Yordi Rosado y el terror de las secretarías

Por Daniel Durán Ruiz*

Entender qué motivó a la Directora de Turismo y Cultura del Ayuntamiento de San Luis Potosí, Patricia Veliz Alemán, a presentar con bombo y platillo la participación del conductor Yordi Rosado en el XII Festival Internacional de Letras de la ciudad mencionada equivale a inquirir sobre los porqués Ricardo Pierdant se ofreció “como buen vecino”, en palabras del Presidente, a pagar el predial del departamento en Miami de la primera dama, Angélica Rivera. En ambos casos se figura una estrategia de mercado, una apuesta al futuro conquistando querencias. En el primero, prevalece una concepción de la cultura reducida al mero entretenimiento, al espectáculo, una proyección de anestésicos programas televisivos y de la radio cargada de spots; no consiste en un cultivo del espíritu y en una extensión de la imaginación, como señaló Jorge Luis Borges.

Un estudio de la UNAM denominado “Información sobre la Cultura en México” señaló que hay un rezago de Estado en materia cultural y se deja en manos de entidades comerciales, principalmente. Conclusión cautelosa, porque una vez in situ se aprecia que estos aspectos se hallan en manos de auditores fiscales, contadores, hoteleros, el primo en tercer grado del gobernador o presidente municipal. Hace unos años, en Morelia, me trasladaron a una presentación de libro a bordo de una patrulla municipal, dado que el nuevo director venía de dejar la PFP; la mayoría de ellos reciben cursos a la medida dentro de la administración pública o ganaron el concurso de oratoria en la escuela primaria, elementos suficientes para demostrar su bagaje cultural.

El filósofo matemático Hilary Putman dijo, hace un cuarto de siglo, que “algunas personas son moralmente inmerecedoras de derechos que no estaría bien retirarles. Moralmente hablando, determinados derechos tendrían que ganarse”; no obstante, en estos casos la promoción de la cultura viene en catálogos o siguiendo las instrucciones del “gurú” literario Yordi Rosado, equivalente a un “agítese antes de usarse” y obtendrá un apasionado lector.

Por ejemplo, en Chiapas, el mismo año en que el billete de denominación de veinte pesos se tornó de color azul, con don Benito Juárez en el anverso y el detalle del conjunto de Monte Albán en el reverso, asistí a una reunión frente a los emblemáticos “Cinemas Gemelos”. No advertí entonces que el decorado era perfecto, pues la función no envidiaba nada el cine de John Waters y sus personajes, encantadores indecentes en situaciones escandalosas. Se trataba de conformar el programa de actividades culturales para el “Festival Internacional del Milenio”. Bajo el brazo llevaba la segunda edición, conmemorativa, del maestro José Casahonda Castillo: 12 poetas chiapanecos. Pasta dura, cosido, con un estudio introductorio digno, editado por la Universidad Autónoma de Chiapas.

Unas señoritas nos hicieron pasar a la sala de juntas, café de altura, galletas de la mejor calidad dominó la escena. Me senté a un lado de una mujer de delicados modales, conversó animosamente conmigo sobre los bordados de Zinacantán que adornaban su blusa; el único libro en toda la sala era mío; los demás llevaban una especie de menú. La junta empezó con retraso, así que omitieron el pase de lista y de inmediato mostraron su juego. Hacía falta dinero para completar el Festival del Milenio. Abrieron la carta de restaurant, que no era otra cosa que un catálogo y decía que podía contratarse a la “Primera Actriz” de Cañaveral de Pasiones, a tan sólo 70 mil pesos, “una ganga” dijo el coordinador de economía. La artista de moda representaba 100 mil pesos, con envión gracias a su papel en la mítica novela Mirada de mujer; poseía además, según la directora de comunicación social, “un aire culto”; el secretario de mercados respondió que “puesto que eran actrices, podrían ensayar su papel literario y con unas tarjetas informativas se alcanzará lo requerido”. Se decidió por la última ganadora del premio TVyNovela.

quiubolecon

Tocó el turno al chino Qui Ubo, que costaba alrededor de 300 mil pesos, repartidos en vuelos de avión, recuerdos, hospedaje, comidas, viáticos, entre otros. Silencio en la sala. El responsable del Zoológico propuso pase de asistencia para llevar a cabo la “vaquita”. El asesor de gabinete dio un golpe sobre la mesa, de su propio bolsillo, espetó, daba 25 mil pesos. El secretario de hospitales habló de una quiebra prehistórica, pero si vendía un equipo médico de segunda mano dado de baja, tendría unos 50 mil. Cuando llegó el turno de la Universidad me miraron con sorpresa; habían creído que iba de soporte cultural de la dama sentada a mi lado, la responsable del turismo federal. No me arredré, propuse presentar el libro y hablar del lugar que ocupaba en la literatura chiapaneca del siglo XX. Me observaron con cara de circunstancia y abúlicos; se decidió realizar un sorteo, una especie de “Ave María”, una ruleta rusa, en la que el chino se convirtió en el tigre de la rifa. A la institución que le tocará tendría que pagar por la presencia de Qui Ubo y comprobar el dinero como fuese. Ante las reacciones de los funcionarios presentes, mi sentido arácnido me indicó que no era la primera vez que sorteaban algo. La suerte estaba echada, alea jacta est. Hoy que veo el nombre de Yordi Rosado impreso en las lonas de San Luis Potosí y me encuentro con el libro de 12 poetas chiapanecos sirviendo de base a alguna estatuilla de Pakal envuelta en celofán, recuerdo al chino de la rifa y el recurrente terror de las secretarías.

 

 

 

 

 

 

 

*Daniel Durán Ruiz.  Autor del libro El arte de abrir y cerrar puertasEl camino de la narrativa de Jorge Ibargüengoitia (Universidad Autónoma de Chiapas, 2016). Ha sido becario del programa Jóvenes Creadores del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes (Fonca) y del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes (Foesca) de Chiapas. 1er. Lugar de Cuento “Monstruos Contemporáneos”, Instituto Chiapaneco de Radio y Televisión; 2º. Lugar Nacional de Cuento en el “XXIV Concurso Nacional de Creación Literaria”. ITESM, Cátedra Alfonso Reyes. Es editor técnico de ArtificioRevista de Humanidades y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Chiapas. Actualmente cursa el doctorado en Literatura Española e Hispanoamericana en la Universidad de Salamanca, España.

Un comentario en “Yordi Rosado y el terror de las secretarías”

  1. Luz Aurora ITESM
    24 agosto, 2016 at 0:46 #

    Excelente texto y muy buen tono narrativo, a propósito de la cultura y la visión del Estado.

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