Castellanos, legitimidad acotada
¿Cómo gobernar la capital de un estado con sólo 227 votos de diferencia entre el primero y el segundo lugar? La lógica política en un genuino sistema democrático, indicaría que construyendo un gobierno compartido. Sin embargo, en Chiapas, y en Tuxtla Gutiérrez en particular, estamos a años luz de una solución de esa naturaleza.
Luis Fernando Castellanos Cal y Mayor llega a la Presidencia Municipal acotado por esos números, pero sobre todo por la oposición de la mitad de los tuxtlecos. En otras circunstancias, esa mínima diferencia se hubiera asimilado con naturalidad, asumido como parte de las reglas del juego electoral donde se gana o se pierde por un solo voto. El problema, sin embargo, no sólo es la cerrada votación sino que el triunfo de Castellanos se produjo –de principio a fin— entre severas impugnaciones.
El nuevo alcalde de la capital sabe que al inicio de su administración tiene un alto déficit de legitimidad y, en ese sentido, ha tratado de recuperar apoyo ciudadano prometiendo que castigará la corrupción cometida por sus antecesores Yassir Vázquez y Samuel Toledo, que ejercerá un gobierno honesto vigilado por la sociedad tuxtleca, que reducirá los privilegios de los funcionarios municipales, que ordenará la ciudad –particularmente el centro— y que atenderá las demandas más urgentes de los capitalinos, como la seguridad, la reparación de calles y avenidas, el alumbrado público, la recolección de basura, el servicio de agua potable y alcantarillado, el transporte, y los asentamientos irregulares.
En el aspecto político, la conformación del gabinete va en ese mismo sentido, en el de ganar legitimidad. El nombramiento de la exdiputada local panista Gloria Luna Ruiz como titular de la Secretaría municipal, el segundo puesto en importancia, no es producto de una decisión de gobierno compartido pues ella, a pesar de que en algún momento apoyó a Paco Rojas, no es una posición del excandidato de Acción Nacional, quien ya criticó la casquivana fidelidad de su compañera de partido. La designación de Luna Ruiz obedece más a la idea de crear una imagen de pluralidad y en lo operativo pretende ser el instrumento del gobierno de Castellanos para minar la oposición panista; es parte de la misma estrategia de cooptación de cuadros blanquiazules que se diseñó para restarle fuerza a Rojas durante las campaña, al incorporar a su planilla a panistas tránsfugas como la exalcaldesa Victoria Rincón Carrillo y el exedil interino, Felipe Granda Pastrana.
Es muy probable que en el arranque del nuevo gobierno funcione la estrategia para ganar margen de maniobra en el proceso de afianzamiento; sin embargo, Castellanos tiene poco tiempo para reconstruir su maltrecha credibilidad, pues aún carga como pesada loza el incidente del 2009, cuando en vísperas de los comicios federales fue detenido en el aeropuerto de la capital junto con el líder del PVEM, Arturo Escobar, por llevar en una maleta 1 millón de pesos; también tiene la mancha de ser uno de los diputados locales que aprobó la cuenta pública del último año de Juan Sabines, así como su voto a favor de un impuesto al alumbrado público para los tuxtlecos que resultó inconstitucional; además arrastra la suciedad de su triunfo, el cual alcanzó gracias al uso de programas oficiales con fines políticos y a la compra de votos, ambos casos documentados públicamente.
En su afán por ganar legitimidad, el alcalde Luis Fernando Castellanos ha construido altas expectativas en su gobierno que, siendo realistas, le será muy difícil satisfacerlas. ¿Investigará a fondo la corrupción en la administración de Samuel Toledo y correr el riesgo de afectar intereses de su partido, del gobierno estatal o de diputados salientes con oscuros negocios? ¿Buscará meter a la cárcel al exalcaldeYassir Vázquez, a sabiendas de que saldría involucrado el ahora diputado federal por el Verde, Emilio Salazar, quien formó parte de su gestión? ¿Lo hará si sabe que investigar a Yassir es investigar al exgobernador y ahora cónsul Juan Sabines Guerrero?
Por ahora, y hasta no ver que haya una auténtica voluntad para saldar estos asuntos, las promesas de Castellanos son sólo medidas efectistas para apaciguar el descontento ciudadano. El escepticismo en la naciente administración municipal se fortalece cuando el alcalde acaba de anunciar que ya piensa contratar un crédito con la banca comercial, cuando no descarta la privatización del Sistema de Agua Potable y Alcantarillado y cuando reconoce tardíamente que el gobierno de Toledo violó la Norma Oficial Mexicana al pintar las guarniciones de color verde y no de amarillo.
Si Castellanos no cumple en poco tiempo lo ofrecido, pronto podría quedar enredado en sus promesas simuladoras y provocar una fractura entre los que hoy aparecen como sus aliados en el Cabildo; además de profundizar la crisis de credibilidad que padece frente a la mitad de los ciudadanos capitalinos.
La verdad es que los ciudadanos que nos sentimos afectados por los caprichos de éste hombre, no le creemos absolutamente nada. Nos queda bien claro que ninguna institución y ningún funcionario está para servir al pueblo, solo están para el servicio del gobierno, por lo tanto, lo único que está haciendo este parásito verde, es burlarse una vez más del pueblo, está bien definido que es una persona que no tiene moral, ni vergüenza, él está consciente de que está ahí porque está para proteger a esa bola de ladrones que lo antecedieron. Es un miserable más del sistema político.