El simbolismo de la visita del Papa Francisco a México

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El día esperado por fin llegó; finalmente el Papa Francisco arribó a México e hizo una escala en Chiapas.

Es cierto que muchos esperaban que conociendo su proverbial falta de apego a las normas protocolarias y su perfil jesuita; durante su visita a México se pronunciara con firmeza contra la corrupción, la delincuencia organizada, recibiera a los padres de las víctimas de Ayotzinapa, señalara a los corruptos; se indignara con los problemas de migración, hablara de la falta de empleo que sume en la pobreza a muchos mexicanos

En relación a los asuntos de la Iglesia Católica mexicana se esperaba que Bergoglio se pronunciara contra los abusos -documentados de Marcial Maciel, los casos de pederastia en nuestro país y en mucho otros más y del alejamiento de la jerarquía eclesiástica del pueblo, acercándose a los poderosos del país.

A falta de un día -hoy- para concluir su visita a México con eventos en Ciudad Juárez; el Papa Francisco ha -de alguna manera- tocado casi todos los temas sensibles de la agenda política mexicana y de la alta jerarquía católica nacional.

En Chiapas se refirió a “los mareados por el poder”, pidió que hagan un acto de conciencia y aprendan a decir: “perdón” a esos “pueblos incomprendidos y excluidos de la sociedad, a los que algunos han considerado inferiores sus valores, su cultura y sus tradiciones”.

Es decir el Papa Bergoglio dio directo en el blanco de dos asuntos no solo chiapanecos, sino también mexicanos: la frivolidad de nuestra clase política y la deuda histórica con los ciudadanos doblemente vulnerables de nuestro país –por ser pobres y por ser indígenas-; los pueblos originarios.

En Michoacán pidió a los jóvenes no ser mercenarios ni víctimas del narcotráfico porque dijo que “es mentira que la forma de ser joven está en las manos del narcotráfico o en manos de quienes hacen el mal”.

Incluso en un encuentro improvisado con niños les dijo: “Nunca se dejen pisotear por nadie. ¿Está claro?”.

De esta manera; como usted lo interprete: sibilinamente, veladamente, con lenguaje suave, de manera indirecta o diplomáticamente; el Papa Francisco hasta el momento si ha tocado los temas sensibles de la agenda política nacional.

O sea, las cosas en el país no están como para ocultarlas y tener éxito en esa empresa. Tenemos tanta debilidad institucional que pocas cosas del país están como para presumirlas.

Tenemos -aparte de esa debilidad institucional, porque podríamos ser un país con instituciones débiles y ciudadanos engañados- tanta indignación social que en Morelia, antes del arribo de Bergoglio; seminaristas y ciudadanos organizaron un conteo en honor de los 43

estudiantes de la Normal de Ayotzinapa desaparecidos en Iguala, Guerrero.

El hecho demuestra la vitalidad de una iglesia católica mexicana que a veces -varias- es y ha sido retrógrada y otras veces progresista, pero siempre protagonista del acontecer social y político de nuestro país.

Hechos sobran y hay activismo católico de izquierda y derecha.

Por ejemplo la documentada actuación de “El Yunque” en México y el panismo radical.

En el otro extremo del espectro político, el Centro de Derechos Humanos Fray Bartolomé de las Casas fue fundado en 1989; mientras que la Comisión Nacional de Derechos Humanos nace por decreto en 1990.

Y muchos activistas laicos formados por la iglesia católica, encabezan la defensa de los derechos humanos en muchas partes de México.

Esta dicotomía católica está presente en México y seguramente el Papa Bergoglio la sintió. Es obvio que no trae las soluciones a los problemas mexicanos, pero con su vista demuestra que está atento y pendiente de lo que ocurre en el país.

Y es que México se transforma y seguramente el jefe mundial del catolicismo quiere que su iglesia sea parte de la transformación del país.

Me explico y doy mi humilde opinión del trasfondo de la visita de Bergoglio a México:

El país está indignado, agraviado y lastimado por su clase política; en ese sentido; en México hay dos clases de iglesia católica y las dos son activas políticamente hablando; una -la de la alta jerarquía- haciendo política con las élites. Pero otra, haciendo activismo social desde abajo.

En San Cristóbal de las Casas el Papa Feancisco protagonizó un hecho por demás simbólico al orar junto con Monseñor Raúl Vera -quien por cierto consigna la prensa argentina que acompaña al Papa a todas sus “paradas”- frente a la tumba del Obispo Samuel Ruíz y

precisamente ese hecho simbólico es lo que a mi humilde entender es lo que hay que rescatar políticamente hablando de -lo que va- la visita del Papa a México y Chiapas.

El acto ante la tumba de Samuel Ruiz y el hecho también de que de ahora en adelante ya se pueda oficiar misa en las lenguas indígenas.

Con esos dos actos simbólicos, Bergoglio revivió la llama de la Teología de la Liberación en México y de la opción preferencial por los pobres; probablemente pronto esa corriente vuelva a revitalizarse de ahora en adelante en toda américa latina.

Pero el acto no es de a gratis ni responde solamente a cuestiones ideológicas; también tiene que ver con asuntos prácticos: es decir todos nos quejamos de los problemas de México, pero Venezuela, Brasil y un largo etcétera de países latinoamericanos están igual o peor que México.

En muchos de ellos la corrupción es rampante, y las protestas están a la orden del día.

¿Qué pasaría si en México o en el resto de Latinoamérica prende una especie de “Primavera Latinoamerica?

¿Del lado de quien estaría la Iglesia Católica?

¿Seguirá valiendo la pena estar del lado de los poderosos y las élites, cuando la corrupción obstaculiza el desarrollo nacional y la comunidad internacional comienza a señalarnos?

¿Transformando México desde abajo o con los de arriba?

Es solo la hipótesis de un servidor.

Pero acordémonos que la Iglesia Católica prácticamente inventó las relaciones diplomáticas y es una organización activa en la vida política nacional en todos los niveles.

Con la visita de Bergoglio y el acto simbólico a la tumba de Samuel Ruiz se abren esas dos posibilidades para el futuro político y social de México.

Por lo pronto el clero progresista, que fue perseguido, difamado, atacado, ha sido reivindicado, también la figura de Tatic Samuel Ruiz y más de veinte años después de la irrupción zapatista, ojala la agenda de los derechos indígenas vuelva a estar en el centro de los temas emergentes mexicanos.

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

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