Terrorismo, la guerra global
En menos de un año, la tragedia se asoma de nuevo en París.
Pero la ocurrida el viernes pasado, fue de proporciones que superaron con creces el trágico evento en el semanario Charlie Hebdo en enero.
Por eso no hay punto de comparación en la historia moderna de Francia; entre lo que ahora sucede y las consecuencias futuras que tendrá esta acción terrorista en el mundo entero.
15 años después del horror de las Torres Gemelas en New York; el mundo entero -y los gobiernos del mundo- reacciona ante lo que se considera el extremismo o fanatismo islámico.
Pero si hace tres lustros la televisión nos impactó con las imágenes de los aviones chocando contra las Torres Gemelas; ahora ese mismo estremecimiento, fue a través de las redes sociales.
Signo de los nuevos tiempos en los que la velocidad -tengo dudas de la veracidad- de la información se acomoda mejor en las redes sociales; estas superaron a la televisión transmitiendo segundo a segundo todo lo que ocurría en París.
El caso fue que los noticieros televisivos mexicanos y probablemente los del mundo, solo replicaron la información que horas antes había inundado las redes sociales.
Lo que sí se puede casi afirmar es que de ahora en adelante y al menos que se invente otra cosa; las redes sociales replicarán los grandes acontecimientos mundiales cada vez con más fuerza; y por ello continuarán desplazando poco a poco a los medios tradicionales.
Es cierto que incluso por las redes sociales se protestó -también contra ellas mismas y sus usuarios- por la falta de atención y solidaridad que mostraron con otras tragedias como la de Nigeria y Beirut. Pero por ejemplo Facebook ha asegurado que la herramienta de búsquedas de personas se activará cuando ocurra un incidente grave y trágico.
También en las redes sociales y el internet es ya como un “escenario de guerra”. Por eso el colectivo hacktivista “Anonymous” le declaró la guerra total al grupo fundamentalista islámico que se adjudicó los ataques en París y rápidamente difundió una lista de 200 personas que forman parte del grupo radical Estado Islámico.
Esto porque el grupo realiza su reclutamiento a través de las redes sociales y páginas de internet que aseguran el anonimato del usuario.
Los tiempos han cambiado mucho.
Pero la región del Medio Oriente de donde es el origen étnico y religioso de los extremistas sigue siendo explosiva y además hoy están rotos los equilibrios políticos y sociales que estaban establecidos hasta antes de las revueltas denominadas de la “Primavera Árabe”.
Al Qaeda pierde influencia, no están ya en el poder el Coronel Gadafi ni Sadam Hussein, ni Hosni Mubarak que a pesar de ser apresado fue declarado inocente de los cargos de corrupción y enriquecimiento ilícito; ahora hay más protagonismo kurdo, Irán acaba de firmar un acuerdo nuclear satisfactorio para los persas y para las potencias occidentales.
Sobre todo, la estable e histórica Siria se desangra y en ese mar de tragedia nacional, miles de sirios han perdido la vida, otros se desplazan como refugiados dentro de su propio país y muchos más huyen del horror de la guerra Europa.
El culpable es el Estado Islámico, el grupo extremista que se adjudicó la horrorosa carnicería humana en París y que se enseñorea como el dueño de esa región del Medio Oriente.
Pero ni el Estado Islámico ni la guerra en Siria hubieran sido posible sin la mano de las grandes potencias internacionales y claro está del sometimiento occidental a unos países que privilegian -salvo algunas excepciones- la simbiosis entre política, gobierno y religión.
Tardus, un puerto sirio con salida al Mar Mediterráneo es arrendado primero por las fuerzas soviéticas y ahora por el ejército ruso.
Estados Unidos culpaba de la crisis siria al Presidente Bashar al-Assad y buscaba derrocarlo, a lo cual Rusia por sus intereses en el territorio donde reposa el mítico Saladino, se oponía junto con Irán.
Estados Unidos apoyando a los rebeldes sirios que buscan derrocar a Assad, se desestimó el poder del Estado Islámico y Rusia dice que Assad es aliado para vencer al grupo extremista.
