Nosotros los pobres, ellos los ricos
No puede negarse lo que es evidente: México está en crisis.
Pero se tiene que ser puntual en la aclaración; es el gobierno y nuestra forma de hacer política la que se encuentra en crisis o más específicamente, es la clase política la que se encuentra en una crisis de credibilidad de la que no acierta salir.
En el fondo el reto mexicano es encontrar la vía que nos permita pasar de una democracia representativa a una directa y desde las instituciones, no contra ella; el problema es que nuestras instituciones están copadas por una clase política a la que muchos mexicanos ya no les tenemos confianza.
En ese tenor, la crisis mexicana se refleja en la clase política, en algunas ciudades, regiones o algunos sectores económicos. Y esta crisis tiene que ver con una combinación de corrupción gubernamental y delincuencia organizada.
En muchos sentidos, el país camina y siguen adelante sus actividades económicas y lo seguirán haciendo (con todo y recorte presupuestal, con todo y su desigualdad) porque está diseñado neoliberalmente y en este modelo económico, el Capital; es decir quienes tienen la capacidad de utilizar una parte de su riqueza para obtener y producir más bienes que incrementen su riqueza, asumen el riesgo de enfrentan a la delincuencia o cualquier otra crisis económica o incluso social, siempre y cuando la renta y o la ganancia valga la pena.
En México hay muchos ejemplos de ello iniciando por los guardias blancas que protegían los intereses de la industria petrolera antes de la expropiación. El Mismo Presidente Lázaro Cárdenas del Río había sido jefe militar en zonas petroleras donde estos guardias blancas cometían abusos contra la población.
En épocas más recientes, en Chiapas las compañías y los empresarios mineros insisten en la explotación de nuestros recursos naturales a pesar de la oposición social, a pesar también de que numerosos alcaldes chiapanecos son vejados, amarrados, retenidos y evidenciados por turbas enardecidas que hacen evidente su incompetencia y sus promesas incumplidas.
Pero esas protestas sociales al Capital no le interesan y nunca le han interesado siempre y cuando el Estado le garantice sus ganancias, lo demás, -es decir el riesgo de la delincuencia y la oposición social- están dispuestos a asumirlos.
Lo que en realidad le preocupa al Capital es que los representantes del Estado, es decir el gobierno en turno pueda darles la espalda y prefiera capitales de otro origen o nacionalidad.
En este sentido y en el contexto actual:
¿Por qué ahora los periódicos americanos hacen evidente la corrupción del gobierno actual si durante años toleraron lo que Vargas Llosa llamó la dictadura perfecta?.
¿Por qué The New York Times y otros influyentes diarios americanos han publicado historias de la corrupción de la clase política mexicana que ahora se conocen con el elegante nombre de conflictos de intereses?
Una teoría puede ser que están en peligro los capitales americanos en México los cuales por cierto son cuantiosos.
De acuerdo a datos del Tratado del Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá, la inversión directa de esos países en México, sobre todo de Estados Unidos se encuentra en holdings bancarios, en los sectores de manufacturas, las finanzas y la minería. Además En 2012, el comercio trilateral ascendió a $1,056 mil millones de dólares, cifra récord, experimentando un crecimiento de 265 por ciento desde la entrada en vigor del TLC. Incluso, actualmente México es el segundo socio comercial de Estados Unidos.
De esta manera, gracias al TLC sabemos la cantidad del flujo comercial entre México y Estados Unidos. Gracias sobre todo a la revista Forbes, sabemos el tamaño de la fortuna de los empresarios mexicanos; -que muchos de ellos son monopólicos y que además está la mayoría de las veces hecha al amparo del poder político- pero de lo que poco sabíamos salvo los rumores es de la fortuna de nuestros políticos de tiempo completo, porque claro; hay algunos que desde siempre han combinado las actividades empresariales con las políticas.
Obviamente los garantes del Capital en un país en vías de desarrollo como el nuestro son los gobiernos en turno y los políticos, nunca las instituciones ya que están no son fuertes y dependen del estilo personal de gobernar de su titular, como diría el gran formador de economistas mexicanos Don Daniel Cosío Villegas.
Por eso, el Capital tolera los excesos políticos y la corrupción de los gobernantes en turno.
¿Por qué no habrían de tolerarlos si el Capital lo que quiere en un país como el nuestro es saquear y no contribuir al desarrollo del país o sus regiones?
Una frase refleja esa condición: “Puede ser que Somoza sea un hijo de puta, pero es nuestro hijo de puta”. Erróneamente se le atribuye a Franklin D. Roosevelt, pero pertenece a su Secretario de Estado Cordell Hull y se refería a Anastacio Somoza García, aquel iniciador de la Dinastía nicaragüense y célebre también por decir: “Que yo sepa, solo tengo una Hacienda, se llama Nicaragua”.
