Magisterio y Gobierno, ¿y el bien común?

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Yo apuesto por el diálogo efectivo. Como dicen los abuelos; siempre será mejor un mal arreglo que un buen pleito.

Pero; ¿Se resuelve el conflicto magisterial si se va Aurelio Nuño del gabinete?

No creo. Más bien sería una victoria a medias del magisterio, porque lo de fondo no se cancela. La reforma educativa sigue. La persona –en este caso Nuño- no es la función. Lo que el Estado-Nación pelea es la vigencia y la implementación de la reforma.

Es obvio que para el proyecto personal de Nuño -y posiblemente de Peña Nieto- la sacudida de una probable salida del gabinete del Secretario de Educación es fuerte y recompondrá el escenario sucesorio priista para el 2018.

Se cae un alfil de Peña Nieto para la sucesión y otro; en este caso Miguel Ángel Osorio Chong, el Secretario de Gobernación se juega todo por el todo en un diálogo con el magisterio disidente; diálogo que al momento no ha llevado a ningún sitio.

Pero con la negativa del gobierno federal al diálogo, probablemente la clase política nacional esté pensando en resistir la presión magisterial, permitir bloqueos; pero a cambio iniciar con todo una campaña mediática del miedo y de la psicosis del desabasto.

En las redes sociales pocos creen en el gobierno. Pero ¿Cuántos mexicanos tienen acceso a internet?.

Cuesta decirlo, porque eso también es consecuencia directa de la calidad de nuestra educación; el público a quienes el gobierno quiere convencer con su campaña de psicosis, es aquel que todavía cree en López Dóriga y no se perderá su despedida de la televisión.

Según notas periodísticas del mes pasado, en México 46.3 millones de mexicanos no tienen acceso a internet.

Esa cifra representa el 42.5 por ciento de la población mayor de seis años de acuerdo con el INEGI. En otros términos, significa que solo 4 de cada 10 hogares en el país cuenta con ese servicio, según la última Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información 2015.

Y sí; es cierto lo que usted está pensando; en Chiapas la penetración del internet es muy baja y además en la categoría de usuarios por computadora; Chiapas es el último lugar nacional. También como usuarios de telefonía celular, somos penúltimos, solo superamos a Guerrero.

Es decir; muchísimos mexicanos probablemente ni se enteren, ni puedan siquiera generar los ingeniosos memes que tanto divierten a los internautas.

Pero eso sí; somos de los países donde más niños, jóvenes y adultos ven televisión. Precisamente a ese público va dirigida la campaña del miedo.

Por eso, ahora mismo estamos ya en otra etapa del conflicto magisterial y el gobierno federal.

Esta etapa tiene que ver con el desgaste de la lucha.

El gobierno federal, según se puede interpretar de los dichos del presidente Peña Nieto en Canadá, no piensa ni ha pensado nunca negociar la reforma educativa.

Ha sido contundente en ello.

Es hora también de que el magisterio cambie su estrategia de lucha porque a la coordinadora se le va la vida si no puede lograr por lo que lucha: la abrogación de la reforma educativa.

Con semejante campaña del miedo y la psicosis que se le viene encima; lo primero que puede ocurrir es que la coordinadora resista. ¿Pero cuánto tiempo?.

Probablemente ya sea hora de replantear la efectividad de una de las estrategias de lucha; los bloqueos.

Sobre todo por lo que pasó en Oaxaca por el embate de las fuerzas federales, que ya se vio son incapaces de garantizar el no uso de armas largas en un desalojo; también porque hay un impacto económico serio en los bloqueos aunque se quiera minimizar por parte del magisterio y porque si no se vale provocar el derramamiento de sangre, tampoco se vale exponer a las bases.

Es cierto; la indignación social, sobre todo en el sureste del país es altísima. No se puede ocultar y también es probable que siga escalando.

Pero con la negativa del gobierno federal a abrogar la reforma educativa, la brecha del desarrollo que nos separa del resto del país se seguirá ensanchando; porque más temprano que tarde la reforma se implementará.

