El apagón analógico ¿quién gana, quién pierde?

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En Europa los países comenzaron a cambiar su señal en el año 2005, Cuba lo hará hasta el 2021, Brasil en el 2018 y en Estados Unidos el plazo venció el primer día del mes de septiembre de este año. Honduras y Nicaragua no han ni siquiera iniciado el proceso y los datos aportados por los países africanos, salvo Sudáfrica no son confiables.

En México la fecha se ha ido posponiendo tres veces y el plazo final avalado por el Senado -hasta ahora- es el 31 de diciembre del 2016. Para ello se aduce que los concesionarios de uso público, social, comunitarios e indígenas, todavía no contaban con condiciones para iniciar la transmisión digital este 2015.

Sin embargo, la primer prueba en nuestro país se realizó en el año 2000 en la empresa filial de Televisa radicada en Tijuana; Baja California.

Se trata del famoso apagón analógico en donde se cambia la señal analógica por otra digital. Es decir se busca cambiar algo que ante los avances tecnológicos es ya viejo y obsoleto, por otra señal moderna.

En este caso señal analógica es la que se utiliza desde que se inventó existe y se comercializa la televisión; funciona a base de señales hertzianas; pero ahora esta es una tecnología atrasada porque consume mucho espacio del espectro electromagnético y ello hace que en un canal de televisión solo se pueda transmitir un programa.

Es como las actuales computadoras, en donde el usuario solo le puede dar una orden. En las de tipo cuántico, el computador puede ejecutar muchas operaciones al mismo tiempo y en segundos.

Con la televisión digital -por lo menos y hasta ahora en teoría- esto se puede lograr. Pero la televisión digital tiene la suficiente capacidad para transmitir más señales porque su señal ocupa menos espacio en el espectro electromagnético. Además su calidad de audio y video es mejor porque no tiene interferencias.

Se puede ofrecer también lo que los especialistas llaman la “multitransmisión”, es decir varios canales de televisión al mismo tiempo y además es una tecnología completamente compatible con el internet y la telefonía.

En México ya hay varios operadores de televisión por cable que ofrecen la señal digital; de manera tal que si disfruta de televisión por este sistema; no debería preocuparse por el apagón analógico.

 

Estas son las ventajas y las potencialidades del sistema digital.

El problema es que el modelo neoliberal dicta que todo es competencia e innovación. En ese caso si el espectro electromagnético se amplia, el primer razonamiento es que existiría mayor competencia y por lo tanto debe de haber mayor participación de proveedores de este tipo de señal en el mercado y ello nos llevaría a precios más baratos en el servicio y a una mayor calidad en los contenidos que se tienen que ofrecer a un país con más de cien millones de habitantes.

Para ello, para estar acordes con los nuevos tiempos tienen que licitarse nuevas cadenas de televisión y claro está, mayores oportunidades para inversionistas en internet y telefonía.

También la población se tiene que preparar para cambiar sus aparatos analógicos por otros modernos como los televisores digitales, esos que son llamados Smart, adquirir un codificador o suscribirse a un servicio de televisión por cable.

Ante este cambio de aparatos –aparte del costo financiero que implica para los hogares con ingresos más pobres- ¿se ha pensado en el costo ambiental que implica el desechar millones de aparatos televisivos que ahora son obsoletos?

¿Hay centros especializados de reciclage de televisiones en México? Probablemente sí, pero un servidor no tiene noticias de ello.

Por ello las medidas que han adoptado los distintos países son varias. Algunos han realizado el apagón primero en las regiones más ricas, luego en las más pobres. Otros como varios europeos apagaron las señales simultáneamente o lo harán próximamente y otros más lo hicieron canal por canal; incluso en Holanda la transición hacia la señal digital no significó un gran problema porque más del 80 por ciento de la población está suscrita a una señal de televisión de paga.

De cualquier manera, todos los países del mundo están ya tomando algunas medidas para realizar el apagón analógico, sencillamente porque el no hacerlo significa quedarse rezagado en un escenario donde las nuevas tecnologías generan riqueza.

Tan solo en México, cifras del INEGI mencionan que en el sector telecomunicaciones fluyen 42 mil millones de pesos, cifra que representa el 3.4 por ciento de la producción nacional, pero que también es uno de los pocos sectores económicos que crecen en un país como el nuestro donde precisamente falta crecimiento económico.

Quizá pensando en la competitividad del sector o quien sabe en qué otra cosa? Pero el apagón analógico en México estaba originalmente programado vía Decreto de Vicente Fox para ser llevado a cabo en el 2021; sin embargo el presidente Felipe Calderón en el marco de su cuarto informe de gobierno anunció que este sería en el 2013 y se diseñó una estrategia para que las familias más pobres y afiliadas a los programas sociales federales recibieran gratuitamente los convertidores que permitirían el cambio de señal en los televisores analógicos.

