Chiapas: Insurgencia ciudadana
En Tuxtla Gutiérrez, y en varias partes de Chiapas, ha emergido una ciudadanía que protesta por las elecciones fraudulentas que vivimos el 19 de julio, y que demanda un Estado realmente democrático.
Generalmente son los resultados de elecciones, el incremento de impuestos o las crisis políticas o económicas las que obligan a hombres y mujeres a alzar su voz y a salir a la calle para manifestar su inconformidad.
En Tuxtla han sido las elecciones las que han disparado el malestar, pero ya desde antes pequeños colectivos comenzaron a ejercer su ciudadanía a través de actividades comunitarias de intervención.
Me ha tocado ver a grupos que se organizan para recuperar un espacio de la ciudad: se apropian de un camellón, lo limpian y lo embellecen; van a un lugar abandonado y lo convierten en una fiesta; se montan en bicicletas y demuestran que las calles pueden muy bien congeniar con peatones, ciclistas y automovilistas.
Esas acciones, aisladas pero cada vez más frecuentes, en lugar de recibir los parabienes de las autoridades, son casi siempre ignoradas y en muchas ocasiones despiertan el enojo de algún funcionario.
Vivimos ahora la emergencia de una ciudadanía que se siente ofendida por las elecciones locales, y que ha manifestado su desacuerdo a través de acciones, generalmente pacíficas, como marchas, pintas y exposiciones.
La #ExpoFraude2015 del sábado es un logro más de ciudadanos que, a estas alturas, no están a favor de Fernando Castellanos Cal y Mayor o de Paco Rojas, sino de una sociedad más democrática, en donde se respeten las reglas del juego electoral, la equidad y la transparencia.
Los organizadores fueron muchachos y muchachas que armaron obras de teatro, que leyeron ensayos y que exhibieron fotografías, videos y diversos productos de lo que constituyó el fraude electoral más escandaloso en la historia de Chiapas.
Los movimientos ciudadanos son impredecibles. A veces, después de una etapa expresión épica, regresan a su pasado de indiferencia, pero en otras, evolucionan o involucionan hacia estados con actividades más radicales.
En Tuxtla no sabemos todavía si éste será un movimiento testimonial pero importante o alcanzará otros niveles. Lo sorprendente es que el gobierno se siga aferrando a sus decisiones, y se muestre apático y sordo a las expresión de inconformidad de miles de hombres y mujeres.
Lo positivo de estas elecciones es la emergencia de una ciudadanía que exige transitar hacia un Estado realmente democrático, hacia un mejor Tuxtla y un mejor Chiapas. Estoy seguro que lo logrará, que tanto esfuerzo no será en vano.
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