Tangu Yú de Luis Antonio Vásquez Henestrosa
En Tangu Yú (Profocie-Unach, 2015) Antonio Henestrosa (Luis Antonio Vásquez Henestrosa) descubre su voz de poeta. Una voz sin fracturas, definida, como si hubiese escrito los versos de un tirón, y no a lo largo de muchos y pacientes años.
Tangu Yú es un canto a sí mismo. La celebración de encontrarse en este mundo y descubrirse hombre del pecado y para el pecado, hombre del dolor y el desamor.
Arranca con la angustia gorostiziana por la vida; del ser expulsado del paraíso, sin nada a cuestas, a no ser la desnudez y el llanto, y la esperanza del morral repleto de palabras.
Antonio Henestrosa se sabe no solo expulsado del paraíso bíblico, sino también de la casa paterna:
Mi madre parió siete hijos
Yo no figuro en la lista de los familiares y los vecinos.
Su niñez, “corriente que se arremansa junto al sauce”, la pasó con su abuela Na’Cata, la pariente de Andrés Henestrosa, el autor de Los hombres que dispersó la danza, y con ella aprendió a venerar el zapoteco, y el canto melancólico del Tangu Yú, del Muñeco de barro:
Nací en enero
Con la primera luna del año
Con la primera llovizna dormitando en el patio de la casa.
No hay en Tangu Yú palabrotas para sentirse modernos. Apenas se escapa un “¡hija de puta!” melancólico. No le hace falta, ni siquiera por humor, vestirse con esos ropajes. Lo suyo es, en este libro, ese lamento quedo del ser destrozado y perdido en el ruido de este mundo.
Sus influencias, mas que visibles, son confesables, Vallejo y Joaquín Vázquez Aguilar, a quien dedicó su tesis de licenciatura. El poema Casa nos remite, por la temática, al poeta de Cabeza de toro, también de magresales y palabras salobres como el mar:
mi casa no tiene paredes
ni techo
ni piso de concreto sobre el que descanso en los días de verano
mi casa es la tribu que somos
la aldea.
Eso define a Luis Antonio Vásquez Henestrosa, su generosidad, su casa amplia, su libro abierto a todos los lectores que quieran asomarse a sus palabras de amigo y de poeta:
mi casa
no tiene calles pavimentadas
ni sistema de televisión de paga
pero mi casa es rica
es la tribu que somos
la aldea.
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