¿Por qué son los anarquistas?
En los últimos años la opinión pública ha insistido, hasta el cansancio, en considerar anarquistas a individuos o grupos violentos en manifestaciones de todo tipo y en cualquier lugar, aunque la Ciudad de México sigue siendo el centro neurálgico del país, también para este tipo de hechos. Tan es así que en la prensa o en los noticieros de radio y televisión se habla de “autodenominados anarquistas” con naturalidad y otorgándoles el carácter de grupo reconocido, aunque ese reconocimiento sólo se les da por sus acciones violentas en jornadas de protesta callejera.
Pues bien, perdón por mi ignorancia pero desconozco ningún grupo organizado que se autodenomine anarquista, a pesar de que el gobierno del Distrito Federal, en un documento que ha circulado en periódicos como el Reforma, les haya puesto nombre. En dicho texto se habla de varios grupos formados en la década pasada: Cruz Negra Anarquista de México, Bloque Negro, Coordinadora Estudiantil Anarquista e Individualidades Tendiendo a lo Salvaje.
Repito que desconozco si tal información sea cierta, pero lo que no cabe duda es que nadie, ni la opinión pública ni los autodenominados anarquistas, si realmente así se hacen llamar, le hacen honor al anarquismo. El siglo XIX fue un hervidero ideológico de tan amplias consecuencias que difícilmente el siglo XX logró superarlo en propuestas, y el anarquismo fue una de esas ideologías. La lucha contra el Estado como institución, al que desconocen, y el anhelo de libertad, aunque a veces sus discursos tuvieran tintes tan moralizantes como los religiosos, les otorga un lugar en la historia del pensamiento político y en la defensa de los trabajadores asalariados. Grandes sindicatos y luchas obreras han representado el pensamiento anarquista, y en México los hermanos Flores Magón ejemplificaron esa vertiente política en momentos de convulsión social del país. No cabe duda que en estas luchas y posicionamientos ideológicos también aparecieron momentos de violencia, e incluso militantes del anarquismo atentaron contra personas y bienes en ciertas circunstancias, y el caso español antes de la guerra civil (1936-1939) es paradigmático, pero ello no debe hacernos olvidar su participación en la defensa de libertades y logros sindicales.
Honor a quien honor merece, y sería bueno que tanto los supuestamente autodenominados anarquistas, como los propios medios de comunicación, respetaran una ideología histórica y la defendieran o criticaran con argumentos. Los primeros haciendo propuestas y dando la cara; los segundos dejando de adjetivar y profundizando en sus análisis. Los anarquistas que lucharon o murieron por defender o conseguir logros sociales lo agradecerán allí donde se encuentren. Salud.
Sin comentarios aún.