De museos y de historias

El proyecto del Museo de San Cristóbal ha recibido críticas de la población del lugar.

El proyecto del Museo de San Cristóbal ha recibido críticas de la población del lugar.

Vistos desde fuera, los museos son esos templos de la modernidad donde la sociedad seglar se rinde culto a si misma. Se agolpan en torno a sus autorrepresentaciones —como en la sexta sala del primer piso del Ala Denon del museo del Louvre, donde miles de personas peregrinan cada año para detenerse unos segundos frente al retrato de Lisa Gherardini, alias la Monalisa—, se juntan en torno a las casas que ricos y poderosos han dispuesto para que la sociedad les rinda pleitesía —como es el caso de los museos Guggenheim en diferentes partes del mundo o del esperpento llamado Soumaya, en la ciudad de México—, se presentan ante los castillos del conquistador que exhibe los tesoros de los pueblos derrotados —el Musei Vaticani es el mejor ejemplo, aunque también el MET y el MoMA en Estados Unidos dan cuenta de ese alarde, y probablemente en menor medida el Museum für Völkerkunde (Museo de etnología) de Viena—. Nuestra sociedad ha depositado en los museos la labor de representarnos, de contar nuestra historia a partir de las historias de algunos que, por una u otra razón, reconocemos como distinguidos, sublimes, dechados de virtudes y talentos, manifestado todo ello en objetos de culto.

Los gobiernos posrevolucionarios de México vieron en los museos la oportunidad de cantar su gesta, al tiempo que los usaban como un instrumento modelador de esa nueva sociedad que pretendieron construir (antes de caer derrotados ante el peso de su autocomplacencia). El Museo Nacional de Antropología e Historia reescribió la historia de México, a la par que convertía en piedra a muchos pueblos vivos porque así convenía a López Mateos y a sus sucesores. Desde el poder se construyen las narrativas museográficas, no desde la mente brillante de curadores y museógrafos. Sirven estas para hacer alarde e implantar una idea de mundo (buena o mala, eso ya depende de cada quien) a partir de la apropiación de la narrativa, de una idea particular que se comparte y se pretende colectiva.

¿Quién le puede reclamar a Carlos Slim que el Soumaya sea una pesadilla museográfica? Si él o Eugenio López Alonso (del museo Júmex) decidieron que sus museos no fueran ni didácticos ni lógicos, eso es parte de su visión de mundo. Ambos museos dicen mucho más de sus dueños que del arte o la numismática. Pasa lo mismo con los otros museos, del más grande al más pequeño todos hablan de la o las personas que decidieron poner en una sala de exhibición algo, lo que sea, para que no sólo los habitantes de su casa, sino todo el mundo, pueda llegar y hacer alabanzas de su buen gusto o su valor (o lo contrario).

En las calles de San Cristóbal de Las Casas se rumora que la ciudad pronto tendrá su propio museo. Así que las preguntas aparecen: ¿Será un museo dedicado a la ciudad o un museo que contará la historia de un grupo específico de sus habitantes? Porque sin duda será pagado con dinero público, pero ¿será administrado por un consejo ciudadano o se entregará a algún grupo en particular, quizá alguno especializado en la administración de inmuebles culturales? También hay gente que se pregunta quién tomó la decisión de volverlo museo (porque difinitivamente no fue resultado de una consulta pública) y otros, más avezados en el tejemaneje de la política especulan acerca de qué precandidato saldrá beneficiado con todo esto.

Circula muy poca información, pero lo cierto es que ya se está remodelando lo que hasta hace unos días era la presidencia municipal, ya se ha presentado la maqueta a algunas personas y ya un grupo de ciudadanas instalaron un plantón para exigir respuestas acerca del destino que tendrá el edificio construido por el arquitecto Carlos Z. Flores. Cubrieron el edificio con mamparas más con la idea de evitar las miradas curiosas antes que la protección de los transeúntes. Esos mismos transeúntes ya pintaron las mamparas con mensajes de todo tipo, pero resaltan los que se preguntan qué está pasando con el Palacio Municipal. Si se camina de sur a norte sobre el parque central, el primer mensaje que aparece es “Este palacio es del pueblo” (al cual me habría gustado agregarle más abajo “y el oximorón es nuestro pan tradicional”).

