El gran perdedor de las elecciones en Chiapas

A Manuel Velasco Coello las elecciones locales le han salido mal. Su capital político, construido pacientemente a lo largo de más de 15 años, se le ha esfumado en este brevísimo periodo poselectoral.

Y es muy pronto para enfrentar una crisis de este tamaño. Apenas va a llegar a la mitad de su mandato y llegará, sino endereza el rumbo, con una imagen desgastada.

El gobernador no aparece en público, no dialoga con los opositores y sus reuniones solo ocurren con sus colaboradores más cercanos. Parece estar alejado de una realidad política que se construye a sus espaldas y que ha tomado las calles de Tuxtla y de algunos municipios.

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Sus asesores no le dicen la gravedad del problema; tampoco que el verdadero perdedor en estas elecciones locales es Chiapas y el gobernador quien ha permitido que un grupo del Verde controle las instituciones electorales y decida quiénes son los ganadores en Tuxtla, Tapachula, San Cristóbal de Las Casas y en varios municipios más, porque en casi todo el estado hay vestigios para construir el Museo del Fraude Electoral 2015.

Normalmente los gobernadores escuchan y dan un paso atrás cuando sus decisiones se contrapone a la voluntad popular.

Juan M. Esponda no lo hizo y se empecinó en imponer como presidente de Tapachula a Luis Guízar Oceguera. Tapachultecos inconformes protestaron y marcharon. Fueron reprimidos, con un resultado de heridos y una persona asesinada, María Herrán Ramos. El gobernador, por órdenes del presidente Miguel Alemán Valdés, dejó el cargo en 1946.

En 1955, se vivió otro momento de inconformidad ciudadana: El alzamiento de Los Pollinos, comandados por Artemio Rojas Mandujano, y la movilización en contra del candidato a la presidencia de Tuxtla. Efraín Aranda Osorio tuvo que aceptar a Álvaro Raquel Mendoza como presidente municipal en el periodo 1955-1958.

Después hubo un largo periodo de tranquilidad ciudadana, con zipizapes entre priistas pero que aceptaban al final el veredicto de los gobernantes locales.

En 1976, sin embargo, se presentó algo inédito. Emergió un candidato muy popular, el doctor Valdemar Antonio Rojas López, quien se enfrentó a la alcaldía con el empresario Enrique Pedrero Jiménez. Ganó el panista, y Manuel Velasco Suárez, quien ya estaba de salida, tuvo que aceptar la derrota del PRI en la capital. Detrás de esta decisión estaba Jorge de la Vega Domínguez, candidato electo en ese entonces a la gubernatura de Chiapas, quien no deseaba arrancar su mandato con manifestaciones de inconformidad ciudadana.

El triunfo de Enoch Araujo en 1995 se dio en un marco diferente porque el gobernador Julio César Ruiz Ferro no era más que un delegado de la Federación en Chiapas, y tuvo que ser la presidencia de la república que aceptara el veredicto de las urnas.

En el caso de Paco Rojas, Roberto Albores Guillén no intentó oponerse. Tampoco sucedió así con Victoria Rincón Carrillo, tránsfuga «panista» en este proceso electoral, quien recibió el reconocimiento de Pablo Salazar Mendiguchía.

Los gobernantes salieron fortalecidos al aceptar el veredicto de los electores. Jorge de la Vega, incluso, fue premiado con la Secretaría de Industria y Comercio y figuró más tarde como aspirante a la presidencia de la república. Los mandatarios terminaron su mandato sin mayores problemas, y el único que no cedió a la voluntad popular, tuvo que renunciar.

Juan Sabines Guerrero fue un caso aparte al no aceptar el triunfo de Carlos Morales Vázquez. La inconformidad ciudadana, sin embargo, no fue tanta como en este 2015.

En una democracia, un gobernante incrementa su prestigio cuando reconoce el triunfo del oponente, pero padece el rechazo cuando intenta imponer a sus empleados.

El Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación seguramente le dará la vuelta a estos resultados electorales, con el reconocimiento de triunfo de Paco Rojas o la nulidad de las elecciones en Tuxtla. Pero ese proceso será muy desgastante para el gobernador. Lo mejor para él sería que el Tribunal Electoral del Estado de Chiapas, que casualmente está bajo la dirección del magistrado presidente Arturo Cal y Mayor Nazar, primo hermano de Fernando Castellanos Cal y Mayor, anulara varias casillas fraudulentas, con lo que la presidencia municipal quedaría en manos del PAN.

Esta acción le permitiría al gobernador recuperar esos puntos de popularidad marchados tan deprisa, recobrar la armonía y trazar un mejor plan de gobierno para Chiapas. Le faltan tres años para trascender. Él deberá decidir si quedar como mero gestor de votos del Verde o construirse como un gobernador que reclama la entidad.

Todavía, creo yo, está a tiempo. Todavía, creo yo, puede ser un buen gobernante que establezca una agenda de prioridades y un programa sólido que siente las bases de la transformación de Chiapas.

Con una buena gestión, los partidos se lo disputarán cuando concluya su mandato. Podrá caminar como un ciudadano querido y respetado por las ciudades de la entidad; de lo contrario, ni los impresentables del Verde lo premiarán con una curul, mucho menos con un consulado de oprobio.

3 Responses to “El gran perdedor de las elecciones en Chiapas”

  1. Alfredo Palacios Espinosa
    3 agosto, 2015 at 19:21 #

    Los asesores, si es que los hay, no funcionan cuando el gobernante únicamente quiere escuchar elogios. Hay un conflicto de intereses si el presidente del tribunal electoral local es familiar del impugnado, debe rehusarse o renunciar, pero eso está en chino. Lo grave está a nivel federal por los que ya están buscando negociaciones para que ratifiquen los resultados. La gran pregunta es: Que tanto Madero y Navarrete están dispuestos a dar la pelea con sus cuerpos de abogados especializados en derecho electoral y no van a comprometer los resultados con Peña Nieto. El camino lo van a hacer largo y tortuoso para desalentar, El aguante y la resistencia deben ser los elementos indispensables de esta lucha.

    • Daniel Werner
      10 agosto, 2015 at 17:11 #

      Acertadísima opinión. la suscribo…

  2. Orlando Olaldes Paz
    3 agosto, 2015 at 16:09 #

    La nota parece ver Manuel Velasco como la víctima manupulada de un proceso mezquino. Seguramente él, sabe perfectamente lo que está pasando. Es él quien quiere imponer a Cal y Mayor en la alcaldía. Sus intereses estúpidos de que Chiapas sea Verde lo han llevado a un nivel de egoísmo y prepotencia muy característicos de gobernantes que sucumben anta los beneficios del poder político. Manuel Velasco es repudiado por muchos Chiapanecos hartos al ver una Campaña disfrazada de informes de gobierno, de acciones benéficas para el Estado. . . Mucho dinero deperdiciado con miras de un Proyecto Personal para el 2018.

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