La confianza en el árbitro, elecciones 2015
A la memoria del entrañable Pepe López Arévalo que este miércoles 11 cumplió 56 años y en recuerdo de Amalia, que lleva ya seis meses de ausencia.
Estamos como nunca en una coyuntura sociopolítica que está despertando conciencias y cuestionado cada vez más a la política y a las instituciones del Estado Mexicano con toda legitimidad y con todo derecho.
Cuestionar el proceder de cualquier autoridad o cualquier decisión que los poderes que integran el Estado no sólo es un derecho ciudadano, sino una obligación que le hace bien al incipiente proceso de construcción de la democracia, aunque la clase gobernante no le guste y le incomode, de eso se trata.
En este sentido y en el contexto de la coyuntura electoral, la confianza el árbitro de la contienda, el Instituto Nacional Electoral (INE) y en el caso particular de Chiapas, el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana, es clave.
A partir de la creación del entonces IFE en 1994 y tras la elección presidencial del 2000 en donde se dio la alternancia, los mexicanos comenzamos a creer que podríamos tener una democracia de a deveras. El desempeño y la estatura moral de un personaje como José Woldemberg contribuyó a darle confianza y legitimidad al proceso.
Quizá el actual consejero presidente actual del INE, Lorenzo Córdova, es lo más cercano a la personalidad de Woldenberg que hayamos tenido desde entonces, sin embargo, el potro desbocado en que se ha convertido el instituto ha puesto en entredicho las capacidades de Córdova.
Aún cuando el INE es una de las instituciones que más prestigio tiene ante los mexicanos, quizá porque quienes reciben y contabilizan en primera instancia los votos son los propios ciudadanos, ya mezclado en el pantano de los partidos políticos como que nos empieza a quedar a deber.
De la misma manera, parece que en el Instituto de Elecciones y Participación Ciudadana de Chiapas todavía no se han dado cuenta del tamaño de la responsabilidad con la que les toca lidiar y que de su desempeño en este proceso dependerá en mucho la legitimidad de las autoridades que se elijan.
En esta etapa previa, en la que su responsabilidad es generar confianza entre los ciudadanos para fomentar la participación en los comicios y consolidarse como un organismo autónomo, su papel ha sido más bien gris, a pesar de que hay consejeras y consejero que saben mover el abanico.
La confianza en el árbitro, al igual que en un partido de futbol, es fundamental para que la contienda se lleve en paz, para que la gente participe y sobretodo, para evitar que hayan conflictos poselectorales que terminen por desacreditar el proceso, a las autoridades electas, a las actuales y de paso al propio organismo.
Igual que como sucede en un partido, las autoridades electorales tanto a nivel federal como a nivel estatal están apenas a tiempo para evitar que se le vaya de las manos el proceso.
Si ellos mismos no se la creen, los jugadores (los partidos) les van a tomar la medida, como ya lo están haciendo y van a empezar con el juego sucio, a darse de patadas sin sanciones; quien pierda va a acusar al árbitro de estar vendido y la gente, los ciudadanos, que somos la razón de ser de todo esto, los vamos a terminar abucheando, desacreditando y mandándolos a visitar a la autora de sus días a todos.
@amadoavendanov
amado.avendano@mathesis.mx
Amado; mil gracias por la dedicatoria. Un abrazo enorme y mi cariño SIEMPRE!!