Mi ensayo sobre la ceguera
- Estrés colectivo, ceguera social. Análisis de cómo la corrupción, la pobreza y el abuso de autoridad puede convertirnos en una sociedad estresada, ciega, apática y cómplice.
Aunque el título alude a una novela de José Saramago, cien por ciento recomendable, no podemos deslindar el término ceguera a la condición patológica humana de dejar de percibir y/o interpretar cerebralmente los estímulos visuales externos.
Esta condición incapacitante tiene distintos orígenes, puede ser causado por agentes externos o internos; por ejemplo una lesión importante en el ojo, ya sea aguda (golpe, quemadura, etc) o una lesión crónica (tracoma) son agentes externos, pero hay condiciones intrínsecas que pueden condicionarla, por ejemplo la retinopatía diabética, glaucoma o cataratas por mencionar solo algunas de las causas más comunes.
Según la OMS tres cuartas partes de los casos de ceguera son prevenibles y tratables debido a que la mayor parte de las causas son crónicas y la ceguera se produce por un daño paulatino de las estructuras fundamentales del globo ocular.
Sin embargo hay un tipo de ceguera que ha sido controversial médicamente por no tener un origen estructural; se llama ceguera histérica, es un tipo de trastorno psicosomático o en otras palabras es una manifestación psicológica que debilita la capacidad visual del individuo de forma parcial o total simulando así la pérdida de la visión.
En lo particular, me asusta el potencial mental que poseemos como seres humanos, nuestro cerebro bajo ciertas circunstancias es capaz de bloquear el proceso de hacer consciente los estímulos visuales que el globo ocular intacto recibe y la persona afectada deja literalmente de ver. Ahora mi pregunta es ¿qué circunstancias pueden originar esta psicopatología? La literatura ha mencionado como la causa más importante al estrés.
Según el Dr. López Rosetti: se entiende por estrés aquella situación en la cual las demandas externas o internas superan nuestra capacidad de respuesta. Se condiciona así una alarma orgánica que actúa sobre el sistema nervioso, cardiovascular, endocrino, e inmunológico, provocando un equilibrio psicofísico y el consecuente condicionamiento de la (posible) enfermedad.
El estrés funciona en esta patología como un estímulo que satura nuestros sentidos bloqueando las señales visuales que genera la realidad, entonces nuestro cerebro empieza a procesar la información condicionada por el estrés y como consecuencia nuestra percepción del entorno se distorsiona, en pocas palabras, nuestro cerebro hace consciente lo que el estrés le permite. Es así como la persona no percibe la realidad a través de sus ojos, puede estar con los ojos abiertos y sin obstáculos para ver, sin embargo, el cerebro se bloquea por el estrés.
Cuando leía sobre esta rara enfermedad rápidamente lo asocie a un fenómeno que se presenta en la sociedad mexicana; el ciudadano en México está sometido a un constante estrés, lejos de las razones particulares (salud, trabajo o vivienda), el mexicano tiene que lidiar con una realidad cargada de factores desencadenantes de estrés colectivo, y me refiero a colectivo cuando el factor afecta a cualquier persona sin distinguir su posición social, económica o política.
Ustedes podrán hacer una lista larga de ellos, en este caso solo mencionaremos algunos, que a mi parecer son de los más comunes; por ejemplo, la corrupción, no existe en el país una gestión administrativa que no se agilice con dinero o no hay una institución judicial que no se preste a la «mordida», ¿acaso pudieran entrar a una escuela de prestigio sin usar «palancas»? y así podría poner numerosos ejemplos y no acabaría.
El punto es que la corrupción ha sido un estímulo permanente en la vida de cada mexicano, lo que nos ha desarrollado una tolerancia enorme a los actos de corrupción, somos capaces de justificarlos y perpetuarlos.
Otro factor común es el abuso del poder, es común escuchar historias cargadas de autoritarismo y abusos relacionados con el actuar de autoridades de los tres órdenes de gobierno; que lejos de servir y procurar el bien común, pasan por encima de quién les estorbe para beneficiarse sin empacho de los bienes del pueblo y si alguien se digna en denunciar regularmente se hace acreedor de una de las más variadas y tristes formas de represión, que son posibles gracias a que la mayor parte de la clase política tiene vínculos y deudas comunes por lo que la impartición de justicia no es más que una pantalla.
Y por último podría mencionar la pérdida del poder adquisitivo de nuestro dinero, resulta risible como en aras de mantener una economía sana a niveles macro y favoreciendo la perspectiva internacional de nuestro país, nuestras autoridades aumentan impuestos, el valor de hidrocarburos, productos y servicios básicos; golpeando duramente la economía de los hogares mexicanos, sobre todo de la clase media y baja.
Sin ser expertos en economía, el modelo actual mexicano ha priorizado la reputación económica de México para favorecer la inversión extranjera en vez de fortalecer la generación de empleos formales, aumentar el salario mínimo, establecer medidas de austeridad gubernamental, invertir en la generación de hidrocarburos en México, medidas que de menos a más podrían beneficiar de forma sistemática y sostenida al pueblo.
Falta hacer un poco de investigación para conocer que en cada paso que da el gobierno hay un particular que se beneficia más que el pueblo. Podría extenderme por horas describiendo nuestra situación actual, pero el objetivo es que entendamos como estos factores comunes generadores de estrés han logrado cegarnos a tal grado que aceptamos nuestra realidad con apatía, conformismo y lo peor, con la critica a quienes intentan desestabilizar ese «equilibrio» que bien le hemos comprado a los que ejercen el poder en nuestro país.
Yo no podría entender, a menos que esté «ciega», cómo una persona agradece el regalo de una televisión que fue comprada con su dinero y que será usada para mantenerla entretenida mientras se perpetúa el poder con los factores antes mencionados y en vez de aceptar no exige un mejor salario, respeto a los derechos fundamentales y otras causas y necesidades apremiantes que debiera el gobierno procurar.
Estamos ciegos, padecemos de una ceguera histérica colectiva que ha sido cómplice de los más oscuros y tormentosos episodios de los abusos del poder en México, hasta cuándo podremos “ver” y hacer realidad lo que dicta el artículo 39 de nuestra carta magna: “La soberanía nacional reside esencial y originariamente en el pueblo”. Si la ignorancia no colabora con nuestro letargo, esperemos que algún día el hartazgo de la corrupción, el abuso del poder y la pobreza nos mueva a “abrir los ojos” y reaccionar.
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