El caminante de las lenguas
Por Xun Betan
Hace unas semanas se nos fue uno de los grandes conocedores de las lenguas indígenas de México, especialista de las lenguas mayas y xinca. Hace unas semanas se nos fue para colocarse en los vientres de la Madre Tierra, en el vientre de las grandes montañas. Ha iniciado su viaje para encontrarse con los seres mágicos, los señores del tiempo, los guardianes celestes, los graniceros. Seguramente en este encuentro no tardará en realizar esas preguntas que mucho acostumbraba a hacer con ese aire de etnógrafo y antropólogo que naturalmente le brota desde su corazón; pero, como buen lingüista, en su paso hacia aquella dimensión, no dejará su libreta para anotar su percepción fonética y la estructura gramatical de la lengua de aquellos seres.
Además de esa manera tan peculiar de hacer sus diálogos con las personas de las comunidades, su afinado oído de lingüista me ayudó mucho a conocer y profundizar más sobre mi lengua, el tsotsil. Así, entre los varios profesores que tuve durante la universidad, la cercanía de él, mucho me ayudó a aprender algo muy valioso de mi identidad y cultura: la de reaprender mi lengua. Otto Schumann, el maestro Otto como acostumbramos llamarle, nos ha dejado un legado invaluable con su trabajo. Con algunos compañeros de la universidad lo veíamos como una biblioteca ambulante, porque no había tema que no supiera y no hablara.
Recuerdo que en sus viajes nunca se le olvidaba ir a los mercados para ver y comprar todo tipo de cosas, sobre todo las que le resultaban más extrañas. Cuando iba a Guatemala, a su regreso traía maletas de cosas, entre ellas telas como las de Momostenango, o algún delantal de algún otro pueblo, mantas o cosillas para regalar y, lo mejor de todo, su libreta con sus anotaciones. Así, en los momentos de trabajo, compartía sus aprendizajes, lo hacía de una manera muy peculiar, desde las comparaciones lingüísticas. Por ejemplo, para comprender algunas palabras del tsotsil, se apoyaba del chol, tseltal o del maya yucateco, del kiche’ o de alguna otra lengua maya, para aclarar sus dudas.
En Chiapas, ha sido uno de los grandes referentes en cuanto al estudio de las lenguas. Ha preparado y formado a un sinfín de profesionistas. Otto recorrió varios caminos donde fue sembrando la curiosidad por aprender y conocer una lengua. Su forma de trabajar se aleja de la de muchos investigadores. Él pareciera que solo disfrutaba lo que hacía, le gustaba conversar con cuantas personas en las comunidades, con mucha naturalidad y lleno de bromas. Además, algo a lo que nunca le perdió el interés en sus viajes fueron las comidas. En repetidas ocasiones pidió tamal de bola de mi pueblo y celosamente lo congelaba para que no se le acabará rápido. A sus amigos los sorprendía con las comidas que él preparaba: ¡exquisitas! Con ese gran amor para hacer las cosas nos invitaba siempre a amar lo que somos.
Así, Otto con su singular morraleta de mandado, que siempre lo acompañaba para ir al mercado, al súper o a su oficina de trabajo, guarda esa sencillez y calidez de una persona que se llena de humildad y dispuesto a apoyar y a dar hasta de lo que no tiene. Desde su llegada a México no ha olvidado nunca su país: Guatemala. En ese país, donde fueron brutalmente atacados los pueblos indígenas, él siempre trató de apoyar a sus paisanos desde este lado, de ahí su amor por estudiar e investigar varias lenguas de su amado país. Con ese gran esfuerzo nos ha dejado varios libros que recordaremos como una unificación de nuestras lenguas.
Hablar de Otto Schumann es hablar de un gran personaje, de una historia, de una leyenda en la antropología, etnografía y en la lingüística. Él para mi, pertenece a una larga lista de grandes personajes que despertaron el interés por las ciencias sociales en Chiapas, entre los cuales puedo mencionar a Carlos Lenkersdof, Jan de Vos, Thomas Lee, Mercedes Olivera, Andrés Medina, Eugenio Maurer, Jan Rus, entre otros que van surgiendo con el tiempo. El maestro Otto, ha dado voz a las mujeres en sus textos. Como mencionaba en alguna de sus pláticas: «las mujeres, son las que conservan mayormente su lengua y ellas han sido un elemento principal para la promoción lingüística».
El amor y la pasión por la lengua, nos deja un mensaje a los jóvenes de hoy en día para llevar a un mejor rumbo nuestra cultura y nuestra identidad. Sus comentarios, siempre expresados en base a sus experiencias de vida, nos han proyectado su sensibilidad ante las personas, su lucha, su reflexión y su amor a la búsqueda de una vida más digna. Son también impulso para seguir luchando por una mejor calidad de vida de las poblaciones, para que sean tomados en cuenta desde su forma de ver la vida, desde nuestra lengua. Otto nos invita a seguir luchando contra este sistema educativo que ha despreciado y discriminado a la población originaria. Otto nos ha invitado a ver la belleza desde el dolor del pueblo, a cantar y danzar con el sonido de…
Las lenguas mi pueblo
Los niños del pueblo cantan
Cantan jugando en las calles de tierra.
Alegres gritando van a la vida, a la esperanza
Cantan jugando sus sueños.
Los niños del pueblo recuerdan
Recuerdan la historia de sus abuelos
Recuerdan hablando en su lenguaje.
Juegan sin televisor que los adormece.
Los niños de los pueblos ríen
Ríen con el viento y con las lluvias.
Ríen de los partidos políticos
De los que se lucran de su pobreza.
Los niños de mi pueblo cantan
Cantan sin saber quién escribió en su lengua
Quién cruzó por sus calles con libreta en mano
Preguntando a hombres y mujeres su vida
Para dejar huella en su lengua.
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