Elecciones 2015, los extremos de inmoralidad
El Partido Verde tiene una misión para los próximos comicios: tratar de reventar la elección como estrategia distractora, y lo está logrando. Temerarios como siempre han sido, sin escrúpulos y dispuestos a lo que sea, han conseguido poner de rodillas al INE y burlarse de las instituciones y de sus irrisorias multas que les equivalen a la morralla que uno trae en el pantalón.
Ni el INE, ni los ciudadanos, ni ninguna otra institución está diseñada para aguantarle el paso a estos extremos de inmoralidad.
Las exorbitantes cantidades de dinero gastadas en espectaculares, spots y mensajes por todos los medios no corresponden al gasto de un partido menor ni a su vertiginoso ascenso en las encuestas recientes en comparación con su promedio habitual de 4%.
Todo tiene una razón: generar ruido, discusión, controversia, indignación, hartazgo en los cinéfilos que se chutan irremediablemente sus comerciales, hacer que los representantes de siete partidos políticos ante el INE se levanten de la mesa, que les dediquemos páginas y páginas a denunciar lo grotesco de su estrategia y la incredulidad ante lo ridículo de las multas.
Habría que pensar entonces quienes, además de ellos mismos, son los principales beneficiarios de esta estrategia, a quién le está haciendo el trabajo sucio, de dónde sale todo ese dinero.
En alguna ocasión, Rubén Aguilar, ex vocero de la presidencia con Vicente Fox, aquel que acuñó la frase “lo que el presidente quiso decir”, reconoció ya en su papel de académico que su función en Los Pinos fue justamente quitar del ojo del huracán mediático al entonces mandatario a quien cuya incontinencia verbal lo traicionaba frecuentemente.
No sería entonces muy extraño que desde esa misma residencia provenga la estrategia política de que el ya de por si odiado partido franquicia, esté haciendo el papel de distractor, cual payaso de rodeo que intenta desesperadamente llamar a como de lugar la atención del toro enfurecido (en el que se ha convertido el reclamo social), que ya levantó por los aires a su maltrecho jinete y que se dispone a rematarlo.
El propio presidente de la República reconoció públicamente hace unos días en entrevista concedida al diario estadunidense Financial Times la crisis de credibilidad que se vive en México detonada, entre otras cosas por el caso Ayotzinapa.
Más allá de la indignación que nos causa el dispendio de recursos públicos, el clientelismo político y el cinismo descarnado como práctica electorera coyuntural de este partido, habría que analizar que tanto estamos contribuyendo nosotros a su estrategia, a repetirlos, a hablar mal de ellos, a cumplir con su objetivo.
Desde luego que su proceder es deleznable e inmoral, pero quizá valdría la pena como estrategia ciudadana y hasta política de los otros partidos, analizar este escenario con mayor frialdad, cautela e inteligencia y procurar hablar de ellos sólo lo necesario, solo lo suficiente, sólo cuando sea certero, para no contribuir más con su perversa estrategia.
@amadoavendanov
amado.avendano@gmail.com
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