La violencia en contra de las mujeres desde el Estado
Yadira Adriana Santiago no está hoy para escuchar los discursos que pronuncian las políticas y los políticos por el día internacional de la mujer. El 18 de febrero ingresó al hospital regional de Tuxtla Gutiérrez con 24 semanas de embarazo y un problema en el corazón. Tenía 24 horas que le habían diagnosticado que el producto había muerto. Después de 72 horas hospitalizada le hicieron una cesárea para extraerle el producto. Sólo dos veces la vió un cardiólogo. El 02 de marzo falleció.
Un día después de enterrarla sus familiares, aún con todo el dolor de haber perdido a su hermana, ofrecieron una conferencia de prensa. No pidieron dinero por la negligencia médica, tampoco una disculpa pública, lo que exigieron al Sistema de Salud del Estado es que NO se vuelva a dar un caso semejante. Que ninguna mujer en Chiapas muera a causa de falta de atención médica.
El caso de Yadira pone en evidencia lo deteriorado del sistema de salud en el estado: faltan medicamentos, especialistas, equipo, camillas, espacios en los hospitales y centros de salud de la entidad.
Chiapas ocupa uno de los primeros lugares en muerte materna a nivel nacional. La muerte relacionada con el embarazo es un indicador de desarrollo social y también de desigualdad.
Es común que en marzo, por el día internacional de la mujer, se hagan campañas en contra de la violencia. Se habla de cómo prevenirla, evitarla. Los propios tomadores de decisión pronuncian discursos, pero poco se dice de la violencia institucional en contra de las mujeres, esa violencia que también ha cobrado vidas, la violencia que es ejercida por el Estado.
La forma más evidente de violencia institucional son las muertes maternas por la falta de atención médica. El caso de Yadira, Susana, por citar algunos, pero son muchos más.
El fraude en los tres hospitales que debieron de empezar a operar en el sexenio pasado es violencia institucional contras las mujeres. La falta de políticas públicas para este grupo mayoritario de la sociedad es violencia ejercida desde los poderes de gobierno.
El programa “Bienestar Social”, que debería de ser una acción afirmativa para las mujeres, lo convirtieron en una acto más de violencia en contra de ellas al condicionar la entrega de despensas, al obligarlas a esperar horas para recibir una caja con productos que no rebasan los 100 pesos.
Lamentablemente, hay un sin fin de ejemplos que evidencian cómo los tres poderes de gobierno ejercen la violencia institucional en contra de las mujeres, una violencia que no se visibiliza, y sin embargo existe.
No se puede hablar de igualdad social sino se toma en cuenta la desigualdad de género. No se puede hablar de cambio sin las mujeres. No se puede hablar de democracia si se continúa invisibilizando al grupo más amplio de la sociedad. Y para que todo esto sea posible necesitamos a las mujeres vivas y participando.
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