México, el sueño y el infierno
Me contaba un niño, que creció frente a una iglesia, que él pensaba que en el infierno quemaban a los pecadores en un perol. Años después, él y yo llegaríamos a la conclusión de que el peor castigo que pude existir en el infierno es no dormir.
Te levantaste temprano como todos los días, como desde hacía más de 60 años; tomaste un café que sorbiste con un trozo de pan. Fuiste por tu bicicleta porque tú mismo decías que no tenía caso llevar carro a un lugar tan cercano. Tomaste tu sombrero y ella se despidió de ti con un “Dios te bendiga”.
Pasó el tiempo y no regresaste. Ella se preocupó y mando a su hijo a ver por ti porque tenías que inyectarte la insulina. Fueron al lugar y el sombrero que siempre usabas de lado estaba en el piso, la bicicleta tirada y de ti nadie sabía nada.
Desde ese día no hemos podido dormir. Es, incluso, un placer culpable el poder dormir sabiendo que tú puedes estar sufriendo. La cabeza da miles de vueltas pensando en cómo podrán tenerte, ¿amarrado, tal vez?, ¿estarás vivo? El tiempo pasa, el silencio prevalece y las ojeras se hacen permanentes en un cuerpo que se cansa; el espíritu flaquea y, a pesar del sueño, nadie pude dormir. Sí, esto es el infierno, no hay descanso, la mente piensa en ti a cada rato.
Vamos a descansar cuando estés aquí, cuando podamos abrazarte y sonreír contigo, cuando todo esto sea solo una pesadilla. Te estamos esperando, no lo dudes.
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Hoy me pregunto cuándo te encontraremos, en qué fosa estarás. Tú tal vez no lo sabes pero el país pareciera ser un gran cementerio clandestino. Hace años que la muerte recorre de punta a punta el territorio nacional. Tú no lo sabes, pero hubo un momento en que la muerte dejó de sorprendernos, en que las masacres pasaron a formar parte de la normalidad nacional.
Hoy sigo sin entender por qué a ti. Y sé que esa pregunta no tendrá respuesta, y me duele, me duele tanto… nos duele. Pero ni así dimensiono lo que sienten tus hijos y tu esposa, que día a día despiertan con la ilusión de al menos saber que se ha encontrado tu cuerpo y que, ahora sí, podrán enterrarte y llorarte en un lugar determinado. En lugar de eso, cada noche se van a la cama con el dolor de no haber recibido llamada alguna que dé cuentas de ti.
Tú no lo sabes pero también hay hombres y mujeres de las fuerzas armadas y la policía que todos los días dan su vida por rescatar a quienes como tú, cayeron en manos de la gente más cobarde.
Quisiera verte este 25 de diciembre como muchos años te vi. Tú no lo sabes pero nos has dejado un hueco enorme en el alma.
¿En dónde estarás? ¿En dónde habrán dejado tu cuerpo esos cobardes? Tal vez un árbol se alimenta ahora de ti, no sé, no debería pensarlo, pero a veces es muy difícil dejar de pensarte.
A veces ese niño se pregunta por qué te perdió así, por qué no pudo tenerte siempre y vivir con la idea de que el infierno se reduce a un perol.
Muy buenisimo Dr. Sin palabras me ha dejado ….. Felicidades
Me dejo con un nudo en la garganta…. Pero sin duda alguna es repugnante que en manos de pocos esta el verdadero infierno en manos de delincuentes … Pero la triste realidad es esa… Hay que tomar conciencia y tratar de enderezar el camino , pues no creo que todo este perdido ..nada se pierde en intentarlo ….. Saludos mi buen DR. Muy buen articulo .. Sorprendente y reflectivo a la vez… Felicidades estamos a la orden