Kayum mapache de Luis Antonio Rincón García
Con Kayum mapache, que acabo de leer, recuperé por unas horas mi infancia divertida y mágica.
Su autor, Luis Antonio Rincón García, está acostumbrado a perderse por estas avenidas del pasado, y traernos un montón de historias sorprendentes. No es extraño, por eso, que tenga tantos premios nacionales de creación; no de esos que se intercambian para el ego en la cofradía local.
La historia es sencilla y hasta inocente, dirán, de la comunión de un niño y los mapaches que se proponen salvar a la Selva Lacandona.
El problema de la literatura no son las historias, sino cómo se arma la mentira para hacernos creer que un lacandón es capaz de soliviantar a un ejército de mapaches ante la presencia destructora de los madereros.
Pero Luis Antonio Rincón García conoce bien su caja de herramientas y la aplica con éxito en una llamada de atención más de ese manchón de árboles y nicho de animales que solo podrán sobrevivir con un nuestra acción.
Kayum mapache (editado por Celali, 2010) es de esas lecturas que deben hacerse en voz alta ante un grupo menudito de niños y mujeres con almas de niñas. No hay palabras rebuscadas, solo el reto directo y sencillo.
“Los animales y las plantas nos dan alimento, medicina, sombra y refugio. Por eso debemos cuidarlos y nunca tomar más de lo que necesitamos. Podemos cazar para comer o para defendernos, pero no por diversión. Cuando vamos a cortar árboles, primero debemos pedirles perdón por el daño que les causaremos y luego explicarles que nos ayudarán a construir una canoa o a levantar las paredes y los techos de nuestra casa, y que no los cortaremos por el placer de destruir. Recuerda lo que dice Chan Kin viejo: ‘Fue Hachakium, dios de todos los dioses, quien creó el cielo y la selva, y todo tiene una misma raíz, por eso cada vez que cae un árbol, también cae una estrella’”.
Es Chambor quien con estas palabras instruye a su hijo Kayum sobre el respeto que se debe tener hacia todos los seres vivos de su casa, la selva, que vive bajo la amenaza de madereros, de nuevos pobladores y de turistas que, no contentos, con gastar suelas en el asfalto se disponen a vivir con emoción los retos de la Lacandonia.
No conozco personalmente a Luis Antonio Rincón García pero me congratulo de que haya un creador como él en Chiapas, disciplinado y trabajador que constantemente nos sorprende con nuevos trabajos.
Hace algún tiempo leí de él un texto académico, el cual también me llamó mucho la atención, titulado Comunicación y cultura en Zinacantán (Conecultura Chiapas, 2007), en donde estudió los procesos de comunicación en mujeres, jóvenes y en el ámbito político de esa comunidad.
En Kayum mapache habla el mundo del lacandón y sus angustias no solo cotidianas, sino esas que deberían preocuparnos a todos: la preservación de la selva, porque debe ser cierto que cuando cae un árbol, cae una estrella.
Rincón García, Luis Antonio (2010). Kayum mapache. México: Celali, pp.86.
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