¿80,000 árboles son muchos o pocos?
El 15 de diciembre de 1972, la Asamblea General de las Naciones Unidas estableció el Día Mundial del Medio Ambiente para que se celebrase cada 5 de junio. Ahí mismo, además se aprobó la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), quien en cada año organiza las celebraciones con los países designados para ser anfitriones así como el tema anual de la celebración.
El Día Mundial del Medio Ambiente se estableció como medio para la sensiblización y promoción al cuidado, conservación y gestión responsable del medio ambiente. México ha sido anfitrión en dos ocasiones (1990 y 2009), y este año la celebración se llevó a cabo en Angola, con el tema “Luchas por la vida salvaje”, en donde el Director Ejecutivo del PNUMA, Achim Steiner lanzó poderosas declaraciones sobre la depredación ilegal de recursos naturales y como esta alcanza ya un valor estimado de 258 billones de dólares que la convierte en la 4ª industria ilegal más lucrativa en el mundo, después del tráfico de drogas, la falsificación y la trata de personas.
El mensaje de Steiner es importante no solo porque escala y dimensiona la problemática ambiental, la ilegalidad y la irresponsabilidad de los gobiernos, sino porque lanza mediáticamente una señal clara, sencilla y directa a los liderazgos mundiales, misma señal que pasa desapercibida para quienes utilizan el 5 de junio como un medio oportuno para salir en la foto. El dìa Mundial del Medio Ambiente no es ni debe ser una celebración, sino una oportunidad de reflexionar, reconocer y externar los problemas ambientales como base que enmarque y justifique las acciones propuestas.
Regalar miles de árboles esperando sean no solo plantados, sino cuidados para asegurar su crecimiento es una estrategia que se entiende loable cuando viene de la sociedad o grupos sociales con recursos materiales, econòmicos y técnicos limitados, pero no de un gobierno. De un gobierno, especialmente cuando viene de un partido polìtico autodenominado ecologista, se espera que el 5 de junio sea el día perfecto para presentar escenarios tendenciales que contextualicen estrategias integrales que fijen visión de ciudad y de gobierno.
Un gobierno que se limita a regalar árboles en el día más importante para la sostenibilidad de las ciudades invita a pensar que limita el entendimiento sobre el medio ambiente a factores bióticos, excluyendo los abioticos y la relación de ambos con el medio ambiente social y construido.
Al parecer tendremos que esperar más tiempo antes de que nuestras autoridades nos hablen sobre los costos ambientales, sociales y económicos de no plantar 80 mil árboles nativos y si estos son suficientes, no porque no los podamos intuitivamente imaginar, sino porque en tiempos en los que sufrimos temperaturas record por el fenòmeno de isla de calor, inundaciones por la incapacidad de las cuencas altas de retener escorrentías por la impermeabilización masiva a velocidad record de una calle al día, es fundamental escuchar que nuestras autoridades conocen la relevancia sistémica de sus acciones como parte de un plan de gobernanza urbanoambiental y no de un programa aislado.
Achim Steiner resumía ayer su discurso plagado de cifras y datos alarmantes diciendo que la extracción y uso de recursos “no es solo un problema ambiental, es una amenaza a nuestras sociedades” y nadie desde el gobierno local nos está advirtiendo de forma clara, sencilla y directa.
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