Bajarse de la bici, es la solución (temporal)
Gracias a la creciente penetración del internet y conectividad de las personas, ahora sabemos más y con mayor velocidad, lo que ocurre en los sitios donde no nos encontramos. Es lamentable leer cada vez más noticias sobre ciclistas y peatones atropellados, o accidentes automovilísticos. Las muertes y discapacidades ocasionadas por accidentes viales son un creciente problema de salud pública, no solo por la pérdida de vidas humanas, sino por los altos costos económicos que representan para el sistema de salud, y sociales para las familias de los siniestrados.
Las estadísticas oficiales declaran un ligero pero constante incremento en la tasa de accidentes viales por viajes realizados, y 2 de cada 3 ocurren en las ciudades. Cada vez que emerge una noticia sobre accidentes viales, especialmente cuando hay pérdida de vidas humanas, se levantan con ella la polémica en la designación de las culpas y los juicios de responsabilidades; polémicas que generalmente no vienen con una propuesta sólida, y nunca con una acción propositiva.
En años recientes, cada vez que un ciclista urbano es atropellado (y generalmente cuando pierde la vida), los grupos ciclistas en las ciudades colocan en alto una bicicleta blanca que busca ser más que un monumento al duelo, un recordatorio a los automovilistas sobre el uso compartido de las vialidades. Aunque el movimiento de las “bicicletas blancas” nació hace muchos años, es cada vez más popular y más usado como una demostración de protesta para visibilizar las condiciones de inseguridad de los ciclistas, sin embargo poco ha pasado después de colocarlas.
Llenaremos la ciudad de bicicletas blancas si los promotores del ciclismo urbano no se bajan de la bicicleta y se sientan en la mesa a hablar con automovilistas, con usuarios del transporte público, con peatones para generar propuestas y demandas. Mientras esto no suceda, el tema de la seguridad vial seguirá entendiéndose y abordándose desde una perspectiva sectorizada y unilateral, que derivará en acciones sectorizadas y unilaterales que quizá den respuestas a unos, pero generando conflictos a otros.
Las respuestas a problemas multifactoriales deben venir a partir de propuestas de grupos multisectoriales, que involucren las visiones, opiniones, propuestas y respaldo de todos ellos y es ahí donde las redes sociales pueden jugar un papel fundamental en la resolución de los problemas logísticos que representa hacer dichos ejercicios de reunión y consenso hacia la elaboración y presentación de propuestas para garantizar el tránsito libre y seguro de personas y bienes.
Cada vida humana perdida en accidentes viales, no debe limitarse al debate y juicio sobre culpabilidades, porque además de ser una prueba de la incapacidad del gobierno a generar condiciones seguras para movernos, un recordatorio para la sociedad sobre nuestra incapacidad de demandarlas.
En momentos en que la capital chiapaneca gasta millones de pesos de recursos públicos en la actualización de un programa de desarrollo urbano (causante en gran medida de la necesidad de viajes por el uso y destino del suelo asignado) y la elaboración de un plan integral de movilidad (documento que busca diagnosticar y dar soluciones a los problemas de movilidad), los grupos interesados en seguridad vial deben hacer cada vez más la voz y asegurarse de ser oídos.
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