Deporte jodido, país jodido. Reloaded
Deporte jodido, país jodido. Reloaded
Juan Pablo Zebadúa Carbonell
Después de la formidable goliza que le propinó Chile a México, ya están de nuevo las carretadas de mensajes en las redes sociales del tipo “te preocupas más por el 7-0 que por los problemas nacionales”. El pulso social de las redes es inequívoco, pero destacar que la gente solo se enfada por cosas “triviales” es bastante maniqueo y excesivo. Es como decir que en vez de postear o tuitear todos/as deberíamos estar en la guerrilla derrocando al mal gobierno…
Desde la Grecia antigua, el arte y el ocio se destinaban para elevar los valores más destacados de las sensibilidades humanas. Una vez salvada la sobrevivencia social, el excedente económico se traduciría en la creación y la contemplación; en la cimentación del espíritu humano en todo su esplendor. Junto a las “bellas artes” estaba, desde luego, el deporte, como parte de la recreación de lo colectivo y también de la salud pública que toda sociedad debe mantener dentro de sus prioidades democráticas.
Por ello, el futbol en particular, como el deporte mundial de masas, cumple un cometido que muchos puristas no quisieran ver. Ya lo hemos dicho antes (www.lasreglasdecambridge.com), el deporte, como bien público y como acción polìtica, es un nítido reflejo de nuestra realidad. Por eso se llevan a cabo los Juegos Olìmpicos y los Mundiales de Futbol, entre otros eventos internacionales que tienen también por objetivo el situar los niveles de avance de los paises en esa materia y no necesaria ni únicamente ganar dinero a costa de lo deportistas.
Situarse en el medallero olimpico, por ejemplo, puede ser sinónimo de los alcances politicos y sociales de una nación. Significa prestigio, como lo seria pertenecer al Consejo de Seguridad de la ONU (como Brasil lo fue en su tiempo).
Así que el 7-0 propinado a la selección nacional no fue más que el colofón de una serie de desatinos de dirección empresarial, pero desde luego también políticos, de quien conduce el futbol en este país. Deporte de empresarios pero que es “cosa pública” y por tanto se dirime pasionalmente en la vida cotidiana. De ahí que en México el futbol genere tanta exaltación y debates viscerales.
El 7-0 permite ver un país desecho por la corrupción en todos sus niveles. Con Televisa como la dueña y oligarca de las decisiones que atañen al futbol nacional, es obvio el papel que juega en la puesta en marcha del deporte más popular del país. Las mañas de la televisora en todo su esplendor a la hora de dirigirlo: imposiciones, corruptelas al más puro estilo gubernamental, autoritarismo, cerrazón, etc. Asunto nacional donde lo que menos importa es el futbol en sí; menos, mucho menos el deporte como parte activa de la sociedad mexicana. Recordemos la Marcha o Caminata donde México era potencia mundial, ahora no queda ni un resquicio de aquellas glorias, finiquitadas con la imagen surrealista de Carlos Mercenario amarrándose el short en plena competencia en Barcelona 92 porque la federación le dio uno más grande de su talla. Lo mismo con Medio Fondo y Fondo. El plusmarquista Arturo Barrios, se fue a radicar a Estados Unidos ante la nula atención del Estado para con su prueba y con las demás ramas olímpicas.
En el 7-0 se puede observar un país donde robar del erario es “una cuestión cultural”, o sea, práctica normalizada por toda la población según, nada más ni nada menos, que el Presidente el país, por lo que la liga de futbol nacional representa el campo por donde se cuelan millones y millones de pesos al servicio de las dos empresas televisoras dueñas de los derechos de transmisión. Normal. Secuestrado el futbol, el deporte entero nacional, por los intereses que hicieron posible la “donación” de la Casa Blanca a costa del presupuesto público, no queda más sino ver como una pésima planeación, improvisación al servicio de la ganancia escabrosa a costa de los mexicanos que gustan del balompié y donde, por cierto, el entrenador es el menos responsable, se juegue con un tipo de nacionalismo barato para generar el negocio redondo que implica la selección nacional.
En el 7-0 se puede ver a un país convulsionado, sin dirección ni idea estratégica de nada. Un país que donde la depredación por los dineros públicos se consigue con un poco más que cinismo. Donde un jugador de futbol gana cien veces más que un científico. Por eso no podemos esperar más que fracasos de la selección, porque está en manos de quienes gobiernan este país y, por tanto, de una mafia que no vislumbra más que sus propios intereses.
Así el futbol, en cualquier parte del mundo, es más que un simple juego. Es metáfora por donde se negocia la idiosincrasia de todo un país y cómo se acomoda en su visión de desarrollo y progreso. Y tanto importa cómo se pierde o gane un torneo, como las luchas sociales que hacen que este país, el nuestro, sea cada vez mejor. ¿Pan y circo? Nada que ver. Cruda realidad donde todos/as estamos inmersos.
ACERTADO EL COMENTARIO, TODO CONLLEVA PRECISAMENTE A LA CONVULSIÓN AHORA EXISTENTE EN EL PAÍS.EL REFLEJO MISMO DE LA BELIGERANCIA EN NUESTRO SISTEMA DE GOBIERNO Y DE PARTIDOS. SALUDOS.