Televisa y el arte de construir realidades a modo
Televisa y el arte de construir realidades a modo
Luis Fernando Bolaños Gordillo[1]
Forjadora o distorsionadora de conciencias, conocidísima y extendida en todo el continente, autoelogiada y vituperada, Televisa es, a pesar de su importancia, una enorme desconocida. Todos vemos, y aplaudimos o censuramos, su programación cotidiana. Todos padecemos o nos beneficiamos, según sea el caso, de la soberbia y oportunidad de Zabludovsky, de la falsa modestia de Raúl Velasco, de los artistas, conductores, hombres y mujeres-espectáculo que Televisa forma, promueve y, cuando quiere, desplaza y relega al olvido. Todos presenciamos, quién más, quién menos, el futbol, los festivales, el cine, la programación de Televisa. Todos la vemos pero escasamente la conocemos.
Esto fue escrito en 1985 por Raúl Trejo Delarbre, en la presentación del libro Televisa: el quinto poder, en el que participaron Fernando Mejía Barquera, Florence Toussaint, José Luis Gutiérrez Espíndola, Fátima Fernández Christlieb, Carola García Calderón, Alberto Rojas Zamorano, Humberto Musacchio, Patricia Ortega Ramírez y Leticia Argüelles Romo, quienes describieron la mezquindad que ha caracterizado históricamente a dicha empresa que no tiene empacho alguno en mostrar su filiación priísta y su capacidad de distorsionar la información.
Televisa, como bien lo apuntó Trejo Delarbre, es poderosa pero no escapa a los cuestionamientos en cuanto a cómo logró acumular un poder tan notorio que se manifiesta en una audiencia tan vasta que consume a destajo una programación vulgar, frívola y superficial que se concreta en telenovelas de poca calidad, noticiarios tendenciosos, telerevistas matutinas, chismes del espectáculo, el omnipotente futbol nacional que promueve las identidades más bizarras, repeticiones de series norteamericanas pasadas de moda en su contexto original, películas de medio estreno, comedia barata y, en fin, contenidos que violan de manera permanente la Ley Federal de Radio y Televisión.
Dicha empresa de Estado, como generalmente suelo calificarla desde lo académico, forma opinión pública a modo, y recuerdo perfectamente la campaña de descalificación hacia Andrés Manuel López Obrador en su candidatura presidencial en 2006, cuando fue exhibido como un Peligro para México. En ese entonces el ahora exmandatario Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, no figuraba en las preferencias de la ciudadanía y su triunfo fue cuestionable. Los criterios ideológicos que distinguen a esa empresa van paralelos al posicionamiento permanente de un priísmo decadente, desdibujado, cínico, inoperante, corrupto y saqueador que, sin embargo, sigue siendo la principal fuerza política del país.
Esto propicia actos tan pintorescos como imponer a Carmen Salinas como diputada federal plurinominal pese a los rechazos y burlas que minorías inconformes hacen en redes sociales o posicionar líderes de opinión de cartón. El paso histórico de Televisa está marcado por su fomento a la ignorancia, el conformismo, la legitimación sutil de las fuerzas armadas como elementos represivos, el fortalecimiento de un pensamiento católico estancado en el tiempo, la instauración de un confort social bajo la sombra de telenovelas y futbol, así como la propagación de identidades muy alejadas del pensamiento crítico.
Esa televisora ha llegado a tal cinismo que el análisis o las opiniones ya no quedan solamente a cargo de sus conductores estelares de noticias o especialistas invitados, sino que se hacen a través de los conductores de cualquier tipo de espacios, como el lamentable y desafortunado “análisis” hecho en el infumable programa Hoy por la ahora vituperada Andrea Legarreta que intentó quitar la preocupación a millones de compatriotas sobre la estrepitosa caída del peso frente al dólar.
