política es pragmatismo, y las encuestas determinarán si su popularidad irá en ascenso y pueda significar la retención de la presidencia para el priísmo otros seis años. Porque los gobernadores seguramente para garantizar impunidad apoyarán a quien las encuestas demuestren que puede llegar a suceder a Peña Nieto en Los Pinos sin importar los colores partidistas.

Pero el descarte de Videgaray y el ascenso de Osorio Chong, moverán las piezas políticas en todo el país.

 

En Chiapas más. Porque en el 2018 también habrá elecciones para elegir gobernador.

No hay de otra; o los grupos políticos estatales se acercan a Osorio Chong y desde el centro se designa un candidato –priísta- afín a sus intereses, o el gobernador Velasco Coello llega al 2018 con la suficiente fuerza para proponer e imponer a su delfín y mantenga la unidad priista y verde ecologista.

Ello suponiendo que el PRI y el PVEM conserven la asociación política, que no exista desbandada y que los candidatos elegidos no sean impopulares, como lo fueron en Chiapas en las pasadas elecciones intermedias.

Los tiempos se adelantaron. Ello es síntoma de los peligros de la ingobernabilidad futura en el país y el estado. De cualquier forma, cualquier decisión cupular tiene su expresión en la vida política nacional y ese es un defecto de nuestro sistema político y el modelo de elección de candidatos en los que todos los mexicanos observamos, pero no participamos.

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

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