La memecracia, el chapo y una estrategia fallida de credibilidad
La memecracia, el chapo y una estrategia fallida de credibilidad
Luis Fernando Bolaños Gordillo[1]
“Nada nos gusta, todo nos puede”, es un dicho que utilizamos con frecuencia los chiapanecos para referirnos a que nunca estamos satisfechos con lo que piensen, digan o hagan otras personas o instancias. Esto le ha quedado a cabalidad a la opinión pública nacional e internacional con respecto a las acciones del gobierno federal en la lucha contra el crimen organizado y en general con los rumbos que está tomando el país.
La reciente fuga del Chapo Guzmán provocó la elaboración de cientos de memes que ridiculizaron en su momento al gobierno federal, al aparato de justicia y al sistema carcelario, había la percepción –y la hay- de que las autoridades estaban coludidas en este hecho; su captura tampoco escapó a esta dinámica de expresar dudas a través del humor negro, lo que indica que aquello que “no nos gusta” o “nos puede” tiene su origen en la falta de credibilidad de las instituciones y más en tiempos de crisis económica, desempleo y violencia generalizada.
La memecracia mexicana volvió a hacerse presente en redes sociales desde el viernes pasado y el detonante fue el triunfalista tweet de Enrique Peña Nieto, quien al estilo de Dora La Exploradora anunció su “misión cumplida” tras la recaptura de Joaquín Guzmán, el narcotraficante con mayor presencia en los medios masivos de comunicación. Hay que señalar que mientras era buscado por las autoridades, el capo era presentado como uno de los personajes Discovery del año en los promos de ese canal de paga, lo que indica un extraño asunto de promoción.
La recaptura del multipublicitado personaje despertó muchas dudas en la sociedad mexicana, en primer lugar porque el gobierno federal tardó más de dos horas en confirmar el hecho, que había sido adelantado por medios estadounidenses. Jenaro Villamil precisó que el discurso presidencial más que responder a las exigencias de la ciudadanía obedecía más a un duro editorial del periódico The New York Times, emitido el pasado 4 de enero donde se descalificaba al gobierno mexicano por eludir a toda costa la rendición de cuentas y haber dejado impunes a los responsables de la fuga del narcotraficante en el penal del Altiplano.
Desde la emisión de ese tweet el triunfalismo del gobierno federal contrastó con las ideas que se hicieron visibles con cientos de memes que pusieron en tela de juicio el hecho mediante la ironía, el sarcasmo o el humor negro. La fotografía del capo esposado en la cama de un motel en Los Mochis, fue objeto de múltiples representaciones que fueron compartidas por los usuarios y una de las ideas centrales acompañada de su buena dosis de humor es que este hecho era una columna de humo más que el gobierno federal creó con la complicidad de los medios informativos para generarse una imagen positiva.
Igualmente, los tweets y posts de felicitación hacia el presidente de parte de funcionarios de su gabinete o políticos de otros partidos, tampoco escaparon al juicio de la memecracia y al análisis de la prensa crítica, lo que indica que la atención no solamente se estaba dando en la recaptura sino en la falta de credibilidad de las instituciones en general.
La nota presentada por SDP Noticias expresó así esta situación: “La historia tiende a repetirse. EPN festeja, su gabinete y la DEA le aplauden, simplemente por cumplir con su trabajo. Y no olvidemos que Guzmán nunca debió fugarse por segunda ocasión. No olvidemos el ridículo y el desprestigio del gobierno y del país a nivel internacional. Peña puede festejar su “Misión Cumplida” y lo que quiera. Pero la captura del “Chapo” me causa un fuerte escepticismo: no detendrá la devaluación del peso, la caída de los precios del petróleo, la inseguridad, los feminicidios, los asesinatos de ciudadanos y políticos alrededor del país. Y no olvidemos que el Cártel de Sinaloa seguirá exportando drogas a EU y Europa pese a la ausencia de su líder”. (http://www.sdpnoticias.com/nacional/2016/01/08/mision-cumplida-epn-bush-y-el-escepticismo-por-la-recaptura-del-chapo)
El que “nada nos guste” o “todo nos pueda” no es un simplismo, está enraizado en nuestras historias de vida y tiene mucho que ver con el escepticismo que tenemos los mexicanos con respecto a la credibilidad que pueda tener el gobierno en la lucha contra la delincuencia organizada. Es evidente desde el viernes pasado que el multipromocionado hecho deja más dudas que certezas debido a que no sabemos dónde comienzan o terminan las fronteras entre el gobierno y el crimen organizado, pese a que hay investigaciones como las realizadas por Anabel Hernández que dan fe de ese vínculo.
