El Presidente Peña ¿Y si en verdad fuera cierto?

 

¿Y si en verdad Enrique Peña Nieto tiene razón, y cree exactamente en lo que hace? ¿Si en verdad todo lo que ha malhecho, todo en donde la ha regado, forma parte de un proceso trazado y planeado dentro de un proyecto sexenal que pretende ser mucho mayor, de la envergadura del desmantelamiento sistemático de eso que se llamó Revolución Mexicana? Si Peña Nieto fuera parte y ejecutor de este plan, estaríamos ante un hecho consumado, casi perfecto que, después de la traída de Maximiliano de Habsburgo por los conservadores mexicanos, representaría el punto final de un periodo de luchas sociales, desde la gesta de la Independencia y la Revolución, aparecerían como lastres históricos que no operan en el saqueo y entrega de todo el patrimonio nacional encabezados por los tecnócratas mirreyes en el poder.

¿Si eso fuese verdad? ¿Si este grupúsculo cada vez menor del primer circulo de los Pinos fuese realmente un espacio de poder real y omnipresente, que hasta los propios priistas se sonrojan ante este espejo donde no se reconocen en sus mafias, sus crímenes, sus transas? Estaríamos, entonces, ante el Presidente más coherente de todos los tiempos, con una aguda inteligencia para entregar lo que queda de México, en contubernio con los más obscuros poderes reaccionarios no solo del país, sino del mundo entero.

Por fin, una de las pesadillas más socorridas de la historia pos-revolucionaria, pero no por ello menos real, se esté ejecutando ante nuestros ojos, que es la desaparición de la soberanía nacional, del proyecto de Estado, del horizonte futuro de una nación  a favor de los intereses ajenos a todo lo que concierne aquello que prontamente se llamará lejanamente México.

Peña Nieto y la impunidad. Imagen: Revolución tres punto cero

Peña Nieto y la impunidad. Imagen: Revolución tres punto cero

Porque es increíble pensar que la enorme estela de imbecilidad política y personal de un Presidente que dice que gobierna para todos, sea de gratis. A estas alturas, al lado de Peña, el inefable Fox parece un honrado y productivo intelectual de altos vuelos.

No es posible dispensar el enorme cinismo con que se encubre a delincuentes como el todavía gobernador Javier Duarte de Veracruz; con la soltura farisea como engañaron el coste de la gasolina, y de la luz, sin inmutarse, sin despeinar un solo ápice de un copete trivial y vacuo de estética y de cerebro. Con la despreocupación de ser un jefe de Estado tramposo y transa que no se turbó en lo mínimo porque copió ideas de otras personas en un trabajo de tesis profesional. Con una esposa que, aparte de la insensibilidad que provoca su clasismo fresa y mal oliente a flagrante conservadurismo, se vanagloria de tener propiedades mal habidas y estar y ser impune. No puede explicarse la visita del fascista Trump sin sospechar el abrazo de Obama en China a un dirigente, el nuestro, de cuarta, de pacotilla, ridículo, que desde luego conviene a Estados Unidos, republicanos y demócratas, por el total descaro con que se maneja el despojo nacional. Es conveniente tener un títere. Es cómodo para los poderes fácticos de los estadounidenses disfrutar como aliado incondicional a un pelele entreguista que hace lo que hace por vocación, porque cree en ello. No se necesita ninguna batalla, ninguna inversión bélica para apoderarse de las estratégicas fuentes de energía del país, entre ellas, la joya de la corona, el petróleo. Por lo menos, Santa Anna perdió una pierna y peleó como militar ante los Estados Unidos.

Claro que debe entrevistarse con Donald Trump, porque Peña y su séquito creen que es la mejor opción. Punto y final.

¿Qué tal si es cierto y estamos minimizando una verdadera catástrofe, un secuestro nacional que pronto no sabremos ni cuándo ni a qué hora fuimos ya una colonia gringa empobrecida y agónica, producida por la canallada de eso que se llama “el nuevo PRI”?

 

2 Responses to “El Presidente Peña ¿Y si en verdad fuera cierto?”

  1. website down
    7 septiembre, 2016 at 16:02 #

    Excelente reflexión máster, aunque da escalofríos suponer que un tarado lleve a cabo tanta ignominia y nosotros pasivos. Da escalofríos porque la sangre de veras la tenemos espesa y fría.

    • Juan Pablo Zebadúa Carbonell
      9 septiembre, 2016 at 14:08 #

      así es mi querido Roselver, da miedo pensarlo siquiera

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