Pero ni americanos, ni rusos y mucho menos Assad han sido eficaces en derrotar al Estado Islámico.
Sin la semilla de Al Qaeda, probablemente no hubiera existido el Estado Islámico, que ofrece a sus combatientes la posibilidad de habitar un lugar en donde se cumplan las leyes de dios.
Sin la pobreza, sin la marginación y sin el racismo que sienten los migrantes musulmanes en Europa, probablemente no existiera el odio, la falta de identidad nacional y de oportunidades que hicieron posible que franceses atacaran a su propio país.
Es decir, el enemigo no estuviera en casa.
Y todo este coctel de razones, escenarios, contextos y efectos nos llevan a un solo camino:
A una guerra global contra el terrorismo, pero una guerra en la que el enemigo tiene una particularidad: No tiene fronteras.
Una guerra en donde los terroristas utilizan el miedo como arma principal y en donde también los países del mundo -en este caso las potencias; que son las naciones más vulnerables al ataque- van seguramente a utilizar el miedo de la población como arma para justificar, también seguramente; muchas de las libertades individuales.
Ante esa amenaza y las probables pérdidas de libertades individuales, probablemente hoy la ciudadanía de cualquier país diría que está dispuesta a asumir esa pérdida de libertades con tal de no volver a sentir miedo.
Pero a larga, ¿esto seguirá siendo así?
Si el enemigo está en casa ¿Qué sentido tiene cancelar libertades individuales en aras de la seguridad nacional?
¿Qué sentido tiene también cerrar las fronteras al éxodo de refugiados sirios? si no hay un plan internacional para detener la guerra en Siria.
Ante el avance del Estado Islámico ¿habrá patria para dichos refugiados?
Lo más importante para el mundo es que los ataques terroristas no se repitan ni se reproduzcan.
En esa vía, si las potencias mundiales ya hicieron mal las cosas en Medio Oriente -se lo repartieron pues; y crearon países como pudieron o como quisieron- hoy están obligadas a no equivocarse.
Hay entonces ya lecciones de lo que no deben hacer, y además de lo nuevo que tienen que hacer, estas acciones deberán de ser acciones firmes y contundentes.
Es bastante probable que ante la amenaza terrorista internacional, por fin Rusia y Estados Unidos -Francia como agraviado- se pongan de acuerdo, se unan y lo hagan apoyados de Inglaterra y Alemania para combatir al Estado Islámico y lo hagan de manera contundente.
Ese es un escenario posible y bastante probable que ocurra.
Pero la guerra no tiene nada de romántica, de poesía; así se haga por amor y defensa de la patria.
De dos cosas estoy seguro; sin “los veneros del diablo” como decía el poeta zacatecano Ramón López Velarde; es decir el petróleo, este extremismo o fanatismo no hubiera existido, porque las grandes potencias no hubieran intervenido en una región como siempre lo han hecho y; una nueva guerra no será suficiente para acabar con el extremismo.
Pero en los tiempos neoliberales y globales, la dominación de occidente en el Medio Oriente no terminará. Porque si antes fueron empresas petroleras y gobiernos soberanos -externos- las que dominaron los últimos años esta zona mundial; en el futuro la dominarán los intereses empresariales; porque en la libre empresa y el acortamiento de las distancias por la globalización; las grandes empresas trasnacionales asumen tienen una libertad y campo de acción que no tenían antes.
Así siempre habrá rebelión.
¿Cómo se puede moralmente condenar la violencia del Estado Islámico en París y estar de acuerdo con que Francia Bombardee los bastiones extremistas en Siria en una guerra que su propio presidente ha calificado de “total”?
No es tiempo del miedo de ninguna de las dos partes, es el tiempo de la fraternidad ante las amenazas terroristas, más control y vigilancia, pero no a costa de las libertades individuales ni de más guerra.
Es tiempo de la democracia, y para imponerla en el Medio Oriente es necesario que para dar resultados a largo plazo, sea apoyada por la ya decadente monarquía saudí, que históricamente ha privilegiado el apoyo a los grupos extremistas con tal de controlar el petróleo y mantener los privilegios.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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