 

El asunto es que la decisión del apagón final se ha pospuesto tres veces.

Y ahora el gobierno federal regala televisores digitales a la población afiliada a los programas sociales federales, lo que ha dado paso a suspicacias políticas.

Porque el INEGI afirmaba que de concretarse la medida solamente el 13 por ciento de los hogares mexicanos podría ver la nueva señal. Cifra que representa un abismo digital, de acceso al progreso tecnológico francamente enorme respecto a Holanda por ejemplo y su población con televisión por cable. Y el decreto original habla de apagón analógico con el 90 por ciento de penetración de la señal digital.

 

Por eso el fondo del asunto es otro.

Datos de diversas consultorías especializadas en temas de telecomunicaciones afirman que en México existen 25 millones de hogares con televisor. Incluso, Emilio Azcárraga Jean dice que en las condiciones actuales, entre siete y ocho millones de mexicanos se quedarían sin acceso a la televisión.

El fondo del asunto es que el gobierno no da una y además de víctimas de los poderes fácticos de Televisa y TV Azteca por un lado y de TELMEX por el otro.

Si se posterga y posterga la fecha del apagón digital; eso significa que el gobierno federal no diseñó bien el programa.

Un primer dato del mal diseño que se responde con una pregunta: ¿no es más barato entregar codificadores de señal digital que televisores digitales?

Por ese mal diseño tantos plazos que no se han cumplido, además considerando los bandazos que dio al licitar las dos cadenas nuevas de televisión abierta y solo consolidar una cadena; Televisa y TV Azteca podrán seguir consolidándose en el mercado.

Por otro lado, datos del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFETEL) señalan que al término del 2014; Televisa controla casi el 60 por ciento del mercado de la televisión restringida (señal por cable y satelital), Dish el 15.6 por ciento y Megacable el 15 por ciento y el resto competidores más pequeños.

Es decir, ya sea con la televisión abierta o la de paga, Televisa es quien domina el mercado y entonces la competencia para abrir a más competidores es casi imposible e incluso si se podría; estos estarían en desventaja sobre todo ante Televisa; pero también ante TV Azteca.

A las televisoras por eso lo que les interesa es atrasar el apagón analógico porque eso las hace más fuertes y en ese sentido en caso de aparecer competencia, esta no duraría porque mientras tanto sumarían suscriptores y para forzar esa suscripción ofrecen contenidos de televisión abierta bastante malos. Esa es la verdadera estrategia de negocios; el futuro -y lo saben Televisa y TV Azteca- está en la televisión digital y la de paga. Así estarán protegidos ante la futura e inevitable competencia en la televisión abierta.

 

En ese sentido el apagón analógico no es el mal. El mal es Televisa y TV Azteca que no dejan espacio a la competencia.

¿Quién es el más afectado? Obviamente el usuario, pero también el país, porque no le inyecta dinamismo a un sector que crece, pero que es monopólico.

Por el otro lado y analizando las condiciones del usuario, quien también lo afecta es TELMEX porque la banda ancha en el país tiene baja penetración. De hecho somos el país miembro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (OCDE) con más baja penetración con 13.7 por ciento de la población; solo superamos a Turquía.

De nuevo imaginemos el abismo tecnológico que nos separa. Ahora no con Holanda y la televisión de cable, sino con Finlandia, Suecia y Japón que tienen una penetración del cien por ciento.

Este rezago implica que seamos clientes cautivos de la televisión abierta.

Pero no crea que eso perjudica a Carlos Slim puesto que ofrece telefonía digital y redes de internet. Es decir dos de las nuevas tecnologías que están revolucionando al mundo. Cada vez más gente utiliza un teléfono inteligente, se conecta a internet y disfruta de la programación televisiva u otro entretenimiento sin necesidad de una televisión.

En ese sentido, imagine un México en donde la empresa que ofrece internet y servicio telefónico genere sus propios contenidos y eso sea lo único que suba a las redes mexicanas o por lo menos las inunde constantemente.

 

¿Quién ganará?

En medio de las malas decisiones del gobierno federal, de los monopolios de Televisa, TV Azteca y TELMEX estamos los usuarios mexicanos, quienes somos los que sufrimos uno de los servicios de redes telefónicas, de internet peores del mundo y un contenido televisivo que deja mucho que desear.

Mientras estén en manos monopólicas, no habrá un apagón analógico que de verdad nos beneficie.

Twitter: @GerardoCoutino

Correo: geracouti@hotmail.com

 

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