Servicios mínimos para ciudadanos en vacaciones: otra indefensión
El descanso durante el periodo vacacional es un derecho laboral logrado, como muchos otros, por las luchas sindicales y de los trabajadores. Quedan pendientes, en el caso mexicano, otros tan insoslayables como el de un salario digno, pero dadas las políticas económicas que dominan el panorama mundial en el presente parece que tendrá que esperar, como siempre, y en el país ya son muchos años aguardando por la recuperación del nivel adquisitivo.
Sin embargo, lo que hoy deseo plantear es otra circunstancia que está íntimamente unida al periodo vacacional, y se trata de los mínimos servicios que los ciudadanos perdemos durante esta temporada de asueto. Sólo mencionaré dos, pero cada uno de los lectores podrá ampliar la lista a un sinnúmero de ellos. Y los dos están unidos por la cotización o el pago de un seguro, ya sea a través del seguro social o de uno privado en cuestiones médicas, o los que deben erogarse de forma obligatoria para manejar un vehículo.
La atención médica, pública o privada, baja o los mínimos posibles durante las fiestas navideñas, aunque no necesariamente las enfermedades disminuyan por ser fechas queridas como destiladoras de amor y paz. Cuántos no se han encontrado en esta situación o conocen a familiares y amigos que la han vivido? A veces con resultados que cobran la vida de un ser querido por no contar con el auxilio pertinente, o caer en manos inexpertas, ya que son los recién egresados o pasantes quienes se encargan de las guardias médicas en estos días tan señalados.
Algo similar, aunque la trascendencia para la vida humana sea otra, ocurre con los tan comunes choques automovilísticos. Si los involucrados tienen la fortuna de librar el percance físico lo que no lograrán evadir es que la reparación del vehículo siniestrado se prolongue irremediablemente con el perjuicio que ello significa, por ejemplo, para quienes su vida laboral depende del mencionado vehículo.
En ambos casos planteados, y como ya dije cualquiera de los lectores puede ampliarlos, el denominador común es que el usuario, el ciudadano, que paga un servicio particular o lo hace a través de sus impuestos, está indefenso. Si un negocio desea cerrar sus puertas por vacaciones está en todo su derecho, pero quienes pagan o pagamos por ellos debemos ser atendidos, al menos con unos mínimos servicios.
Tal vez todos damos por hecho que esto ocurre o ha ocurrido siempre, pero la costumbre no implica injusticia y lo mencionado no es más que otro de los síntomas del maltrato que los ciudadanos, que cumplen con sus deberes, sufren cotidianamente. Estamos mal acostumbrados a callar, y sólo brincar hasta que las injusticias nos afectan, y ese es un gran debe para una sociedad tan necesitada de certezas y seguridades.
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