El Chiapas que visitará el Papa Francisco
Muchas cosas han cambiado desde que un Papa de la Iglesia Católica visitara Chiapas por primera vez. Pero también muchas cosas siguen igual o peor en el estado.
En Mayo de 1990 Juan Pablo II visitaba por primera vez Chiapas, en el contexto de su visita se suscitó un avionazo en el antiguo aeropuerto de Terán, donde fallece el Obispo de Tapachula Luis Miguel Cantón.
En ese entonces México reportaba un catolicismo del 89 por ciento.
Diez años después la cifra bajaba al 88 por ciento. Pero datos del INEGI al 2010, refieren que la cifra de católicos mexicanos es del 82.7 del total de la población. Es decir la tendencia del catolicismo en México es hacia la baja.
Al 2010 casi el 94 por ciento de la población de Guanajuato se declara católica, en contraparte, Chiapas es el estado menos católico del país. Y sus cifras por mucho contrastan con Guanajuato.
Otra vez datos del INEGI nos indican que el despegue inicia en la década de los años 70s cuando el 91 por ciento de los chiapanecos éramos católicos, para el año 2000 la cifra era de solo el 64 por ciento y diez años después la cifra es de solo el 58 por ciento de población católica en Chiapas.
Adventistas, evangélicos, de la Luz del Mundo, testigos de Jehová, presbiterianos, pentecostales y más recientemente mormones e incluso musulmanes se han asentado en Chiapas a pesar de las tradicionales expulsiones con motivos religiosos de diversas comunidades, sobre todo de la zona de los Altos y cuyo cenit fue de 1970 al año 2000.
Las expulsiones no detuvieron la conversión religiosa chiapaneca y posibilitaron nuevas formas de organización social, sobre todo con la explosión de radios comunitarias.
En el fondo, el efecto no deseado de las expulsiones fue el fortalecimiento de nuevos liderazgos.
¿Por qué nuevos liderazgos?
Porque estos en las comunidades indígenas se sustentaban en el sistema de fiestas y cargos, o sea en las organizaciones tradiciones y la venta sobre todo de alcohol, trastocando con ello el sistema de usos y costumbres.
Incluso en Chiapas la iglesia católica en la región de los Altos se aparta del camino tradicional y abraza la “Teología de la Liberación”.
Es decir, en Chiapas no se puede desasociar liderazgo y religión.
Pero estos liderazgos chocaron con la realidad de una sociedad conservadora chiapaneca.
La clase política local espera con ansia la visita del Papa Francisco porque está segura que su visita reactivará la economía del estado más pobre del país y le demostrará al resto del mundo y de México que en Chiapas la paz social y la tranquilidad reinan en todos los rincones.
Para ello ha tirado la casa por la ventana con estrategias publicitarias que seguramente son millonarias.
Si desde la clase política hay enorme expectativa por la visita del máximo prelado de la iglesia católica.
En la opinión pública estatal también existe expectativa, porque Chiapas está en total efervescencia política aunque la cúpula política no quiera verlo así.
Organizaciones sociales y campesinas, indígenas y de manera increíble también empresarios mantienen bloqueos de carreteras y han tomado las plazas de Tuxtla Gutiérrez y la Plaza Catedral de San Cristóbal de las Casas.
La organización de “Las Abejas” asentada en Chenalhó, afirmó que las organizaciones sociales chiapanecas no salen a protestar aprovechando la coyuntura de la visita del Papa para ser escuchadas como siempre.
Más bien, protestan aprovechando la coyuntura porque en Chiapas existe una crisis humanitaria.
En ese sentido en Tuxtla, decenas de empresarios chiapanecos han tomado la plaza central. Ello para exigir que el gobierno estatal les pague las deudas por venta de productos o servicios desde el gobierno de Juan Sabines Guerrero y parte del gobierno actual de Manuel Velasco Coello.
En un hecho inédito, un funcionario de segundo nivel -pero con poder real- es exhibido con mantas en las principales vialidades del estado, donde los empresarios le exigen page los adeudos estatales.
El asunto contrasta con las declaraciones del ejecutivo estatal durante su tercer informe de gobierno, cuando aseguraba que en Chiapas las finanzas son sanas.
