Geografía y conocimiento

Una de las grandes carencias educativas del país se encuentra en la geografía. Conocimiento que trasciende la repetición de las capitales de países, casi lo único que los infantes mexicanos aprenden de una disciplina fundamental para reconstruir el pasado de la humanidad pero también su presente.

La geografía habla de la tierra, de las sociedades y las conformaciones políticas. Igualmente aborda el devenir y actuar de los seres humanos en el mundo habitado y de los intereses que se definen o redefinen a la hora de plantear conflictos, invasiones o políticas económicas, por sólo citar unos ejemplos.

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Tal falta de conocimientos implica desventajas a la hora de asimilar realidades históricas y su devenir hacia la actualidad. Por ejemplo la geografía permite saber cómo las grandes potencias que en el mundo han sido, y lo siguen siendo, se esfuerzan en utilizar los datos geográficos como un arma, La geografía: un arma para la guerra, como tituló una de sus obras el destacado geógrafo francés Yves Lacoste. A partir de esta obra la geopolítica se convierte en referente constante, aunque en muchos casos se desconozca de qué se está hablando y cuáles son los argumentos que se esgrimen para señalar las relaciones de poder inscritas en decisiones geográficas.

Ninguna potencia en el mundo, a pesar de las diferencias tecnológicas que existan con el presente, desmereció tal disciplina. Desde los conflictos antiguos hasta las guerras contemporáneas la geografía ha ocupado un lugar fundamental a la hora de planificar invasiones y batallas, así como el transcurso de las mismas. Sólo hay que pensar en la importancia que le otorgó el Tercer Reich de Hitler, con destacadas figuras como la de Karl E. Haushofer, militar y geógrafo que hizo hincapié en la geopolítica en sus estudios y publicaciones, además de ser fundador del Partido Nacionalsocialista al que se incorporó Hitler. Sus ideas fueron, por supuesto, de indudable estima para la expansión alemana que dio paso a la Segunda Guerra Mundial. Otra figura embelesada por la geografía y la geopolítica fue el dictador Augusto Pinochet, lector voraz como lo fue Hitler.

La mención a estos dictadores no tiene mayor intención que significar la importancia que para el ejercicio del poder ostenta la disciplina geográfica, al mismo tiempo que permite analizar aspectos tan fundamentales del vivir cotidiano como es la actual caída de los precios del petróleo. Tal vez una mayor atención de chicos y grandes a este conocimiento permitiría hacer mejores y más puntuales análisis de conflictos bélicos y de los intereses económicos que se mueven tras acciones que parecen simples o producidas por desatados imperialistas ignorantes. Estos últimos no dudo que existan, pero no todo el poder es arrebato individual, y es ahí donde datos e informaciones reflexivamente analizadas juegan un papel de primer orden en el escenario mundial.

 

 

 

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