La memecracia, implacable como siempre, no se hizo esperar y la conductora fue calificada desde el humor negro como una “experta” que podía dar cuenta lo mismo de economía, política y cualquier tema que se le pusiera enfrente al igual que la cantante Yuri en los promocionales del apagón analógico que más que explicar el asunto fomentaban una especie de preocupación para hacer cola y recibir una televisión del programa Mover a México, suscribirse a un canal de paga o conformarse con un receptor obsoleto destinado a ser un adorno más de millones de hogares.
Es por la falta de bienes culturales o el fomento de la lectura, que personajes como Andrea Legarreta se vuelven “entrañables”, “queridos” y “admirados” por millones de personas que tienen más familiaridad con la pantalla chica que con un libro, pero en esta ocasión esa identificación se fue por la cañería. Rara vez borro a un contacto del Facebook y en cierta ocasión lo hice –y no me arrepiento- cuando un colega formador de comunicólogos, se refirió a dicha conductora como una gran señora y ejemplo a seguir, lo que no cuadra mucho con el fomento que hay que hacer del pensamiento crítico.
Afortunadamente, la opinión pública mexicana rechazó el profundo análisis hecho por esa conductora y en redes sociales fue calificada literalmente como pendeja y títere del sistema, lo que pone de manifiesto que esas minorías críticas que comienzan a tomar fuerza hayan evidenciado el trasfondo del asunto: la necesidad del gobierno federal de limpiar su imagen en el recrudecimiento de la crisis económica, la estrepitosa caída del peso, la crisis petrolera y otros aspectos más que son más bien producto de errores gubernamentales sumados a una corrupción e impunidad que ya no tienen límites.
El asunto es que no fue Andrea Legarreta la que pensó en hacer esa aclaración durante su conducción, es el gobierno federal el que lo hizo a través de ella pensando que millones de amas de casa tuvieran la conciencia de que las causas de su pobreza vienen del exterior, que papá gobierno está haciendo las cosas bien, que Peña Nieto es un tipo bien intencionado y que todo cambiará cuando las economías de otros países se normalicen. Tras las críticas y burlas recibidas en redes sociales, la trabajadora de Televisa intentó justificarse a través de su Twitter, cuyo comentario fue borrado a pocos minutos de ser emitido.
También hay que resaltar la falta de inteligencia – esto no es un chiste más en torno a los atributos del presidente- de quienes están a cargo de la comunicación social o relaciones públicas del gobierno federal en cuanto a diseñar un mensaje efectivo y canalizarlo a través de otro espacio televisivo. En su ignorancia sobre asuntos económicos, la señora Legarreta sostuvo que lo que pasa con la economía mundial, tiene que ver con lo que sucede con la economía china lo que me genera dudas sobre si fue una ocurrencia de ella para contextualizar su burdo comentario o si recibió línea para desprestigiar de paso a ese país y achacarle sutilmente la culpa de la caída de nuestra moneda.
Quizá quienes pensaron en esa estrategia confiaron en que la omnipresencia de la televisora y las características de ese espacio matutino, serían suficientes para calmar las preocupaciones de millones de personas y limpiar la imagen de Enrique Peña Nieto que en solo tres años de gobierno ya ha alcanzado los índices de inflación sumados por los gobiernos de Ernesto Zedillo y de Vicente Fox y aún falta lo peor.
Por el contrario, las medidas económicas propagadas desde 2015 aún no se visibilizan y la reducción de las tarifas eléctricas, la eliminación de los “gasolinazos”, la eliminación de la larga distancia nacional, entre otros, no se reflejan en el mejoramiento de la calidad de vida de millones de compatriotas que aparte de sufrir desempleo, elevación de costos en los impuestos, políticas fiscales que impiden el crecimiento de las pequeñas y medianas empresas, tienen que lidiar con la inseguridad, la violencia generalizada y los embates del crimen organizado. Peña Nieto necesitaba urgentemente un re-posicionamiento tras desdibujarse en su tercer informe de gobierno multipromocionado por Televisa y, lejos de eso, su aceptación social bajó notablemente, y en esto influyó notablemente la tercera fuga de Joaquín Guzmán y el reallity show de su recaptura. CNN en México se refirió así sobre la caída de la aprobación hacia el mandatario:
“La aprobación del presidente Enrique Peña Nieto cayó a su nivel más bajo desde que inició su mandato, pues una encuesta del diario Reforma mostró un desplome al 34% en la aceptación ciudadana, mientras que entre “líderes de opinión” descendió al 15%. Además, la calificación que le dieron al presidente en una escala del 0 al 10 también tocó su nivel más bajo: la mayoría de los ciudadanos le dio una calificación de 4.7, mientras que entre personas consideradas por el diario como líderes bajó a 3.3”.
