México, un país enfermo
El país está muy enfermo, la economía está mal, hay pocas expectativas de crecimiento, los servicios de salud no funcionan, no hay empleo, la justicia no es confiable, pero quizá uno de los principales problemas es que la indignación y que provoca todo esto entre los ciudadanos, está enfocada mucho más en la descalificación y el insulto, incluso en lo personal a las autoridades en turno que a la construcción de algo que sí nos guste.
Es decir, repetirle una y mil veces a los gobernantes su ineptitud sirve únicamente de catarsis si en paralelo no empezamos a construir lo que realmente queremos.
De acuerdo con las más recientes encuestas publicadas por las empresas Parametría y Mitofsky, la alianza PRI-Verde apunta para lograr entre 40 y 44 porciento de las preferencias electorales en las próximas elecciones federales.
¿Cómo es posible esto si el país está hecho un desastre? se preguntan muchos. Pues nos parecerá inconcebible, pero la gente está muy acostumbrada a no cambiar a menos que la alternativa que le ofrezcan sea sustancialmente mejor que lo que tienen, porque todavía hay mucho desencanto en la alternancia.
¿Cuál podría ser para los ciudadanos de a pie una alternativa real? El PAN trae un pleito interno entre los maderistas y los calderonistas que lo mantiene dividido, amen de sus escándalos de corrupción y las fiestas de sus diputados.
La autodenominada izquierda partidista está cada vez más fragmentada. El PRD se está cayendo a pedazos, ya va en el 13% y aún no ha tocado fondo luego de los casos del alcalde de Iguala y el gobernador Aguirre involucrados en los hechos de Ayotzinapa.
Morena le apuesta al oportunismo de los perredistas en desbandada, pero tiene un rostro unipersonal y añejo más asociado con la derrota y la marginalidad política que con posibilidades reales de lograr más allá de un 10 por ciento.
Todo lo demás es morralla política, Movimiento Ciudadano, PT, Nueva Alianza, Encuentro Social, Humanista y los locales son partidos parásitos, negocios que andan entre el 2 y el 3 porciento y que en algunos casos establecerán alianzas reales o de facto para seguir cobrando del presupuesto o para hacer ganar a otros partidos.
Es decir, para la mayoría de los votantes, está más jodido el remedio que la enfermedad, por eso tanto desdén por la elecciones.
Lo que tenemos que empezar a construir y a experimentar es la posibilidad de las candidaturas ciudadanas pero a partir de cero, aunque nos salga mal las primeras veces, aunque nos hagan trampa, aunque nos equivoquemos, pero empecemos a hacerlo a nuestro modo, como nosotros queremos, porque todas las formas de hacer política inventadas hasta ahora en todos los partidos está impregnada del ADN priista.
Eso no significa que apostemos porque desaparezcan las estructuras partidistas, pero sí porque se transformen y terminen pareciéndose más los políticos a los ciudadanos que los ciudadanos a los políticos.
@amadoavendanov
amado.avendano@mathesis.mx
No comments yet.