Nueva dirigencia panista, más Verde que azul

Don Paulino Aguilar Paniagua fue dirigente del PAN en Chiapas por muchos años, porque pocos deseaban cargar con los problemas que significaba organizar a un verdadero partido de oposición en la entidad.

Más que un político, don Paulino era un predicador de la democracia y si estaba en el PAN era porque no había otro partido que cuestionara al gobierno y al mismo tiempo aceitara los engranes para lo que consideraba sería la llegada de una democracia plena.

Para mantener a la pequeña estructura blanquiazul, don Paulino debía pagar con su dinero las facturas de teléfono, agua, luz y renta.

La primera derrota, lo supo, fue cuando los delegados de Acción Nacional aceptaron recibir apoyos económicos del Estado. Las rifas, las colectas y las aportaciones voluntarias de sus militantes se acabaron.

Inició entonces una disputa por colocarse en algún puesto burocrático del partido, porque significaba obtener ingresos, colocarse en una posición política y lograr, acaso, un cargo en la administración pública.

El proceso para elegir la dirigencia del PAN (2016-2019), que culminó anoche, está marcado por ese golpeteo permanente que viven los militantes blanquiazules, y agravada, en esta ocasión, por la participación de gobierno del estado de Chiapas que apoyó a Jeanette Ovando Reazola, la ganadora.

No es raro que esto haya sucedido. De hecho, en los últimos 15 años Gobierno del Estado ha controlado las elecciones de la dirigencia blanquiazul con el propósito de colocar a sus incondicionales.

En esta elección tampoco había mucho para dónde hacerse, y hasta es raro que el gobierno solo haya impulsado a una sola candidata, cuando lo usual es que para no errar el tiro, todos pertenezcan a su manada.

Así este PAN moderno, enmohecido y pervertido, que por errores como éste, podría hasta perder el registro en Chiapas, porque se conjuga con la zigzagueante  y fallida dirigencia de Ricardo Anaya.

No deja de sorprender, sin embargo, que un partido que nació para promover la democracia y ser una alternativa ante el PRI, se convierta en su aliado principal y permita que se le controle desde el Verde palacio estatal.

La nueva dirigencia panista, más que estar marcada por el color azul tradicional del PAN, está pringada por el Verde pasto y tucanesco del peor partido de México, y eso que existen el Panal, Mover a Chiapas y Chiapas Unido.

Los tiempos de don Paulino en el PAN estuvieron marcados por la unidad, el apoyo incondicional al partido y un misticismo ya extraviado. Ahora son los tiempos del enfrentamiento, el cochupo y la subasta abierta y descarada de un PAN en descomposición.