En estas condiciones, que no han variado con el paso del tiempo, tres son los elementos que explican la carga de la prensa americana contra los políticos mexicanos:
1.- La Necesaria transparencia y el acceso a la información. Que a diferencia de Latinoamérica, en Estados Unidos y Europa no es un tema nuevo.
2.- La crisis política mexicana, donde como nunca antes un gobierno priista se encuentra débil (y todavía le faltan cuatro años de administración) por la falta de confianza ciudadana y por lo tanto; la clase política nacional se encuentra expuesta a que se ventilen sus excesos, que dicho sea de paso, con las redes sociales ya no se pueden parar y mucho menos censurar.
3.- La protección de los intereses americanos en México.
Y en este punto vamos a explayarnos.
No soñemos otra cosa; la clase política americana -que protege intereses empresariales- considera a México su patio trasero. Le interesa lo que aquí pasa, le afecta lo que sucede al sur del Río Bravo.
Se aprovecha de la mano de obra barata del sur y para que siga siendo barata y nunca compita en igualdad de circunstancias legales con los americanos por trabajos más calificados, echa mano de leyes migratorias que afectan y ofenden a un socio comercial, en este caso México, pero que también atentan contra los derechos humanos universales, como por ejemplo el derecho al trabajo.
Condena el trasiego de estupefacientes fuera de sus fronteras pero tolera el consumo en su territorio, además poco se sabe de capos dentro de su territorio; ¿están en las cárceles de baja seguridad o son delincuentes de cuello blanco?. El mismo cine americano mitificó a Vito y Michael Corleone y la televisión a Tony Soprano quienes se convirtieron en referente del crimen organizado, no solo mexicano sino también global.
Adentro de sus fronteras sus leyes son estrictas y penalizan con dureza las prácticas monopólicas salvo aquellas que tengan que ver con el desarrollo de nuevas tecnologías porque talvez en estos momentos, en algún garaje de algún suburbio de alguna ciudad americana, un chico está inventando una novedosa aplicación que desplace a Bill Gates y a Mark Zuckerberg entre otros innovadores.
Pero hacia afuera, esas leyes antimonopólicas desaparecen y el propio gobierno americano es promotor de las empresas americanas en el extranjero.
Hoy, Estados Unidos ya tiene competencia; es China y su inmensa capacidad de requerir materias primas y a la vez producirlas y venderlas.
Por lo tanto la clave para China en asegurar su futuro crecimiento económico es conseguir socios comerciales.
China es un país productor-consumidor (con todo y sus problemas de desigualdad) mientras Estados Unidos está dejando de ser un país productor para convertirse en uno exclusivísimamente consumidor y generador de servicios.
En ese sentido, la posición de México es envidiable. Tiene frontera con Estados Unidos, si vemos en una visión pragmática la relación México-Estados Unidos y su relación comercial, China pudiera ver en esta relación la posibilidad de usar a México como puente comercial para llegar al mercado consumidor más grande del mundo, es decir Estados Unidos.
El problema en esta visión pragmática es la visión de Estados Unidos sobre China y sobre México. Es decir, ¿permitirán los americanos la entrada de capitales chinos a lo que consideran su patio trasero?
Ese es el nudo gordiano.
Es cierto que estuvo mal la licitación del tren México-Querétaro, pero en una visión pragmática, este era un giño a la entrada de capitales chinos a México, lo demás quizá la clase política se ha de haber preguntado: ¿por qué no realizar negocios también en esta obra?.
Fuera de la cuestión de los conflictos de intereses, ¿Qué hizo mal la clase política para que la prensa americana la atacara con todo?
Evidentemente que se dio cuenta que la opinión pública mexicana le perdió la confianza a sus gobernantes. Evidentemente también está atenta a lo que sucede al sur de su frontera y posiblemente como buenos americanos -es decir aquellos que no tienen amigos sino intereses- no vieron con buenos ojos la entrada de capitales chinos a México.
El problema para nuestro país es que esta relación comercial con Estados Unidos es asimétrica, es decir no es en igualdad de circunstancias porque se trata de la relación comercial entre un país en vías de desarrollo y otro que es la primera potencia mundial. Pero se depende en demasía con Estados Unidos, casi un 90 por ciento de nuestra relación comercial mundial es con los americanos.
En esto siempre alguien se impone sobre el otro y siempre será el más poderoso.
Es decir Estados Unidos es el rico y nosotros apara nuestra desgracia somos los pobres; para citar a la famosa película clásica del cine nacional.
Por eso México necesita diversificar su fuente de socios comerciales.
En ese sentido, en el próximo escenario mundial que será por la disputa del liderazgo mundial entre China y Estados Unidos, seguramente en esta disputa México será un peón en el ajedrez mundial. Ya veremos si nuestras clases políticas tienen la capacidad de ser un peón en este ajedrez, pero un peón estratégico.
Parece que el asunto está claro: Estados Unidos no permitirá volar solo a México, para eso es dueño del Capital, tiene a los periódicos más influyentes del mundo y nosotros en cambio solo tenemos una clase política cleptómana y en la que ya no creemos.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
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