Libertad de expresion y democracia
La libertad de expresión constituye uno de los pilares esenciales de una sociedad democrática. En ello han coincidido los tribunales europeo e interamericano de derechos humanos al analizar la responsabilidad de los Estados con relación al derecho a la libertad de expresión. Y en efecto así es, resulta difícil calificar a una sociedad como democrática si no existen garantías que aseguren la libre circulación de información, opiniones y noticias.
La libertad de expresión asegura, a su vez, la discusión amplia e informada de los temas más importantes que preocupan a una sociedad. Por eso es importante no solo que existan una variedad de medios de información, sino que también los medios y los periodistas puedan publicar la información de interés público sin ningún tipo de censura.
La censura, entendida como la restricción o control anterior o posterior a la emisión del pensamiento, se encentra todavía muy presente en nuestra sociedad, y el despido de Carmen Aristegui y su equipo de la empresa de noticias MVS, constituye el más cercano ejemplo. Todo indica que el despido obedeció a una necesidad de censurar a una periodista que había publicado noticias que comprometen al Presidente de la República.
La censura puede manifestarse de múltiples maneras, entre ellas interesa destacar aquellas que se presentan en nuestro contexto: las subvenciones gubernamentales a ciertos medios de comunicación en detrimento de otros y con la idea de modificar o influir en su línea editorial; la difusión obligatoria de ciertos eventos, discursos o acontecimientos; la presión coactiva sobre la orientación o la información de los medios; incluso la prohibición de difundir ciertas ideas.
Las circunstancias antes mencionadas no aseguran el disfrute del derecho a la manifestación del pensamiento y la circulación de las ideas, tan necesario en una sociedad democrática. En una sociedad son tan importantes los consensos como los disensos, y estos últimos no encuentran condiciones para manifestarse, al contrario, buscan limitarse, como se pretende cerrando los micrófonos de MVS a Carmen Aristegui. El programa de noticias de la periodista debe verse como uno de los muy pocos espacios de información y critica al gobierno. La gran mayoría de los medios en radio y televisión difunde noticias favorables al gobierno y se abstienen de la crítica.
Otra forma de limitar el ejercicio de la libertad de expresión, evidenciada también en el caso que comentamos, lo constituye el control sobre los medios de información. Este control deriva de una relación contractual entre el propietario de los medios de información y el gobierno. El objeto del contrato es la adquisición de publicidad a cambio de omitir la publicación de información no conveniente para los intereses del gobierno o de la entidad o persona contratante. De esta manera la libertad de expresión se convierte en una mercancía objeto de la negociación que se describe. Todo parece indicar que la censura a Carmen Aristegui obedeció, también, a una relación contractual entre el gobierno federal y MVS.
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