La Secretaría General de Gobierno, la rifa del tigre
La semana pasada, la noticia corrió como reguero de pólvora en todo Chiapas, el Doctor Eduardo Ramírez Aguilar; Secretario de Gobierno, amigo personal y operador político del gobernador había renunciado al segundo cargo político en importancia dentro de la administración pública estatal.
A su relevo llegaba Juan Carlos Gómez Aranda, político de amplia y reconocida trayectoria política; miembro actual del gabinete, creador de consensos y ex coordinador general de la campaña política del gobernador Velasco Coello, pero de perfil priísta.
El relevo político en la administración pública pareciera un asunto de lo más normal porque responde a la pérdida de confianza del líder sobre el subordinado, responde también a la cancelación de alianzas de facto por otras nuevas, o simplemente porque el perfil del relevado ya no es el idóneo para atender las particularidades del momento político.
Mucho tiene que ver las elecciones intermedias en puerta, pero sobre todo la necesaria capacidad de nuestros actores políticos para contener las inconformidades que siempre se presentan en este tipo de ejercicio político.
También que el triunfo sea seguro y el equipo político cercano al ejecutivo asuma las principales posiciones legislativas y las alcaldías de las principales ciudades.
Pero en Chiapas lo normal no es asunto cotidiano; mucho menos en cuestiones que tienen que ver con hacer política.
A todas esas razones que suponen las condiciones necesarias para realizar un relevo en el gabinete, la renuncia de Ramírez Aguilar se circunscribe dentro de las particularidades de la política chiapaneca y los efectos de esta renuncia serán muchos y variados, es decir son múltiples sus lecturas.
Recordemos que a Chiapas lo gobierna un equipo político que pertenece al Partido Verde Ecologista de México (PVEM), una institución política que en alianza con el PRI -la actual primera fuerza política del país-, le arrebató en Chiapas el poder al PRD, luego de que la izquierda encabezara el gobierno local dos sexenios consecutivos.
Una de las características principales del periodo perredista e incluso del actual gobierno verde ecologista; es que el crecimiento político de estas dos instituciones políticas en el estado, se realizó a costa del PRI con desbandadas y renuncias de la militancia que debilitaron la presencia del Revolucionario Institucional en Chiapas.
Hoy ese partido político recuperó la presidencia de la república y de paso la gubernatura del estado, perdidas hace dos sexenios. Pero la recuperación de la gubernatura se dio en condiciones de una coalición que al revés de lo que sucedió en la carrera por la presidencia de la República, dicha coalición no es encabezada por un miembro del partido político más fuerte. En Chiapas la gubernatura tiene de titular al líder de la coalición más débil o pequeña.
Esto es un detalle que no es menor.
Por eso repetimos: en Chiapas nada es normal en materia política. El PRI recuperó el control político, pero quien está al frente del timón no responde a los intereses de este partido político. En el fondo, responde a los intereses de sus propias aspiraciones políticas y de paso al partido político que lo encumbró, así sea un apéndice del PRI.
Por esos detalles, nada, casi nada o muy poco le tocó a la militancia priista; en el Congreso Estatal entre los dos partidos (PRI-PVEM) son una aplanadora con 16 diputados el primero y 13 el segundo y ahí probablemente exista un equilibrio, pero donde no lo hay es en la administración pública, ya que esta se conformó con ex priistas y con personajes cercanos al mandatario estatal, incluso con ex panistas y ex perredistas y que decir de ex sabinistas; hoy a todos los identifica el perfil de la militancia neo verde ecologista.
El gobernador emana de las filas del Verde Ecologista, y eso fue una condición esencial para que todo aquel que tuviera una aspiración política en Chiapas se pasara a engrosar las filas del PVEM, por eso nada o casi nada gana el PRI en la edición local de su alianza con el verde ecologista.
Esta condición provocó que la edición local de la alianza PRI-PVEM no funciona en los hechos, porque todas las ganancias se las llevó el Verde Ecologista.
No hubo pues balance político. Y ese fue el pecado original de la alianza a la usanza chiapaneca.
La alianza entre PRI-Verde en Chiapas no garantizó un balance político con su socio el gobernador Velasco -ocupado en reforzar su imagen política con vistas a continuar el ascenso de su carrera-, y tampoco garantizó el balance el hoy ex secretario general de gobierno. Todo el poder al Verde Ecologista.
Ante esta falta de equilibrio, era evidente de que tarde o temprano, el partido más fuerte se vería afectado y tomando en cuenta que el jefe político nacional de esta alianza es el presidente de la República, el jalón de orejas -para los que se dejaron y para los que ocuparon todo- llegaría tarde o temprano.
Precisamente esa es una cuestión vital, ¿por qué hasta ahora se pensó en el cambio y también porqué hasta ahora se buscó subsanar ese desequilibrio con el ascenso de un político conciliador y priista?
El rumor
Se cuenta que ante lo copado por el PVEM de las posiciones políticas en el estado y el desequilibrio entre los socios, el senador chiapaneco identificado al 100 por ciento con las siglas tricolores, elevó una protesta ante el presidente nacional de su partido político, quien a su vez la hizo suya ante el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.
El responsable de la política interna rápidamente llama a consulta al propio gobernador del estado y a su burbuja cercana. El resultado fue la obligada renuncia del responsable de la política interna chiapaneca y número dos del gabinete local. Se dice también que ante la insistencia de Osorio Chong y lo inevitable del cambio para no enrarecer el clima político chiapaneco entre los dos socios, rápido se pensó para la Secretaría General de Gobierno en un perfil priista, mesurado, conciliador y de reconocida trayectoria.