Es probable que el desprestigio del cacofónico Joaquín López Dóriga, Carlos Loret de Mola y Adela Micha, el que propició que se buscara otro espacio para trasmitir un mensaje que limpiara la imagen del gobierno federal. Televisa se desnudó a sí misma ya que en vez de utilizar sus noticieros lo hizo a través de una telerevista matutina, lo que pone de manifiesto que está consciente de la falta de credibilidad de sus conductores estrellas de noticias.
No fue Andrea Legarreta la que quedó en ridículo, fue la empresa en su conjunto tomada de la mano con el gobierno federal y el PRI y, con base en lo anterior, puedo afirmar que se les agotaron sus recursos comunicacionales. Este lamentable hecho puso en estado de coma su capacidad de persuasión y esas instancias tendrán que buscar nuevas estrategias. Siendo México tan surrealista, que no nos extrañe si en el transcurso de estos días algún futbolista de renombre nos regale su análisis económico o bien se hagan análisis globales en la escena de alguna telenovela o bien el milagro económico se construya con la ayuda del vientecillo de La Rosa de Guadalupe.
Algo que llamó mi atención durante la revisión de memes, posts en Facebook o notas de prensa, es que prácticamente no salió a la luz en este show televisivo el nombre del dueño de la televisora, y eso me motivó a pensar si cuando Andrés Manuel López Obrador se refería al “innombrable”, hablaba de Carlos Salinas de Gortari o de Emilio Azcárraga Jean. La memecracia acusó y sentenció a la conductora más no al empresario, al priísmo y al gobierno federal en su conjunto, lo que la pone hasta el momento como una chiva expiatoria en el asunto al ser dejada a la deriva ante una opinión pública que exige una mejor explicación de las condiciones económicas del país.
Considero que poco o nada cambiará, Andrea Legarreta continuará en su espacio matutino, la economía seguirá cayendo, el peso perderá cada vez su valor, la calidad de vida de familias empeorará, China tomará sus propios caminos económicos, la sociedad mexicana seguirá legitimando los contenidos de esa televisora y a la ardidocracia no le quedará de otra que compartir sus desgracias a través de los memes en redes sociales que hasta el momento solo sirven para olvidarnos de manera alternativa y divertida de nuestra desgracia.
Referencias
CNN en Español (2015). Peña Nieto cae al nivel de aprobación más bajo de su gobierno: encuesta. Recuperado de http://mexico.cnn.com/adnpolitico/2015/07/31/pena-nieto-cae-al-nivel-de-aprobacion-mas-bajo-de-su-gobierno-encuesta
Trejo Delarbre Raúl (2011) Panorama de la comunicación en México. Bajo el imperio de la televisión. Revista Infoamérica. Recuperado de http://www.infoamerica.org/icr/n06/trejo.pdf
Trejo Delarbre Raúl (1985). Televisa: el quinto poder. Claves Latinoamericanas. México.
[1] Profesor e Investigador de Tiempo Completo de la Licenciatura en Comunicación Intercultural de la Universidad Intercultural de Chiapas; forma parte del Cuerpo Académico Lenguas y Discursos Culturales en la Frontera Sur y trabaja temas sobre culturas juveniles, diversidad cultural y contracultura; Doctor en Ciencias Sociales y Humanísticas por el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
No comments yet.