Definición de lo nuestro

Pachamama. Imagen de http://genderlatm.wp.horizon.ac.uk/

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Hay gente que se siente feliz con lo mío o con lo tuyo. Hay gente que, sin soberbia, es feliz con lo nuestro. Estos últimos creen que lo esencial de la vida no es lo mío ni lo tuyo sino lo nuestro, lo que abarca todo y es para todos. El plural abarca la totalidad y la totalidad no es para el individuo sino para el conglomerado.

Hay tantas esencias que no permiten el singular, que exigen el plural. La patria es nuestra. ¿Hasta qué día lo entenderemos? La ciudad es nuestra, ni es tuya ni es mía.

Lo bonito de lo nuestro es que es posesivo, pero un posesivo general. Lo nuestro no admite dudas ni permite que alguien se haga a un lado. Nadie puede desentenderse de lo nuestro. En lo nuestro está incluido el perro, el reloj, la línea de la meta y la montaña.

Mario siempre usa el posesivo nuestro; siempre elige lavar los patios porque, asegura, esos pisos esperan los pasos de todos.

Parece, digo que sólo parece, los movimientos revolucionarios están inflamados por lo nuestro, por esa convicción de que la tierra no es para quien la trabaja, sino para todas las manos que cosechan. Es posible que alguien no sea sembrador de maíz, pero sí, con donaire, sea cosechador. Se vale, se vale si él siembra palabras, por ejemplo, y otro cosecha ese verbo. Ya lo dijo el sabio: No todo mundo sirve para todo, pero sí todo sirve para construir el mundo. Y el mundo se construye desde lo nuestro, jamás desde el mío o el tuyo.

Una vieja fábula cuenta que dos pájaros estaban en un árbol de jocote. El pájaro mayor picoteaba sobre una rama y el menor no comprendía, con cierta sorna, le preguntó si acaso se creía pájaro carpintero y por eso quería hacer un hueco, el mayor cesó su labor y dijo que no, que él, igual que el otro, era un simple zanate. ¿Entonces?, preguntó el menor, ¿por qué hacés lo que hacés? Porque todo es nuestro, dijo el mayor. En ese instante, una hilera de hormigas apareció por el hueco que había hecho el mayor. Ah, ya entendí, dijo el menor, todo es nuestro, y voló para comer una o dos hormigas, pero antes de hacerlo, se oyó algo como un huracán de alas, era un águila que tomó entre sus garras al ave menor. Éste se puso gris del miedo. ¿Así que todo es nuestro?, preguntó el águila. ¡No, no!, ya entendí la lección, dijo el ave menor. El águila la soltó y las hormigas bajaron por el tronco y fueron a levantar hojitas.

Hay gente en el mundo que sí entiende el concepto de lo nuestro. Hay sabios que insisten en que si no fuese por esas personas el mundo ya hubiese colapsado.

Lo nuestro abarca el sol, la carreta, la piedra, el techo y el fogón. Lo nuestro es como el pan tuyo y mío de cada día, como la lluvia para la milpa, como la mano que detiene la escalera, como el viento que nunca arrasa sino contempla.

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