¿A quién le corresponde narrar San Cristóbal? ¿Qué versión de la historia contarán? ¿Será una historia de conquistas, de alcurnias, de toponimias y gentilicios? ¿será una historia de anecdotarios, de hazañas y fechas memorables? ¿Será un museo que hablará de cómo se establecieron los oficios en los barrios pero olvidará mencionar como es que se han desvanecido? ¿hablará de la diversidad étnica fundadora o sostendrá la versión de 40 familias de colonos españoles?

Escenas (escenitas) recientes nos han dejado ver que para el gobierno actual, tanto los discursos como la cultura y el turismo se están haciendo al modo del viejo régimen, por lo que no sorprendería que su intención sea que el nuevo museo exista para contar la historia del grupo en el poder, con una narrativa que contribuya a explicar y justificar su permanencia y sus privilegios. Nos contarán la historia que se cuentan ellos mismos a diario.

Es en las mamparas y sus letreros donde se está dando hoy en día la interlocución entre la historia oficial y las historias periféricas, en una ciudad donde las palabras han tomado las calles y sus muros, ya no bastan los museos para justificar las acciones del gobierno. Hace falta entender eso, las píldoras ya no se pueden dorar a puerta cerrada.

pd. Más allá de la narración de la Historia con H mayúscula, no hay que olvidar las historias recientes, como esa que cuenta que hace un par de sexenios, San Cristóbal estuvo a punto de tener una Universidad de las Artes, un gran proyecto que todavía recuerdo con alguna emoción: carreras específicas para la región, profesorado de talla internacional, programa de becas para estudiantes de pueblos y comunidades… pero decidieron privilegiar la competencia política, las viejas rencillas familiares, el orgullo autoritario. San Cristóbal se quedó sin universidad de las artes y la sociedad civil coleta se anotó una más de sus victorias pírricas, pues al final los que salieron beneficiados fueron algunos negocios particulares y grupos políticos con nulo interés en la cultura.

3 Comentarios en “De museos y de historias”

  1. ramsés borraz ballinas
    5 febrero, 2015 at 20:50 #

    Las protestas ciudadanas sin una debida constitución y representación legal, me parecen meramente simbólicas. La vía legal en mi opinión debería venir primero, como sería el juicio de amparo indirecto, para suspender la demolición o remodelación parcial o total del Palacio Municipal de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. Ello, solamente lo podría promover una asociación civil que defienda los intereses de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, constituida ante Notario Público e inscrita en el Registro Público de la Propiedad, mientras no exista un grupo legalmente constituido que represente a la Ciudad, las manifestaciones con cacerolas, pintas, graffitis, en bikini, ente otras, no representan una verdadera amenaza al sistema, porque éste puede o no atenderlas; y una vez pasado el término legal para interponer la demanda de amparo indirecto, no se puede hacer nada. No estoy en contra de esas manifestaciones, solamente creo que éstas deberían venir después de la defensa legal, profesionalmente planteada. Ello establecería un precedente.

  2. Rafael Martínez
    5 febrero, 2015 at 15:07 #

    Esta gran ciudad tiene mucho que contar, en tiempos pasados, presente y a futuro; más si no dejamos que se realicen (bien o mal), pues nunca sabremos si funciona de una u otra manera, como comentan,
    se perdió un gran proyecto esa Universidad de las Artes que le uniera dado a este gran pueblo una gran posibilidad… Dejemos que los proyectos fluya y en el camino perfeccionemos lo que este mal y lo que funciona aplaudamos…no critiquemos cuando suponemos … Aquí existen personas que saben y conocen la Gran Historia de esta Ciudad; que bien pueden colaborar al inicio de este gran proyecto… Así lo veo … El edificio pues es parte ya de esa historia q contara, Yo no veo bien que los que ahí laboran y que son seres Humanos como todos, desarrollen sus quehaceres de forma inhumana, asinados, sin las características del edificio fueron para albergar a 20 personas, pues no está bien que en este tiempo después de cientos de años de existencia, siga sirviendo para lo mismo…YA NO ES POSIBLE, queremos ser mejores, debemos tener mejores opciones… NO LO CREEN…

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