En politica y gobierno, negocios de familia
Voraces e insaciables los alcaldes de Chiapas impulsan y promueven a sus cónyuges, familiares y parientes para que hereden la presidencia de sus ayuntamientos una vez llegados los comicios de julio próximo.
Los ediles ejercen este casi derecho ancestral natural. Esta prebenda de la heredad política por sangre y complicidades.
En ésas están. Ajenos a la legalidad y a las prácticas democráticas los ediles operan protegidos por el fuero constitucional y sus alianzas en diferentes niveles de la política y el gobierno.
Pactan y se comprometen o someten a opositores, con tal de garantizar y dejar a los suyos el usufructo y los negocios de las presidencias locales.
Estas estrategias las practica el alcalde de Oxchuc Norberto Santis López. Pretende dejar en su lugar a su mujer Gloria Sánchez, quien ya fue presidenta de ese municipio indígena.
Norberto estuvo también a la cabeza de la alcaldía, durante el gobierno de Pablo Salazar Mendiguchía (2000-2006). Cuatro años luego fue recluido en la cárcel acusado de homicidio, lesiones y vandalismo.
Ensaya lo mismo el alcalde de Ixtapa, José Antonio Ochoa Aguilar. La consigna es dejar como relevo a su sobrino Jordán Aguilar Pavón.
Éste es hijo del diputado local y ex presidente de Ixtapa, el priista Roberto Aquiles Aguilar Hernández, quien ahora pugna por una diputación federal.
Jordán es nieto de Ausencio Aguilar, quien gobernó Ixtapa en reiteradas ocasiones e inició el linaje de la transmisión del mando municipal entre sus consanguíneos.
El priista Pedro Hernández Gutiérrez, alcalde de San Lucas, se enfoca en que lo suceda su esposa Martha Lilia Vargas. Esto lo ha involucrado en el presunto desfalco de 10 millones de pesos, que lo mantiene confrontado con sus propios regidores.
En Huitiupán, su alcalde Carlos Mario Montejo, refuerza y barniza la silla para su primo Horacio Zenteno Montejo.
La misma práctica realiza Sergio David Molina el cuestionado presidente del ayuntamiento de Chiapa de Corzo. En su búsqueda por la diputación local impulsa a que su hermano Jorge Molina lo releve con los colores del Revolucionario Institucional.
El aspirante a la diputación local en el Distrito XII por el Partido Verde Ecologista de México y actual alcalde de Amatán, Jesús Carpio Mayorga, impulsa a uno de sus hermanos para sentarlo en la silla que dejará este año.
Rayón tiene su propia elección alentada por el presidente municipal Bersaín Francisco Díaz. Busca continuar su gobierno con su primo Edén Díaz González.
Estas sucesiones anticipadas mantienen a esos municipios en torbellinos de protestas y riesgos permanentes de conflictos violentos mayores, acusados como están sus alcaldes de desviar y malversar recursos públicos en la creación de las candidaturas de familiares y parentelas.
Los ediles están obligados por la Constitución a observar y guardar el orden legal para la buena coexistencia comunitaria en el actual proceso electoral estatal. Sobre ellos recae buena parte de la responsabilidad de alcanzar comicios y renovación de autoridades en paz y armonía social.
Los alcaldes, sin embargo, van a contrapelo de lo establecido. Medran y atentan contra la voluntad de sus pueblos, en la consumación de sus intereses de poder político, donde no les importa las consecuencias de sus actos. Saben que la pobreza y la ignorancia son los mejores activos en los juegos sucios de las elecciones en Chiapas.
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