Su costo laboral, social y el precio que tendrán que pagar los miembros del magisterio en donde no ha habido protestas es otra cosa. Solo describo el hecho concreto; en el sureste no se puede y en el resto del país parece que sí.

En este sentido, si es cierto que la reforma laboral busca modernizar la educación; esta no será pareja. Y nunca lo ha sido.

En todo México no solo hay problemas con la calidad de los recursos humanos educativos, también hay saldos negativos en los asuntos de infraestructura.

Lo primero -es decir la calidad de los recursos humanos- es competencia del Sindicato y también del gobierno. Lo segundo corresponde exclusivamente a los sucesivos gobiernos.

Pero si la reforma se concreta en otros estados y en el sureste no; ¿Dónde queda el bien común?

En muchas ciencias, pero sobre todo en la filosofía, la economía e incluso la ciencia política, se hace referencia al término “bien común” para describir lo que pude ser beneficioso para todos o la mayoría de los miembros de una comunidad.

El término viene desde Aristóteles y Platón, es decir; es ya milenario y en la actualidad se aplica para calificar que lo que se logre vía la política y el servicio público sea beneficioso y además se alcance con la acción colectiva, es decir ciudadana.

De esta manera, el conflicto entre el magisterio disidente y el gobierno federal, parece un choque de trenes; de enemigos irreconciliables que se juegan el todo por el todo y que poco les importa los efectos colaterales de la esa lucha.

Uno busca descarrilar la reforma y ha logrado algunas victorias, sobre todo aprovechando el momento mexicano de indignación nacional por escándalos de corrupción; por ejemplo ha sumado distintas simpatías a su movimiento, distintos movimientos sociales también y no deja de ser importante; ha anulado las posibilidades de ser candidato presidencial de Aurelio Nuño Mayer y probablemente estén en vías de terminar también con las aspiraciones de Miguel Ángel Osorio Chong.

Ahora bien; esas victorias magisteriales descarrillan al gobierno priista y a la clase política peñanietista. ¿Pero sacuden a nuestro sistema político?.

La evidencia hasta el momento indica que no hay tal sacudida.

Y no la hay por dos razones fundamentales: primero, porque estamos en el inicio de la etapa gubernamental del desgaste magisterial. Y en segundo lugar porque si bien han existido marchas de apoyo al magisterio en distintas partes del país; la enorme base social y el impacto que pueden darle más de un millón de agremiados a la lucha contra la reforma educativa, no ha explotado.

El desgaste en las dos partes seguirá. Y seguramente se intensificará primero la lucha, antes de cualquier otra cosa.

A unos le interesa aplicar una reforma educativa que si bien es cierto procedió mediante el proceso democrático constitucional; no le dio voz a uno de los actores centrales de la educación y tal vez el más importante: el docente.

A la otra parte, lo que le interesa es no dejar pasar una reforma que es lesiva a sus intereses gremiales y laborales.

Las dudas que me rondan en la cabeza: ¿Será mejor un maestro que se evalúa a uno que no quiere hacerlo?

¿Será mejor un docente que se prepara porque está en riesgo su trabajo o aquel que acumula por ejemplo 20 años de experiencia?

El gobierno empuja por un lado y por el otro resiste el magisterio disidente.

Y la última pregunta: ¿No es posible el diálogo buscando el bien común; es decir buscando lo que nos conviene a todos?.

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

Un comentario en “Magisterio y Gobierno, ¿y el bien común?”

  1. Leti
    30 junio, 2016 at 9:13 #

    NO PUEDE SER POSIBLE TANTA NECEDAD DE UNA PARTE, LA REALIDAD SUPERA TODO, NO HAY PROGRESO, NOS ESTAMOS HUNDIENDO TODOS, CUANDO DEBERÍAMOS JALAR PAREJO POR EL BIEN DE TODOS Y NO DE UNOS CUANTOS.

    P.D. NO HAY NECESIDAD DE INTERNET, EL PUEBLO AHORA SI TIENE CONCIENCIA DE TODO Y LLEGA A TODOS LOS RINCONES (REALIDAD).

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