El jardinero de Chiapas
En una de las entidades más pobres del país, con altos índices de pobreza extrema (la tercera parte de la población según el CONEVAL), un jardinero recorre los municipios rompiendo el pavimento, quitando los adoquines y poniendo laja con figuras subliminales algunas y otras claramente indicando letras que sugieren iniciales de un partido o de un nombre.
Bajo la excusa de modernizar a Chiapas, los trabajos han abarcado libramientos, boulevares, entradas de las ciudades, y en algunas como San Cristóbal ha implicado la restauración de las casas y negocios ubicados en el centro histórico. Los trabajos involucran a miles de trabajadores que se distinguen, además de por su número, por vestir chalecos que los identifican con un partido político…sí, el mismo que colecciona multas por actos anticipados de campaña.
Es cierto que el resultado de los trabajos resulta halagador para la vista, se ven muy bonitas las entradas de las ciudades, lo aplaudiríamos si nos sobrara el dinero, y si no hubiera quienes no pueden satisfacer sus necesidades básicas. Tampoco habría objeción alguna si estos millones de pesos y miles de trabajadores también llegaran a los municipios en extrema pobreza, construyendo hospitales, escuelas, caminos.
En circunstancias de pobreza extrema, modernizar los boulevares del modo en que se está haciendo resulta un atropello a la dignidad humana y un derroche de recursos injustificado. No es un secreto que los pocos hospitales existentes carecen de personal y de medicamentos, que muchas personas se ven obligadas a migrar ante la falta de oportunidades laborales, y que los municipios indígenas viven en situación de pobreza extrema.
La modernización o embellecimiento de entradas a las ciudades parece más una decisión de alcoba que una política de gobierno. Solo de esa manera se explica invertir en ello los recursos económicos que podrían disminuir la pobreza extrema. Además, la supuesta modernización que se construye, quitando adoquines o pavimento con que otro también modernizó, muy probablemente representará, al final del sexenio, motivo para que otro gobierno también quiera modernizar lo que no le parecerá moderno.
Decidir la inversión, como se hizo en este caso, revela superficialidad en las políticas y discriminación en la asignación de los recursos. Nuevamente se discrimina a los pueblos indígenas y a los pobres de la posibilidad de verse beneficiados con los recursos públicos para mejorar sus condiciones de vida.
a mi me gustaría saber cuánto costó la adquisición y plantación de decenas y decenas de palmeras que ahora están muertas en la carretera a Chiapa de Corzo.