Pareciera a mi entender que ni el Chapo, su recaptura o el triunfalismo del gobierno federal eran lo más importante para la opinión pública, porque el hecho fue recreado a su vez con imágenes que describían otras situaciones como la peor caída del peso frente al dólar, la crisis petrolera o los miles de muertos y desaparecidos. La nota de Simón Vargas en La jornada, sostiene: “En medio de una complicada situación económica para México, con un dólar que superó la barrera de 18 pesos y que amenaza con seguir a la alza por una guerra de divisas provocada por la devaluación del yuan chino; el crudo mexicano en precios mínimos que no se habían visto en 12 años, y constantes editoriales de la prensa internacional descalificando duramente al gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, este viernes anunció triunfante la recaptura de Joaquín El Chapo Guzmán Loera” (http://www.jornada.unam.mx/2016/01/09/politica/008a1pol)
En este panorama gris, al gobierno federal le urgía una victoria en la guerra contra el narcotráfico que le generara una imagen positiva a nivel internacional. En los memes y comentarios abundaron también ideas sobre los miles de muertos y desaparecidos desde que el gobierno federal intensificó su lucha contra el crimen organizado, el caso de los 43 desparecidos de Ayotzinapa y otros que pusieron en tela de juicio la frase de “misión cumplida”, que fue percibida un triunfalismo descontextualizado encaminado más bien a generar encabezados positivos en la prensa y tratamientos generosos en los medios electrónicos.
Algunos videos que se compartieron desde la plataforma Youtube también ironizaron dicho triunfalismo y exhibieron de forma humorística la percepción que el gobierno federal tiene de sí mismo respecto al desarrollo de los hechos, como si en la idiosincrasia mexicana no hubiera la capacidad de análisis ante ese tipo de tratamiento informativo. Un ejemplo de esto es el video titulado Como EPN piensa que los mexicanos vimos la captura, que puede reproducirse en el enlace https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1233550376659164&id=1200220703325465
La estrategia del gobierno de hacer una apología de su actuación es fallida y en esto influye mucho el discurso de Peña Nieto, que enfatizó el hecho de que la operación demostró que las instituciones mexicanas funcionan, lo que contrasta con lo que piensa la gente de que es un show más en el afán de ganar credibilidad. “La recaptura del Chapo le sirve a las autoridades, entre otras cosas, para responder a un duro editorial que sobre la fuga del capo y el caso Ayotzinapa publicó recientemente The New York Times, así como para tratar de borrar la andanada de bromas y parodias que desataron en las redes sociales sus dos escapes. Sin embargo, la versión inicial de que el poderoso narcotraficante fue localizado sólo porque una señora dijo haber visto a varias personas armadas, y el hecho de que durante sus dos encarcelamientos no han sido tocadas sus redes de socios y franquicias empresariales, seguirán siendo objeto de críticas e ironías”, sostuvo Jenaro Villamil en su nota en Proceso.
Este hecho a su vez ha generado diferentes visiones de la sociedad que se visibilizan a través de los memes: hay desconfianza a las instituciones, el hecho es percibido como un montaje y sobresale, además, el asunto de que hay cierta identificación con este personaje a quien se le atribuye ser un narco del pueblo, por no ser tan sanguinario como algunos de sus adversarios.
Es evidente la idealización hecha hacia la imagen del Chapo, visto por ciertos sectores sociales como un héroe. Durante el 2015 el canal de paga Discovery estuvo transmitiendo un documental sobre este personaje, donde se hicieron entrevistas a personas cercanas a él incluyendo a su madre. Otros programas como Encubiertos, también pusieron lo suyo al presentar imágenes de cómo viven los narcos mexicanos, casas de su propiedad, automóviles, joyas, armas, animales exóticos, y eso puede influir para que los jóvenes se sientan atraídos hacia ese estilo de vida.
Así mismo, las recreaciones hechas desde las películas El Infierno o Salvando al Soldado Pérez, también mostraron una cara amable y simpática de ese mundo; personajes como el Beny o el Cochiloco, fueron presentados como seres carismáticos y el asunto de la violencia que distingue al mundo del narcotráfico adquiere gracias a esas producciones tonos relativos. Ser dealer o buchona es una meta dentro de los nuevos imaginarios colectivos de los jóvenes, quienes tienen delante de sí infinidad de referentes del narcotráfico como narcocorridos, películas, documentales, blogs (en los que incluso se presentan fotografías de ejecuciones), lo que vuelve al asunto más complejo.
