Papa Francisco en Chiapas, oportunidad para la reivindicación
Ahora que el Papa Francisco visita Chiapas, y en particular San Cristóbal de Las Casas, conviene tener presente la historia colonial y la dominación impuesta a los indígenas en nombre de la evangelización.
La Bula que el Papa Alejandro VI emitió el 3 de mayo de 1493, concedió a los reyes católicos “las tierras que descubrieran” y dotaba, a la vez, de legitimidad el dominio de España sobre las Indias. Sin embargo, tan pronto los españoles llegaron a nuestras tierras y comenzaron el proceso de dominación, explotación y evangelización, los reclamos sobre los métodos de conquista no se hicieron esperar.
Aunque el objeto de la conquista se suponía era la evangelización, muy pronto el objetivo quedó en duda. Los invasores eran insaciables. Para aprovechas las riquezas naturales de las tierras recién descubiertas y despojadas por ellos, sometieron a una dura explotación a los indígenas, mediante trabajos obligatorios o voluntarios en apariencia, y mediante el pago de tributos. Los estragos fueron devastadores. Se ha llegado a mencionar que el territorio actual de México estaba poblado por alrededor de 25 millones de personas antes de la llegada de los conquistadores. Cien años después de la invasión, hacia 1650, se contaban 1, 750, 000 indios, sobrevivientes de las epidemias, la esclavitud, la encomienda y el mal trato recibido.
A partir de esta inhumana situación, Fray Bartolomé de Las Casas planteó que la conversión y evangelización de los indios solo podía darse por medios pacíficos, usando la retórica, contrario a lo que sostenía el intelectual del gobierno colonial, que las guerras hechas por los españoles contra los indios eran justas puesto que los indígenas eran inferiores a los españoles.
Los reclamos del entonces Obispo de Chiapa, que cuestionaban la relación de dominación impuesta a los indígenas todavía alcanzan eco, puesto que las mismas subsisten acomodándose a los tiempos actuales. La diferencia es que hoy en Chiapa, los indígenas se defienden solos. No obstante, la visita del Papa, lejos de anunciarse con tanto derroche, y representar la fiesta y algarabía con que se le espera, debería también mover a la reflexión, análisis y atención de los indígenas y sus (ignorados) derechos.
Más allá de la importancia que la visita tiene para los feligreses de la iglesia católica, no puede ignorarse el simbolismo que representa su presencia en San Cristóbal de Las Casas, lugar desde donde el primer Obispo llevó a cabo su defensa de los derechos indígenas frente al poder dominante, lugar que también ha sido escenario de las más grandes luchas y manifestaciones por la reivindicación y respeto de los derechos indígenas.
Creo que una mejor actitud del Papa, y de la Iglesia, sería la humildad y el mea maxima culpa, con relación a la responsabilidad histórica que la Iglesia tiene en la explotación y dominación de los pueblos indígenas, y si no es capaz de aceptar tal responsabilidad, debiera, al menos, utilizar la fuerza de su presencia política para que los gobiernos cesen el despojo de los territorios indígenas y reconozcan los derechos básicos de los pueblos indígenas.
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