La intolerancia en México
¡¡Pinche asalariado!! fue el grito de lo que los mexicanos conocimos hace algunos unos ayeres en las redes sociales y que los internautas bautizaron como LadyPolanco.
Muchos se divirtieron con lo patético del video que circuló, otros rápidamente lo calificaron como un acto racista o incluso de violencia, intolerancia, abuso de poder y prepotencia.
Y era cierto, el video era todo eso junto, patético, racista, lleno de violencia verbal y joya de la intolerancia, el abuso de poder y la prepotencia.
Sin embargo poco a poco, las redes sociales mexicanas hicieron eco de hechos similares que ocurrieron en diversas partes del país y que también fueron reseñados y discutidos vía internet e incluso en artículos periodísticos.
Surgieron así LadySenadora, LadyProfeco, Lady de Puebla, LadyChiles y también hubo la aparición en varios casos del género masculino en estas escenas patéticas, tales como el caso del Gentleman de Playa del Carmen y el Glenteman de las Lomas.
Otro fenómeno que se suma a las Ladys y los Glenteman es el de los Juniors de la política o de grandes empresarios que presumen su riqueza en las redes sociales.
Tal es el caso de los videos del Instituto Cumbres y de las fotos de los hijos de muchos de los políticos dándose vida de gran lujo cuando se supone que los sueldos y prestaciones que otorga la administración pública y el sistema legislativo nacional dan para vivir una vida holgada, pero nunca para grandes lujos.
Pero a esta prepotencia a la mexicana que se exhiben en las redes sociales también se le suman la de nuestros políticos. Los lujos de los viajes y el uso personal de un helicóptero oficial por parte del ahora ex funcionario David Korenfeld son también un acto lleno de prepotencia y de abuso de poder.
Ayer mismo, en un video de dos minutos el presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova; era exhibido burlándose de un grupo de indígenas con los que sostuvo una reunión.
El video está disponible en esta liga para que usted saque sus propias conclusiones sobre el lenguaje y las expresiones de un funcionario público que debería estar más preocupado porque no se le descarrillen las elecciones en los numerosos focos rojos que se tienen detectados en el país.
Obviamente, ante los hechos el funcionario hizo lo que hace cualquier funcionario que sabe que la evidencia en su contra es contundente: presentar una demanda para que se castigue a quien las autoridades le demuestren la culpabilidad y ofrecer disculpas públicas.
Ante la prensa que cubre la fuente; Lorenzo Córdova textualmente dijo que: “Al teléfono me referí de manera desafortunada y poco respetuosa hacia uno de los interlocutores de aquella reunión. Quiero aprovechar este espacio para ofrecer una disculpa franca y sin rodeos a quienes se hayan sentido ofendidos por mis comentarios ilegalmente obtenidos y filtrados ilegalmente a la opinión pública”
Ante la noticia de este hecho, los mexicanos somos clasistas, nunca racistas me comentaba un amigo; también argumentaba que muchas veces somos intolerantes, soberbios, autoritarios y que esas características se notan más entre las clases sociales altas y entre quienes más escalan en la estratificación social.
Puede ser me dije a mi mismo, no lo niego; pero la gran pregunta es ¿a qué responde esta gran intolerancia mexicana?
Seguramente responde a la enorme desigualdad que sufre el país y que nunca se detiene, esta desigualdad reproduce la miseria, la pobreza y lo que es peor reproduce también; la falta de oportunidades.
Seguramente entre quien discrimina está implícito -aunque no siempre se dé cuenta- el hecho de que aquella persona a la que discrimina, la falta de oportunidades es ya un problema generacional.
El problema es que en una sociedad que aspire a una democracia –ya sea representativa, directa o efectiva- las expresiones irrespetuosas y prepotentes- no deberían de caber y menos si estas vienen de sus altos funcionarios y aún más: tampoco se le deberían permitir a quien dirige al instituto encargado de realizar elecciones democráticas.
Razones para ello hay muchas, pero considero a una esencial; vivimos en un país con altos niveles de pobreza y desigualdad, por lo tanto cuidar la cohesión y el tejido social es esencial para la paz social y la seguridad pública.
Y esa es una tarea esencial de quienes dirigen nuestras instituciones.
Pero además la tolerancia es algo que los mismo ciudadanos debemos de promover porque diariamente somos quienes tomamos el colectivo y el transporte público al lado de nuestros vecinos, quienes son burócratas, funcionarios, carpinteros, profesionistas por su cuenta, obreros y un largo etcétera de oficios, orígenes e intereses pero que todos tienen algo en común: vivimos en la misma comunidad y por lo tanto sufrimos las mismas carencias de servicios prestados por las instituciones gubernamentales.
Eso sí, que tal nuestras autoridades a la hora de cobrar los impuestos, que tal a la hora de proporcionarnos servicios y que tal ahora con lo que piensan de los grupos más vulnerables del país.
Cada vez nos demuestran lo que en realidad son: políticos insensibles.
La calidad moral de nuestros gobernantes y su tolerancia hacia los grupos vulnerables es igual de importante que la tolerancia a nivel micro, es decir en nuestro entorno inmediato.
A nivel micro la debemos practicar y a nuestros dirigentes debemos de exigírsela. Solo así contribuiremos con nuestro granito de arena a construir el país que todos queremos y en el que todos quepamos.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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