La página Pijama Surf, publicó en 2013 un artículo que señala que “de acuerdo con una investigación dirigida por José Del Tronco Paganelli de la Facultad Latinoamerica de Ciencias Sociales (FLACSO) en ochos entidades del país, los adolescentes de México muestran una creciente identificación con narcotraficantes y sicarios, por encima de otros modelos como empresario, profesor o miembro del ejército. El estudio se realizó entre agosto y noviembre de 2012 en Baja California, Chihuahua, Colima, Durando, el Estado de México, Guerrero, Tabasco y Tamaulipas, estados con los que se pretendió cubrir la diversidad demográfica y socioeconómica de México, encuestando a 1400 alumnos de escuela secundaria, esto es, de entre 13 y 15 años de edad. Según los resultados generales, 26.3% de estos jóvenes piensan que ellos mismos, sus amigos o personas de su edad les gustaría parecerse a narcotraficantes y sicarios. Después de estas figuras viene el empresario, con el 17% de preferencia, 12.4% se inclinó por el profesor, 10.7% por el policía o militar, 4.4% por funcionario de gobierno y 1.4% por un migrante”.
Hay una contradicción entre el discurso del gobierno federal y el contexto del narcotráfico en México. De nada sirven los programas de prevención del delito, el triunfalismo ante éxitos que realmente son relativos, porque el Chapo es solamente una pieza más de un rompecabezas conformado por funcionarios de gobierno, elementos policiales, los narcos e incluso la CIA, como lo expresó la periodista Anabel Hernández.
Arcinoe Orihuela sostuvo en el artículo Joaquín “El Chapo” Guzmán o la Ley de fugas: crónica de un abatimiento anunciado, publicado en la página Regeneración, que “esos aspectos que acompañan a estos personajes (definitorios para manipular la opinión pública u orientarla hacia ciertos estados de ánimo rentables para la agenda del poder), a menudo son cortesía de artificios propagandísticos cuidadosamente diseñados por distinguidos publicistas estadounidenses al servicio del Pentágono o la Casa Blanca o la red de intereses políticos que concurren en el bandidaje a costa de otros pueblos”.
A estas alturas las respuestas del gobierno divulgadas a través de los aparatos informativos es insuficiente, las frases no sirven de mucho para hablar de cambios importantes en el escenario de violencia que vive el país donde la rendición de cuentas sigue siendo una utopía. La credibilidad de las instituciones está por los suelos, la violencia seguirá al igual que otros problemas que se recrudecen sexenio con sexenio que desafortunadamente no tienen tratamiento periodístico honesto.
Para finalizar, deseo destacar que el Chapo también fue atrapado por el humor chiapacorceño, que sugirió de peculiar manera cuál hubiese sido un disfraz idóneo para esconderse de las autoridades, lo que muestra que a falta de certezas en cuanto la impartición de justicia o la estabilización del país, lo único que nos queda es nuestro nihilismo y una buena dosis de humor. Parece que al mal tiempo hay que ponerle buena cara con un meme que es una forma de juzgar y sentenciar a todo aquello que “no nos gusta” o “nos puede”, porque institucionalmente las cosas no están funcionando.
Aquí les dejo esta reflexión y de paso una imagen hecha desde minorías ateas y anticlericales que aprovechan el hecho para burlarse de un personaje que no tiene vela en este entierro mediático.
Referencias
Villamil, Jenaro (2015). El show de Peña Nieto. Revista Proceso. Recuperado de http://www.proceso.com.mx/?p=425810
CNN en Español (2015). Peña Nieto: Captura de ‘El Chapo’ muestra confiabilidad de las institucionesRecuperado de http://cnnespanol.cnn.com/2016/01/08/pena-nieto-recaptura-de-el-chapo-confirma-fortaleza-de-instituciones/
https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1233550376659164&id=1200220703325465
Orihuela Ochoa, Arcinoe (2015). Joaquín “El Chapo” Guzmán o la Ley de fugas: crónica de un abatimiento anunciado. Regeneracióin, Recuperado de http://regeneracion.mx/joaquin-el-chapo-guzman-o-la-ley-de-fugas-cronica-de-un-abatimiento-anunciado/
SDP Noticias (2015). “Misión Cumplida”: @EPN, Bush y el escepticismo por la recaptura del Chapo. Recuperado de http://www.sdpnoticias.com/nacional/2016/01/08/mision-cumplida-epn-bush-y-el-escepticismo-por-la-recaptura-del-chapo
Vargas Aguilar Simón (2015). El Chapo Guzmán: tercer acto. La Jornada. Recuperado de http://www.jornada.unam.mx/2016/01/09/politica/008a1pol
Pijama Surf (2013). Los adolescentes mexicanos quieren ser narcotraficantes y sicarios, según estudio. Recuperado de http://pijamasurf.com/2013/01/estudio-revela-creciente-identificacion-de-los-adolescentes-mexicanos-con-narcotraficantes-y-sicarios/
[1] Profesor e Investigador de Tiempo Completo de la Licenciatura en Comunicación Intercultural de la Universidad Intercultural de Chiapas; forma parte del Cuerpo Académico Lenguas y Discursos Culturales en la Frontera Sur y trabaja temas sobre culturas juveniles, diversidad cultural y contracultura; Doctor en Ciencias Sociales y Humanísticas por el Centro de Estudios Superiores de México y Centroamérica de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas.
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