El Papa Francisco encontrará en su visita a Chiapas varias ollas de presión que apenas contienen la indignación local.
Por ejemplo en Oxchuc, después de la rebelión local ante los cacicazgos de una pareja, el Congreso local no cumplió el compromiso de otorgarle la licencia indefinida a la alcaldesa electa, miembro del Partido Verde Ecologista, como era el acuerdo con los inconformes.
Tampoco ocurrió que los legisladores locales nombraran a las nuevas autoridades que sustituirán a la supuestamente suspendida alcaldesa.
En consecuencia, los pobladores de Oxchuc, a horas de la visita del Papa a Chiapas, han decidido bloquear la carretera y anuncian que lo harán por tiempo indefinido.
Si bien es cierto que la clase política estatal espera utilizar a la figura del Papa Francisco para los proyectos políticos futuros, la expectativa es alta referente al discurso papal cuando arribe y encabece actos en tierras chiapanecas.
Todo ello porque el consenso es que el Papa Francisco no es experto en la improvisación política y no siempre sigue al pie de la letra los protocolos diplomáticos.
Como un reflejo de nuestra realidad en donde nuestros políticos viven en el país y en el estado de las mil maravillas, estos no saldrán de dicho esquema y seguramente intentarán tomarse innumerables “selfies” en los eventos y de ser posible con el Papa mismo.
Nuestros políticos intentarán que el Papa vea un Chiapas que no existe, la realidad salta a la vista, pobreza, desigualdad, impunidad, falta de respeto a los derechos humanos, indiferencia ante los reclamos populares y se espera que precisamente Jorge Mario Bergoglio se pronuncie sobre esos temas.
Si lo hace, por primera vez en tres años, una figura de peso político mundial le arrebatará el protagonismo a una clase política que se dedica a la promoción personal de tiempo completo.
Si lo hace pondrá en el centro del debate los temas locales y evidenciará el protagonismo de una clase política que ha demostrado incapacidad y desconocimiento de los temas locales emergentes como lo son los de salud pública, los de violencia de género, los de migración, los de empleo y los de producción.
En pocas palabras, pondrá en evidencia -y de manera mundial- la incapacidad de nuestra clase política para resolver nuestros problemas.
Si Bergoglio es consecuente con su biografía de hablar con la verdad y decirla, Chiapas puede convertirse en escaparate mundial donde se encontrará miseria y un gobierno cada vez más impopular por inoperante y despilfarrador.
Si el país vive una creciente violencia por el narcotráfico y la delincuencia organizada, Chiapas vive en una crisis permanente de pobreza, marginación, desigualdad y de impunidad, con desplazados internos, con violencia intra e intercomunitaria con motivos religiosos.
Pero en Chiapas, esas crisis se agravan por un ingrediente que ha tomado fuerza en los últimos años: La desconfianza de la ciudadanía hacia sus gobernantes.
Una desconfianza que no es gratis, ha sido ganada a pulso por la frivolidad gubernamental que no atiende los reclamos más sentidos de la población.
Por eso, así haya trascendido que de último momento el Congreso del Estado dio entrada a la renuncia a la alcaldía de Oxchuc de María Gloria Sánchez, el hecho es que será hasta el martes 16 que se nombrarán nuevas autoridades municipales, cuando el compromiso político era que eso sería efectivo el jueves 11.
Será hasta el martes, porque los diputados chiapanecos no perderán la oportunidad de presentarse en todos los eventos del Papa Francisco para llenar las redes sociales chiapanecas de “selfies” con motivo del evento.
De un lado la frivolidad a todo lo que da y del lado del pueblo la paciencia se agota. Esa es la realidad que verá Bergoglio.
La visita del Papa Francisco se espera sea un parteaguas en Chiapas, o seguimos en las mismas o habrá un referente moral que le muestre al mundo la realidad chiapaneca.
Los de abajo con la esperanza de un pronunciamiento papal lúcido y cercano a la verdad y los de arriba esperando que los eventos salgan a la perfección para después promocionar nacionalmente el Chiapas de las mil maravillas y paraíso de las “selfies”.
Buen análisis. Ojalá el pueblo despierte de su letargo y luche por lo que le pertenece: el derecho a la educación, la salud, el bienestar y la seguridad.