¿Cuándo Despertará el “México Bronco”?
Una serie de recuerdos me han impulsado a escribir estas reflexiones.
Entre ellos algunos de mi adolescencia; en las noches con una destartalada radio, lograba oír “Radio Venceremos”, del grupo guerrillero, Farabundo Martí Salvadoreño. En esa época yo me imaginaba un grupo de guerreros gigantes y furiosos que derribarían rápidamente la tiranía.
Muchos años después, ese triunfalismo y las victorias militares sucesivas que informaba la radio rebelde, supe que lo que hacían se llamaban contrainteligencia y contra información.
Tengo dos amigos salvadoreños; los dos huyeron de la guerra por presiones familiares porque también se querían “ir al monte”. Pero curiosamente tenían el sueño de ser futbolistas profesionales. Querían imitar al “Mágico” González, ese fantástico creador de la “culebrita macheteada”.
Esta Chirigota explica la increíble historia del ídolo salvadoreño.
Hace poco leí que en el portal de la BBC que Milán, la ciudad italiana de la moda es la capital europea de las pandillas “Maras”, ese cáncer violento que azota Centroamérica. El texto menciona las razones y la forma en que miles de salvadoreños llegaron a Italia y a Milán. También que con esa migración se llevan las pupusas, sus fiestas, sus costumbres y por supuesto al “Mágico”.
Esta semana; revisando en internet videos sobre la historia del Club Barcelona que acaba de coronarse campeón de liga en España, descubrí que el “Mágico” se probó en el Barza del mismísimo Maradona, impresionó con su futbol; pero no firma contrato por su legendaria indisciplina. De paso tengo que decir que me hice fanático del Barcelona nada más por llevar la contraria. Mi generación tuvo de ídolo al Hugo Sánchez del Real Madrid y yo, por molestar a los demás; me declaraba barcelonista.
Pero esa búsqueda en internet me llevó a algunas cuentas de Facebook donde los salvadoreños relatan historias del conflicto armado que tiene un punto de inicio con el asesinato de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y de término con los acuerdos de Chapultepec en 1992 y con un saldo de 75 mil fallecidos.
En esas cuentas se relatan muchas historias personales. Varios usuarios ponían fotografías de combatientes guerrilleros; -mujeres y hombres por igual- que ofrendaron su vida por un ideal y que tuvieron destinos finales distintos.
“Sobrevivió a la guerra”.
Era el final feliz, pero otros no lo fueron tanto; ni en el origen del involucramiento ni en el final de la historia:
“Se unió a la guerrilla porque los “areneros” le mataron a su familia”.
“Era muy valiente. Falleció casi al finalizar la guerra”.
“Sobrevivió y está lisiado, se fue a Cuba a atenderse”
“Vio el final de la guerra y se casó”
Hoy el FMLN es un partido político y con el tiempo llegó a la presidencia salvadoreña. Salvador Sánchez Cerén, “Comandante Leonel” es el actual presidente
Inevitablemente pensé en la suerte pasada y actual de la izquierda latinoamericana y mexicana.
El Partido de los Trabajadores brasileño, con todo y los problemas de Dilma Roussef y los primeros tres intentos fallidos de Lula, llega a la presidencia amazónica y la cambia la vida a millones de brasileños a los que saca de la pobreza.
En Chile, el trágico final de Salvador Allende llegó con estas palabras “mucho más temprano que tarde, de nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre, para construir una sociedad mejor”.
Hoy Chile, como México; es un país muy desigual, pero luego de Allende ya ha tenido gobiernos de izquierda. Ricardo Lagos y Michelle Bachelet -que repite en el cargo- son además políticos identificados con el socialismo.
Uruguay tuvo de presidente a Tabaré Vázquez -que también repite como Bachelet en el cargo- y a Pepe Mujica quien pasa quince años en prisión por sus actividades guerrilleras; tres años más que los que sufre Raúl Sendic; el mítico líder del movimiento tupamaro.
Venezuela con Hugo Chávez y Nicolás Maduro, Nicaragua con los Sandinistas de nuevo, Bolivia con Evo Morales. Perú con Hollanta Umala, Rafael Correa en Ecuador y Paraguay con Fernando Lugo.
Aunque el destino político de muchos de esos gobiernos ha sido distinto, porque algunos se reeligieron, otros no pudieron o no quisieron, Chávez falleció; el destino económico fue de éxito primero y declive ahora por las condiciones del mercado internacional de material de materias primas, que es lo que produce latinoamericana.
Pero el caso es que la izquierda en Latinoamérica y la generación posterior a la del Che Guevara, de Camilo Torres y otros más; fueron gobierno. En cambio en México, la izquierda nunca ha sido gobierno nacional y al contrario; se desdibuja día con día y las esperanzas de unidad se estrellan con los intereses de sus líderes.
También, habría que decirlo; la izquierda en México no es gobierno, porque “No despierta el México Bronco”.
Fraude electoral en 1988, irrupción zapatista en 1994, fraude electoral de nueva cuenta en el 2006. El país sacó al PRI de Los Pinos, llegó la derecha con el PAN a la presidencia nacional con grandes expectativas nacionales e internacionales sobre nuestro futuro como país; pero el PRI regresó de nuevo y todo se sigue descomponiendo.
La derecha ha llegado a la presidencia y a la izquierda le ha sido arrebatada esa oportunidad.
A veces hemos estado cerca de ese “México Bronco” como dijo Porfirio Díaz cuando partía hacia el exilio y luego lo repitió el último de los grandes democratizadores de la vida nacional, Jesús Reyes Heroles.
