De noche vienes

 

Comunidad de Acteal. Foto: Moyses Zuniga Santiago.

Comunidad de Acteal. Foto: Moyses Zuniga Santiago.

 

Los caminos que muchas veces recorrieron mis abuelos en el lugar dónde crecieron solo fueron pequeñas veredas que se internaban en los bosques y milpas para llegar a su casa o a la de algún familiar, o al río, o a la ermita donde dejaban sus velas y flores para hacer sus oraciones. El camino más amplio, y largo que había era el que los conducía al pueblo grande, al teklum. Lugar donde se llegaba para las fiestas patronales, para el comercio, para buscar medicamentos o para algún tramite. Así, durante el recorrido en esas pequeñas veredas aprendían cosas del campo y de la vida, porque eran ahí donde se cultivaban los alimentos y donde se alzaban los bosques y se cruzaban con las personas del lugar.

Son muchas las anécdotas de mis abuelos sobre el proceso de aprendizaje que se daba en las comunidades. Este iniciaba dentro de la casa y se iba desarrollando en la relación con la naturaleza y con las personas. En la casa, donde mi bisabuela bordaba, llegaban otras mujeres jóvenes a sentarse junto a ella para que delicadamente les acompañara a bordar sus telas para hacer sus faldas, porque mi bisabuela xLel fue una gran bordadora. En cambio, mi abuela xKon aprendió poco de bordados, su trabajo fue hacer chocolates, y al igual que mi bisabuela se juntaba con otras mujeres para hacer los chocolates. Así, el aprendizaje se compartía entre las agujas y el metate, y en ese lugar se conversaban temas de la vida, de los valores, y el conocimiento espiritual.

En el campo, mi bisabuelo tenía su milpa. Según cuenta mi abuelo, que cuando ya era ch’in kerem, o sea cuando ya tenía su ch’ulel fue cuando lo llevaron a la milpa a trabajar, y su proceso de enseñanza fue el de ser acompañante, luego la de preparar el pozol. Así, el trabajo de los niños o niñas que iban al campo era el de preparar la bebida del pozol, eso porque los hombres y mujeres que tenían que trabajar la milpa no podían tocar el agua fría con sus manos porque se calientan por el trabajo en la milpa y el agua fría los podía enfermar de reuma o enfriamiento en los huesos y en la sangre. Además, a los niños les tocaba recoger las verduras que se daban dentro de la milpa para llevarlas a la casa.

Así, entre los aprendizajes que se daban en la casa, están los saludos, o sea la expresión de respeto a los padres, hermanos, abuelos y a las personas en general. Hay saludos especiales para los padrinos y otros para los abuelos. A los padrinos o el jalatot y jalame’ tienen la figura de un padre coadjutor y su labor es la de dar consejos y enseñar buenos ejemplos a sus ahijados, y a los ancianos se le hace una reverencia con la cabeza acompañado con unas palabras que expresa el respeto y título de conocimiento. Estas cosas se aprendían en la casa. Estos saludos son parte del ich’el ta muk’, el hacer grande o tomar en grande a las personas, una expresión que habla del respeto, la dignidad de las personas y de la naturaleza.

De esta forma, el proceso de aprendizaje y enseñanza en las comunidades se da de manera más integral. Es un aprendizaje vinculado con la espiritualidad, la moral y los valores éticos, pero en la actualidad las cosas van cambiando. La relación de las personas con la naturaleza cada vez se va alejando. En buena medida se han empeñado a este cambio el sistema educativo, las políticas de integración y los proyectos de desarrollo que se imponen en las comunidades y territorios indígenas, tal y como nos está tocando ver en estos momentos con las reformas dadas en el país.

Entre las reformas que más va dañado a los pueblos indígenas, es la reforma del artículo 27, sobre materia agraria y el programa PROCEDE que surge durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari. Este sirvió para dar inicio al proceso de privatización de las tierras ejidales y comunales, y con eso el aumento de las concesiones mineras, y otros megaproyectos encaminados al despojo de los territorios indígenas y campesinos para someterlos a un proceso de desalojos y desplazamientos de sus territorios. Esto es lo que está sucediendo ahora en la Península de Yucatán, Oaxaca, Guerrero y Chiapas donde, cada vez más existe, entre la clase política la mayor corrupción y violación a los Derechos Humanos.

Otro factor más que es cómplice de la perdida de los valores culturales y de la diversidad lingüística es el modelo educativo encaminado a seguir fortaleciendo la falsa identidad nacionalista basada en el mestizaje y el desarrollo, que desvincula cada ves más a los jóvenes de sus lenguas y los valores culturales que fortalecían la relación intrínseca entre las personas y la naturaleza. Lamentablemente ahora muchos nos dejamos engañar por la mal llamada reforma educativa, que es más bien un proceso de despojar a los trabajadores de sus derechos laborales y que finalmente solo beneficiará al sector empresarial, como lo está demostrando.

Lamentablemente la SEP se ha vuelto una madriguera de políticos que ocupan el espacio, ya sea por favores o compromisos políticos, desde el gobierno de Salinas hasta hoy con Peña Nieto, y ninguno ha propuesto replantear el sentido real de la educación. Solo han creado y fortalecido las mafias con los sindicatos llenándose de corrupción y sin propuestas novedosas sobre el tema. Ahora, la educación está siendo cooptada por el sector empresarial, quienes a gritos exigen la reforma educativa-laboral y la evaluación punitiva a docentes. Una exigencia que viene desde el poder central y con un despliegue policiaco para atacar no solo a los maestros si no a la población en general, dejando ya como saldo un muerto en Chiapas.

Así, los trabajadores de la educación en estos tiempos se les obliga a aceptar una evaluación y una reforma que va en contra de su derechos laborales, pero ellos salieron a las calles a denunciar y mostrar su inconformidad. En el caso de los campesino, con la reforma del artículo 27 en materia agraria, muchos no salieron a manifestarse y se creyeron los proyectos de desarrollo, y algunos quedaron ya sin tierras. La mayoría de la sociedad civil seguimos manteniendo a una bola de corruptos y delincuentes que dicen representarnos en el Estado avalando leyes para seguir hundiendo al país y matando o desapareciendo quienes alzan la voz denunciando sus fechorías.

La educación y las enseñanzas de la vida cada vez más caminan lejos de nuestro corazón. Por lo menos, algunos indios pueden regresar a casa y a sus milpas para seguir luchando contra las malezas que no dejan crecer ni brotar las matas de maíz y las verduras que pueden comer por un día. Por lo menos podemos cantar y danzar a nuestros Creadores y Formadores en los rituales que son espacios de desahogo y de respiro dentro de una sociedad que está convulsionando porque le falta amor. Muchos otros seguiremos esperando la justicia que solo viene por las mañanas con la luz del padre sol y que camina por las noches con la luz de la madre luna.

 

Salmo II 

El padre sol, guía de nuestro caminar

El que sabe su destino, siembra sus alimentos.

El que cuida sus retoños, florecerá sus sueños

Cantarle al padre sol, es cuidar nuestras milpas,

es conocer nuestro tiempo, sentir sus abrazos.

La que escucha su corazón, sabrá cantarle a la luna.

La que cuida las montañas, aprenderá a danzar con la lluvia.

Conocer nuestra historia, fortalecerá nuestra palabra

Engrandecerá nuestro corazón e iluminará nuestro caminar.

El señor: formador y creador, será nuestro maíz en la vida

Justicia, paz y dignidad en la noche de la oscuridad.

 

 

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