De desastres financieros y juegos sucesorios
El alcalde tuxtleco Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor se aferró al tema de la corrupción en el Ayuntamiento que asumió el 1 de octubre. Dijo el lunes en una conferencia de prensa, que la situación financiera de la alcaldía “es un desastre” porque Samuel Toledo le dejó una deuda de 290 millones de pesos; como el inquilino abusivo, se fue sin pagar la luz, la renta y adeudos varios que dejaron embarcado al fiador.
Repite y recalca que abrirá una investigación y meterá a la cárcel a los culpables del desfalco a las arcas públicas, emulando al tristemente célebre expresidente José López Portillo con el “ya nos saquearon… ya no nos volverán a saquear”; incluso, promete con candidez, acabar con la corrupción. O Fernando se engaña a sí mismo o le falta el respeto a la inteligencia de los capitalinos.
La corrupción que permea hasta la médula a las instituciones no se erradica por el vehemente deseo de un alcalde, es un arduo y sistemático proceso que va más allá de tres años e implica declararle la guerra a la impunidad, lo cual afectaría fuertes intereses, incluso aquellos que lo llevaron a la alcaldía.
¿Ustedes creen que el novillero ecologista “le entrará” a ese toro? Si acaso, el brazo justiciero de ocasión capturará a un pez menor, no a los grandes depredadores del presupuesto. O simplemente el edil “verde” dejará que se diluya el asunto o hará lo que Toledo hizo con la prometida investigación del fraude en las obras de ¡Qué viva el centro!: nada.
Vista la situación fríamente, el “desastre” financiero del ayuntamiento capitalino quizá no sea tan trágico, pues la deuda que heredó Castellanos es apenas la tercera parte de los casi 900 millones de pesos de pasivos que recibió su antecesor de Yassir Vázquez-Felipe Granda (hoy regidor por el PVEM); tal vez la magnificación del problema del endeudamiento sea sólo un artificio para intentar ganarse la comprensión ciudadana y así justificar la necesidad de contratar más créditos para pellizcarle unos trozos con miras a fortalecer desde ahora proyectos políticos a futuro.
MENSAJE SUCESORIO.- Más de un funcionario estatal y varios políticos cercanos al primer círculo de gobierno, se pusieron nerviosos cuando el pasado 3 de octubre vieron en la portada de algunos periódicos una fotografía del gobernador Manuel Velasco Coello con el secretario del Campo, José Antonio Aguilar Bodegas. El escueto texto que acompañaba la imagen decía que en el encuentro “se abordaron diversos temas relacionados con las acciones que impulsa el gobierno del estado para mejorar la producción del campo chiapaneco”. La información podría considerarse de rutina; pero lo que no es común es que Velasco acostumbre a “darle vuelo” mediático a las reuniones ordinarias con los integrantes de su gabinete. Frecuentemente lo hace con funcionarios federales, con líderes de partidos o con diplomáticos, no con colaboradores de su gobierno; de ahí lo extraordinario del acontecimiento. En clave política, esa fotografía lleva un mensaje para quienes rumbo al 2018 buscan colocarse en un lugar privilegiado en el juego de la sucesión. No es desconocido que desde que Josean fue llamado al gabinete se le consideró un fuerte prospecto para ganar la próxima candidatura a gobernador, y en esa lógica puede interpretarse que sus bonos han aumentado. El secretario del Campo sabe que genera simpatía en Velasco y también hace su labor al cultivar esa cercanía, desviviéndose en halagos hacia el titular del Ejecutivo. Muchos creen que si la gobernabilidad del estado sigue siendo muy vulnerable, Aguilar Bodegas puede ser el reemplazo seguro del secretario de Gobierno, Juan Carlos Gómez Aranda, lo cual lo acercaría aún más a su viejo anhelo de llegar a la gubernatura de Chiapas.
“DEGENERADOS”.- Está bien visto que la equidad sólo puede encontrarse en las matemáticas o en la geometría, porque en materia de género por más discurso que se diga a su favor, en los hechos no se plasma. En la LXVI Legislatura local son mayoría las mujeres con 21 diputaciones, por 20 que ocupan los hombres. Sin embargo, estos números no se tradujeron en espacios de decisión. Los dos órganos más importantes del Legislativo, la Mesa Directiva y la Junta de Coordinación Política, lo ocupan varones. No hay congruencia.
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