Derroches velasqueños
Velasco Coello no entiende tormentas. Ocupado en la depuración de los invitados a su “chou” nupcial, no se enteró de la cara desencajada de Luis Videgaray cuando éste anunció el desastre económico que ya está aquí.
Mientras el gobierno federal canceló varios proyectos y ha recortado partidas presupuestales en pos de un “ahorro” que de antemano sabemos no habrá, el chamaco verde sigue despilfarrando dineros –que nunca ha ganado dignamente– pregonando la construcción de obras innecesarias como una nueva casa de las artesanías.
La justificación del gobierno es “dignificar” el trabajo artesanal con un lugar de promoción “de primer nivel”. De nuevo el derroche de recursos en nombre de esa fotografía tan prostituida: el indigenismo; una cortina de humo para convencer a la opinión pública que el gobierno se preocupa por el bienestar de los pueblos indígenas para tapar la creciente inconformidad por la construcción de la carretera San Cristóbal-Palenque que además de destruir el medio ambiente, pisotea la dignidad de las regiones.
María Pérez, artesana de Zinacantán, cuenta el coraje que le dio ver su bordado aplicado a un vestido de novia, exhibido en una vitrina de San Cristóbal, cuyo costo era de 12,000 pesos: “con qué trabajo me pagaron a 80 pesos el metro y ver lo que están ganando me dio mucho coraje pero siempre nos hacen lo mismo, siempre nos vienen a chingar”, (entrevista personal, 2014).
Allí mismo, atestigüé el montón de artesanías rechazadas por la tan afamada marca Chiapas por no “pasar –el nada claro– control de calidad”. Todo se remataba para recuperar más que el dinero, el tiempo invertido. Varias de las piezas analizadas solo presentaban pequeños puntos desalineados de las costuras, apenas visible, pero con calidad superior a esas “artesanías chiapanecas” vendidas en infinidad de lugares del estado, como piezas originales por el simple hecho de ser vendidas por un indígena.
Si realmente se quiere promover el trabajo artesanal, el gobierno debería detener el uso y abuso a los indígenas usados por “coyotes”, como simples agentes de ventas por la urgente necesidad que tienen de sobrevivir, cuyo modo de comercialización atenta contra las raíces chiapanecas y burla al turismo.
No se necesita de tanta inteligencia para detectar los cientos de “puntos de venta” de artesanías piratas (solapados por los ayuntamientos) cuyos mismos tejidos, colores y diseños se encuentra tanto en el parque Jardín de la Marimba de Tuxtla Gutiérrez como en los centros turísticos de Oaxaca, Tepoztlan, San Cristóbal, Guatemala, Xochimilco, etcétera.
¿Para qué un edificio lujoso donde se presuma artesanías, si sus artesanos viven en la miseria? ¿Para qué climas, alfombras, escritorios y más burócratas, si nada de eso contribuye a la dignificación del trabajo artesanal?
¿Quién garantiza que una nueva casa de artesanías mejorará las condiciones de los pueblos? No más hospitales significa una sociedad sana, ni por la instalación de gimnasios al aire libre generará chiapanecos menos gordos y más activos; ni más escuelas significan avance educativo.
Lo que los artesanos necesitan es capacitación pero no solo en los procesos de tejidos, tallas y alfarería, también en estrategias comerciales, en marketing, en diseño, en el uso de cromas, en perspectivas y moda. Sin embargo, persiste un manipuleo para controlarlos y seguir abusando de sus artes por los mal llamados fashionistas de ocurrencias sexenales, como esas camisas sabinistas de las cuales no ganaron los verdaderos artesanos sino los vivales que usan como carne comercial a los naturales de los pueblos de Chiapas.
A los chiapanecos nos costará más la manutención de una “nueva casa de las artesanías” (como las supuestas casas Chiapas que Sabines con su esposa instalaron para negocios personales en USA y Europa), siendo que hay otras prioridades para los grupos artesanales como pagarles mejor y pronto por sus productos, más y mejores canales de comercialización rentables, modernización de equipos y formación de una cultura empresarial para ya no depender del gobierno
¿Por qué en las plazas comerciales y en los supermercados es difícil encontrar mercancías chiapanecas? Los locales y productos que sí hay son por esfuerzos individuales y negociaciones directas, pero una verdadera política de comercialización encabezada por el estado y sus ineptas áreas de promoción económica, brillan por su ausencia.
Ni sueñe que Manuel Velasco y familia entrarán en razón y abandonarán los derroches; al contrario, aumentarán, más cuando se avecinan elecciones y necesitan desviar recursos financieros y humanos para que ganen incondicionales, amigos, recomendados y secuaces
Pero no se preocupe si el presupuesto no alcanza para otros fines recreativos del verde niño ya Paty Chapoy, Daniel Bisogno y Atala Sarmiento se apuntaron a la boda mediática,con horchata y jamaica, para brindar con la pareja del “momento”.
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