Adopción homoparental y derechos humanos
Hace unos días compartí en mi muro de Facebook un comentario que hizo el regidor por Tuxtla Gutiérrez, Felipe Granda en su perfil personal sobre la adopción entre personas del mismo sexo.
Tanto el comentario que hice como el que él señaló se los comparto por este medio.
Mi cuestionamiento hacía el funcionario es, precisamente, porque es un representante popular. Hay algunos argumentos altamente cuestionables que utilizan algunas personas para manifestarse en contra de legalizar el matrimonio entre las personas del mismo sexo: 1) Que el principio del matrimonio es la concepción 2) Que la legalización del matrimonio igualitario permitiría la adopción y eso no es justo para los niños y las niñas 3) Que la sociedad no está preparada para ello. Que lo diga un sacerdote o un pastor tradicional –los hay progresistas-no es de sorprenderse; que lo exprese un ciudadano influenciado por la cultura patriarcal que ve mal otras preferencias sexuales es lamentable; pero que lo piense un funcionario público que pertenece a un Ayuntamiento que acaba de aprobar el día municipal en contra a la homofobia me parece incongruente.
Las posiciones que están en contra de la adopción entre parejas del mismo sexo están basadas en creencias religiosas y prejuicios y no en el respeto a los derechos humanos y ni siquiera me refiero sólo al de las personas que quieren adoptar, sino de los niños y niñas quienes no tienen una familia.
Se da por un hecho que un heterosexual es una buena persona y capaz de criar a un hijo o hija y que un homosexual no lo es, lo que es altamente discriminatorio y violatorio a las Leyes que nos hacen a todas las personas iguales. Pero, además, es una apreciación errónea porque ni todas las personas heterosexuales son capaces de criar un hijo o hija –lo que está muy comprobado- ni todas las personas homosexuales no lo son. Escribo esto y hasta me parece absurdo tener que señalar algo que es obvio.
Me parece incongruente “preocuparse” porque no se legalice el matrimonio igualitario y no estar haciendo algo por evitar los embarazos en adolescentes, disminuir la pobreza, la marginación, la mortalidad infantil y la violencia familiar.
Las familias tradicionales dejaron de existir, ya no aplican. Los niños y niñas crecen en donde solo está la mamá, y en algunos casos sólo el papá. Los abuelos forman parte de la familia núcleo porque ellos a veces ayudan con la crianza porque ahora la mamá y el papá salen a trabajar. Muchas parejas vivimos sin hijos biológicos y no por eso dejamos de ser familia. Las familias son diversas y bajo ese entendimiento debemos de educarnos todos y todas.
En una de esas “joyas” que me encontré como “argumento” para oponerse a la adopción homoparental es que los niños y niñas sufrirían de burlas y rechazo por la condición de su familia, entonces, se les ocurre que la solución a eso es evitar que el niño o niña tenga una familia homoparental porque en su cabeza eso es mejor a que como sociedad nos eduquemos en el respeto. Porque en su imaginación para un niño o niña es más fácil criarse en la calle, en condiciones de marginalidad y pobreza, en la explotación, en hogares con violencia, que en una familia en donde sus padres sean del mismo sexo.
La letanía de que “la sociedad aún no está preparada” como un sinónimo de que no toda la población acepta una propuesta progresista es un pretexto para seguir violando los derechos humanos a los grupos minoritarios. Si tuviéramos que esperar la aceptación de todos y todas para que una propuesta que respeta las garantías individuales sea aprobada, entonces ahorita en Sudáfrica siguiera existiendo el apeartheid y las mujeres no tuviéramos el derecho a la participación política en México. Hay personas que se siguen oponiendo en estos temas.
Este texto no tiene como objetivo convencer a las y los inconvencibles, sino dejar en claro que este tema se trata de respeto a los derechos humanos y las garantías individuales no se regatean ni se consultan. Se respetan. No hay de otra, salvo que se quiera ser un declarado violador a los derechos humanos de una parte importante de la población.
Como sociedad no queramos pasar a la historia como las y los que actuaron en contra de sus semejantes, que impidieron la felicidad de su prójimo – población lésbico-gay y niños y niñas que no tienen un hogar-, que no lograron ver lo evidente. No se puede decir que es un humanista cuando se anteponen los prejuicios e ignorancia a un acto de amor.
…me parece oportuno todo lo que dicen en este día y hasta está suavecito…