Solo había una persona que cubría estos requisitos; el Secretario de Planeación, Gestión Pública y Programa de Gobierno, Juan Carlos Gómez Aranda.
Las complicaciones del nombramiento
Hasta ahí todo bien, una decisión aplaudible que seguramente le bajará los decibeles a la protesta priista. Pero el asunto y la solución no es muy simple, es complicado porque todo en el fondo responde a las particularidades de la especial forma de hacer política en Chiapas.
El nombramiento es una auténtica rifa del tigre.
Por principio de cuentas, si bien es cierto que muchos funcionarios y políticos actuales tienen como cuna la ciudad de Comitán -entre ellos el saliente y el entrante Secretario General de Gobierno- el grupo no está cohesionado. No existe un “grupo Comitán” como tal. Unos responden a los intereses del PVEM y otros a los intereses priistas del Senador chiapaneco con familia oriunda de esa ciudad.
Por eso, puede esperarse que a la conformación del nuevo gabinete se pare la llegada de neo-verdes especialmente de Comitán y se refuerce la presencia de militantes del PRI.
¿Estarán de acuerdo los neo-verde con el cambio de señal, y de balance político que ese espera con el nombramiento?
En materia de operación política, también el asunto es complicado porque hay elecciones en puerta. Otra condición para que los socios políticos sigan en el estira y afloja, en ese sentido habrá que tomar acuerdos que satisfagan a las dos partes. ¿Se podrá y habrá voluntad de cada uno de los socios?
También la operación política se complica porque de unos años a la fecha en Chiapas un día sí y el otro también las tomas de alcaldías, los bloqueos carreteros, las marchas, las inconformidades –en contra de las clases políticas municipales- están a la orden del día por falta de inversión pública.
Inclusive el nombramiento tiene implicaciones para el 2018. Ese año termina el mandato constitucional de Manuel Velasco Coello y es más que probable que en la carrera por sucederlo participen los tres senadores de la república por Chiapas; Zoé Roblero del PRD, Luis Armando Melgar del PVEM y Roberto Albores del PRI.
La alianza PRI-Verde complica el panorama sucesorio porque evidentemente solamente uno de ellos podrá ser el que llegue a la gubernatura. Se complica también porque a menos que suceda algo extraordinario, no se ve en el horizonte que se cancele la alianza PRI-Verde.
Probablemente los tres estén en la boleta del 2018. Pero si este relevo fortalece a Albores Gleason, habrá que tener presente que el nuevo Secretario General de Gobierno es suplente en el Senado de la República de Luis Armando Melgar Bravo.
¿Hacia dónde se inclinará la balanza del caballero de la política?; ¿hacia su vena política priista con Roberto Albores o con Luis Armando Melgar Bravo su compañero de fórmula senatorial?. Esas dos únicas posibilidades visibles hasta ahora dentro del oficialismo chiapaneco.
El panorama en el Verde Ecologista
Por supuesto que Eduardo Ramírez Aguilar no sale de la Secretaría General de Gobierno para irse a un desierto político. Ocupará con seguridad el liderazgo del Verde Ecologista en Chiapas y se ocupará también de la operación política en la cámara de diputados local.
Sin embargo, el panorama no es el mejor, ni para sus aspiraciones personales, ni para las de su partido político. Irá inevitablemente a disputarle el liderazgo partidista a Fernando Castellanos Cal y Mayor, quien ya tiene un trecho recorrido en la política partidaria.
Hasta el momento a los dos miembros más importantes de la burbuja cercana al gobernador no se les conocía disputa alguna, no había porque tenerlas, un era el encargado de la política interna, y el otro de la política partidaria, es decir aquella que se encarga de sumar adeptos y simpatizantes a la causa.
El choque probablemente sea inevitable en el mediano plazo.
Por lo pronto la realidad dicta que el gobernador del estado, rumbo al 2018 tuvo que sacrificar un alfil; todo por intentar coparle los espacios al partido político oficial.
En el pecado estuvo la penitencia y ello complica la sucesión para el 2018. Y de manera inmediata complica también el deseo de lograr “el carro completo” para seguir engrosando el número de simpatizantes nacionales verde ecologistas desde Chiapas.
Como corolario, la juventud de los dirigentes del PVEM mexicano no les permitió ver que como dice Simón Díaz con su Caballo Viejo:
El potro da tiempo al tiempo
Porque le sobra la edad
Caballo viejo no puede
Perder la flor que le dan
Porque después de esta vida no hay otra oportunidad
O sea, ¿De verdad pensaron que el PRI no jugaría también sus cartas?
El enemigo (PRI-PVEM) en Chiapas duerme junto y está en casa. No necesitan que en el 2018 alguien se les atraviese. El choque de los socios será de pronóstico reservado.
Dos estimados amigos que tengo en el Estado de Chiapas, me visitaron en la ciudad del Distrito Federal, los cuales me expusieron de unos problemas que los aquejan en donde radican, que es en Pueblo Nuevo de ese Estado, aprovechando esta visita irian con las autoridades federales a exponerles del problema por el que atraviesan. Tuve conocimiento de la existencia de este periodico con el fin de darles a conocer de este conflicto que existe y con el fin de que se hiciera publico. En caso de que les llegar a interesar, les agradeceria enviarme su respuesta a mi correo arriba anotado. Agradeciendo de antemano por la atencion que se le diera este asunto.