Definición de co

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¡No! Falso. No es monóxido de carbono. Es una sílaba que contiene la consonante c y la vocal o. ¿Qué es co? Es la sílaba más amada de los comitecos, porque es la sílaba inicial de Comitán. Y no sólo de Comitán sino también la sílaba inicial de Cotz. Quienes poseen un mínimo conocimiento de ese pueblo mágico saben que los comitecos se reconocen en el cotz. Para quienes no saben qué es Comitán ni qué es Cotz, diré que Comitán es el pueblo donde Rosario Castellanos creció; y el Cotz es una palabra de origen tojolabal que, en el pueblo de Rosario, se aplica como sinónimo de hacer el amor. Cuando algún comiteco, con ojos de bandera a media asta, le dice a una muchacha extranjera que la invita a echar cotz, le está sugiriendo que vayan a la cama a buscar ácaros en la oscuridad.

Co es la sílaba más importante del universo. Una vez, un comiteco soñó (tuvo pesadilla) que la sílaba se extraviaba y él debía cruzar un abismo para ir a la otra orilla en busca de ella. ¡Dios mío! ¿Cómo imaginar el mundo sin la sílaba co? “¿Dónde vivís, vos?”, me preguntaría alguien y yo, con cara de cable enredado, diría: “Vivo en Mitán, la tierra del Tz”. En cambio, gracias a esa maravillosa sílaba, respondo: “Vivo en Comitán, la tierra del Cotz”.

Mi primo Mario tenía prohibido decir la palabra culo. Ah, era un martirio, porque a él le gustaba decir la palabra culo. Entonces, una mañana, como si el Espíritu Santo hubiese aparecido a mitad del día, mi primo le daba una vuelta al periódico “Esto” cuando encontró el nombre de un equipo chileno: “Colo colo” y supo qué debía hacer: tiró el periódico, salió a la calle y cuando vio a una muchacha bonita, con un trasero espectacular, le dijo: “Colo-colo”, ella sonrió y siguió caminando con rumbo al parque central. Mario entró a su casa, fue a la cocina, abrazó a su mamá (quien cortaba papas sobre una tabla de madera) y le dijo (con voz de pichito): “Colo-colo, mamá, colo-colo”. La mamá sonrió y le dijo, con voz afectuosa, que no estuviera molestándola, que debía preparar la comida, porque su papá ya pronto llegaría. Mario, desde entonces, amó la sílaba co. En realidad él había hecho un relevo mental: cuando pronunciaba colo-colo, mentalmente lo traducía: culo-culo. Cuando íbamos al Club Campestre, Mario se tiraba en una poltrona y desde ahí, con lentes oscuros, decía: “Mirá, mirá, qué colo-colo”, y yo veía y sabía que estaba viendo el culo de María que, en traje de baño de dos piezas, pasaba por delante, como si estuviese en el escenario con cortinas rojas del Moulin Rouge. La verdad es que María, en ese tiempo, tenía un colo-colo impresionante (ahora ya se desparramó y su colo-colo tiene horma de culo de hipo-hipo).

Los comitecos amamos la sílaba co. Sabemos que siempre tenemos la razón y que coRazón inicia con co. Con co también inicia la palabra confort y la palabra cómodo. Y si cielo inicia con ci es porque, a veces, el universo se tuerce a mitad de la rama. Cielo debería ser Coelo y Coelho debería ser Culo.

Los comitecos, más que cualquier ciudadano del mundo, amamos a nuestra ciudad. Y esto (perdón) tiene mucho que ver con que Comitán inicie con la sílaba co, la misma sílaba que muestra el camino de la palabra colibrí.