Definición de limón

Imagen: www.theantiquarium.com

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Hay que recordar que la palabra aparece después que el concepto. La Biblia dice que primero fue El Verbo. Lo cierto es que primero fue la creación del Universo y luego apareció el cúmulo de palabras que hoy designan ese universo. Antes que la palabra Dios estuvo Él y después que la palabra Dios desaparezca para siempre de la faz de la Tierra, Dios seguirá hasta el infinito. La palabra nunca alcanza a designar el concepto.

Así pues, una palabra tan sencilla como limón apareció después que dicho fruto surgió. Acá no puede haber duda, nadie podrá jugar con decir si primero fue el huevo o primero la gallina. Por supuesto que siempre fue primero el fruto; primero el Sol; primero las galaxias; primero Dios.

Por lo tanto, todo aquél que dice que no existe lo no nombrado ¡se equivoca!

El fruto existe aun cuando la palabra esté extraviada. El tío Eusebio tuvo doce hijos (once varones y una niña), tal proliferación filial provocó que, a veces, el tío olvidara el nombre de uno de ellos (era imposible que olvidara el nombre de su única hija). Cuando necesitaba que los hijos ayudaran a cargar los bultos de café los nombraba, pero había un instante en que dudaba y decía: “Tú, ¿cómo chingado te llamas?, ven a ayudar”.

En Comitán es proverbial el ejemplo del señor que en una finca, igual que el tío Eusebio, tuvo doce hijos; para no equivocarse los “numeró”. Así jamás olvidó el nombre de cada uno de ellos. Nunca estuvo seguro quién era el diez ni quién el cuatro o el doce, pero siempre supo llamarlos por sus nombres. Cuando algún maldoso le preguntaba si tendría otro hijo, él tocaba madera y, muy serio, decía: “No, porque el número trece es de mala suerte”.

Así pues, imaginemos que la palabra limón desaparece. De inmediato desaparecería la limonada, pero no así el fruto. El fruto seguiría creciendo al lado de la flor de azahar, de un árbol que ya no se llamaría limonero, pero que igual que el limón seguiría creciendo por todos los valles de Chiapas. ¿Lo que no se nombra no existe? Falso. Si la palabra universo desapareciera el universo seguiría muy campante, lo mismo (ya se dijo) pasaría con Dios. Si la palabra se perdiera Él seguiría existiendo en toda su potestad y magnificencia.

¿Qué es entonces un limón? Un limón es el fruto que sirve para ejemplificar la banal importancia del lenguaje. ¿Por qué se usa la palabra limón? Ah, porque tal palabra, igual que el fruto, es una palabra agria. Cuando un sicólogo dice al paciente que imagine un limón (a través de pronunciar la palabra) y le pide que, de botepronto, diga qué le produce, el paciente pone cara de limón agrio y dice que piensa en algo desagradable, piensa en su estómago sometido a los ácidos que queman sus tripas.

La limonada, los lectores estarán de acuerdo, es la mentira más grande que ha inventado el hombre, porque el ácido se contrarresta con el azúcar o con la miel. ¿Quién es la persona que acostumbra tomar una limonada bronca?

Si en este momento, por un hechizo, todos los diccionarios se quedaran sin la palabra limón y, por consecuencia lógica, las generaciones futuras no la encontraran y no supieran cómo designar el fruto que crece al lado de la olorosa flor de azahar, el fruto seguiría existiendo sin mayor complicación.

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