Pero ese peligro rápidamente se conjura.
Caos en Tuxtla, en todo Chiapas y nos parece el fin del mundo. Y claro, nos jode la vida. Eso es cierto. Caos en Ciudad Juárez, Tijuana, Tamaulipas, Acapulco, Michoacán, etcétera por la violencia del narcotráfico.
Y las tragedias nacionales de la Guardería ABC, de Ayotzinapa, de las torturas, de los secuestros, las extorciones, la inseguridad, las ejecuciones, de la desaparición de personas por la guerra gobierno-narcotraficantes o por la pugna entre grupos de narcos por las rutas del trasiego. Y como cereza en el pastel de nuestras desgracias, la corrupción y la impunidad de nuestra clase política.
Y sin embargo, el “México Bronco” no despierta.
O tenemos mucha cultura cívica, tolerancia o ya nos acostumbramos a la barbarie diaria. O nos ilusionamos rápido con el cambio y luego lo olvidamos, o tampoco estamos dispuestos a hacer sacrificios personales por el bien común.
O todas las cosas juntas.
¿No hemos tenido guerrilla desde los años 70 como muchos otros países latinoamericanos?
¿No nos estalló “la conciencia nacional” con los más olvidados de la patria, se apostó por la descomposición del régimen y seis años después ganó el PAN, es decir la derecha política?
¿No hay guerrilla todavía en Chiapas, Guerrero y Oaxaca?
¿No existe la resistencia de Atenco y la del pueblo de Cherán?
Probablemente -digo así porque no soy el dueño de la verdad y porque también porque tal vez no sea la única razón- el México Bronco no despierta porque ningún movimiento de carácter anti sistémico ha tenido la característica de ser nacional. Algunos tal vez sí, pero no lo han sido por mucho tiempo.
Incluso el movimiento magisterial, con todo y sus errores; con toda la razón que tengan de resistir el embate gubernamental; no logra toda la simpatía de todas las bases, ni de toda la opinión pública.
Tal vez les falle el método de lucha. Porque los bloqueos afectan a terceras personas y porque la suspensión de clases para presionar al gobierno atenta contra la esencia del apostolado educativo que es la enseñanza en el aula. Y porque las luchas de resistencia han evolucionado a otros métodos, pero tal parece que los maestros se sienten cómodos con las marchas, los bloqueos y las suspensiones de labores.
El México Bronco no llega “porque el país no pasa de marchas, marchas, bloqueos y más bloqueos”, me dijo un amigo.
Absolutamente cierto.
El sistema político mexicano te aplasta cuando le conviene, te tolera cuando así lo exigen las circunstancias y negocia para sobrevivir cuando se siente en peligro.
La vida política nacional está diseñada por sectores. Así lo hicieron los primeros priistas, desde Calles que aglutinó a los caudillos de la revolución, que impuso el Maximato y con Lázaro Cárdenas.
Nada junto. Todo separado. Ello facilitó las negociaciones políticas. El mismo PRI está conformado por sectores; el campesino, el popular y el obrero. El PRD por tribus.
Divide y vencerás o más vale tener un problema chico que uno grande.
A ello habrá que agregarle el hecho de que somos un país de mucha desigualdad y por lo tanto los intereses de las mayorías son diversos. No todos en el país somos pobres como para que la inmensa mayoría se indigne.
Muchos solo cuidan sus intereses, como lo hacen la clase empresarial y la política.
Por ello, el sistema político nacional está estructurado para que no aparezca el “México Bronco”. Pero aunque parezca una contradicción, solo la aparición del “México Bronco” hará posible el cambio. El sistema político lo sabe porque se diseñó para evitar la aparición del México Bronco.
Quien mejor lo definió fue Fidel Velázquez con una de sus frases históricas: «A balazos llegamos al poder y sólo con balazos nos van a sacar».
En ese sentido, hoy los tiempos son otros. Los agravios del poder y del sistema político son varios y serán más. Habrá más Ayotzinapas, Guarderías ABC, desapariciones y ejecuciones y al país le volverá a doler todo.
Pero siempre hay una sola constante que se repite y es la única oportunidad para evitar la aparición del México Bronco y la violencia generalizada; esa constante son las elecciones.
Solo en torno a las elecciones -presidenciales por supuesto- se puede articular un movimiento de alcance nacional. #YoSoy132 y las candidaturas ciudadanas son esfuerzos pioneros en ese sentido.
Y puede ser en varios sentidos; llamando al voto, no votando para restarles representatividad a los candidatos oficiales o votando masivamente por -y esto es importante- por un solo candidato.
Ese es el sentido de una sola candidatura independiente. Y además que deberá ser ciudadana.
Si seguimos construyendo ciudadanía, el “México Bronco” no despertará, no habrá tanto sacrificio humano como el que tuvieron que sufrir en El Salvador y otros países latinoamericanos. Pero el cambio hacia un México más justo, más igualitario y con leyes efectivas llegará.
Ya no pedimos un gobierno socialista o de izquierda porque supuestamente esos son los gobiernos que ven los intereses de la mayoría. Los tiempos cambian y ahora ese gobierno que transforme México debe ser un gobierno de ciudadanos o un gobierno que no permita la corrupción y la impunidad. Ese es el reto por venir.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
Hasta que el pueblo siga apático, la crisis seguirá en aumento, debe haber un frente común para el bien del país, el futuro es un panorama incierto.
El pueblo es el que manda y paga, como en Guatemala y Brasil.