¿A quién le favorece la reelección en Chiapas?
Como es del conocimiento general, estas elecciones intermedias serán las elecciones más importantes que se tengan memoria.
Para darse cuenta del grado de importancia de las elecciones de este año, podremos llamarlas “la madre de todas las elecciones” y aunque este término lo hemos venido utilizando desde 1994, el término refleja la importancia histórica de las elecciones en México desde hace 20 años ya que es la fecha en donde gradualmente y hasta ahora se ha dado la alternancia política.
“Elecciones libres o violencia generalizada” se decía en 1994 ante la irrupción zapatista y los magnicidios de Colosio y Francisco Ruiz Massieu. Emulando a los Cristeros de su tierra; “Si avanzo, síganme; si me detengo, empújenme, y si retrocedo, mátenme» gritaba a todo pulmón Vicente Fox cuando buscaba primero la gubernatura de su estado Guanajuato y luego la presidencia de la república en el año 2000 y aunque fue famoso por sus metidas de pata, alguna vez también externó que “En el PAN unos aportan las ideas y yo la eficiencia electoral”.
Eficiencia y eficacia electoral se volvieron claves cuando el juego democrático mexicano derivo de la “dictadura perfecta” a la alternancia política y en medio de esto, se dio el fenómeno de las “concertacesiones”.
¿Por qué las concertaciones? Porque el juego electoral se hizo democrático y legal, pero nunca ha sido equitativo. Así lo reconoció Ernesto Zedillo; y Felipe Calderón también aportó una perla a su cuestionada victoria electoral del 2006 cuando hizo famosa la frase “haiga sido como haiga sido”.
Nuestras elecciones son legales, pero nunca han sido competitivas. Un ejemplo actual lo conforma el caso Chiapas, donde la coalición PRI-PVEM tiene literalmente pintado del color verde al estado. Donde cual magos de la prestidigitación política nuestros políticos ahora visten de verde cuando ayer fueron perredistas y antier priistas.
En ese sentido, En Chiapas la dupla PRI-PVEM apoyados por el partido satélite “Mover a Chiapas” inclinan la balanza hacia el oficialismo local; o acaso, ¿ha visto usted publicidad de otros partidos políticos?. Prácticamente el PAN y el PRD estarán borrados de la contienda chiapaneca, lo que hace evidente la inequidad electoral en Chiapas.
Pero en Chiapas la inequidad electoral -expresada en pinta de bardas, en publicidad gubernamental, en enormes dispendios de los candidatos visibles o consentidos- habla un idioma; es el idioma del derroche financiero.
Y esto se hace en un entorno de una enorme deuda pública; ya que respecto a su Producto Interno Bruto, Chiapas es la tercera entidad más endeudada del país (http://goo.gl/gx2T1v). Una verdadera grosería ese dispendio pre-electoral –pues ni siquiera han empezado las campañas electorales- en uno de los estados más pobres y endeudados de la república mexicana, pero eso sí; la fiesta electoral está a la orden del día y es permanente.
Nuestros gobernantes cuando están en el poder quieren emular a Luis XIV, el Rey Sol de la monarquía francesa, recordado porque dijo: “L’État, c’est moi” (El estado soy Yo).
Cuando dejan el poder, después de todo ese dispendio observado durante su periodo gubernamental se parecen a su sucesor Luis XV quien dejó para la posteridad la frase: “Aprés moi, le déluge” (Después de mí, el diluvio), esto claro está que en materia financiera, porque en materia política bien sabido es que de alguna manera quieren perpetuarse en el poder, ya sea a través de incondicionales o saltando de un cargo a otro.
Eso sí, las elecciones en México son legales pero inequitativas. Pero Han sido claves para garantizar la alternancia. Sin embargo, con todo y el dispendio financiero que ha existido, en las elecciones federales prácticamente nadie ha arrasado; ni siquiera lo hizo Enrique Peña Nieto con todo y el carisma atribuido y con todo y el apoyo de los medios de comunicación que se le achacan.
En este sentido, En 1994, Ernesto Zedillo obtuvo 48.7 por ciento del total de los votos. En el año 2000 Vicente Fox con todo y su arrastre entre la clase media, obtuvo 42.5 por ciento de los votos. En 2006, Felipe Calderón el 35.8 por ciento y Peña Nieto el 38.2 por ciento en el 2012 (http://goo.gl/JKcT1a). Es decir, de manera cuantitativa, la votación mexicana va hacia la baja. Probablemente para resolver el problema que genera conflictos poselectorales y poca legitimidad al presidente, debería de pensarse en iniciarse la segunda vuelta electoral.
Sin embargo, la segunda vuelta no resuelve el problema fundamental de las elecciones mexicanas, porque lo que verdaderamente necesitan son reglas claras, transparentes y en pocas palabras; volverse equitativas.
Inequidad y dispendio financiero, son las características del sistema electoral mexicano y el resultado es algo parecido a lo que el escritor Juan Villoro dice: En México hay tres clases de basura; la orgánica, la inorgánica y la electoral.
En este sentido, lo he comentado en anteriores colaboraciones; lo que a México le falta es pasar de una democracia representativa, a una directa. Pero este paso es necesario que se realice dentro del marco institucional, no contra nuestras instituciones.
Ese es el reto, y sin embargo en ese contexto político-electoral de inequidad, nuestros políticos le dieron la vuelta con la aparición del fenómeno chapulín. De manera que en México, cualquier puesto político o de alta burocracia es visto como un trampolín para acceder a otro cargo.
La posibilidad de saltar de un cargo hacia otro hizo aparecer por ejemplo el fenómeno de las “diputadas juanitas”, cuando en el 2009 Rafael Acosta “Juanito” es candidato a Delegado por Iztapalapa, para que al ganar las elecciones renunciara y cediera su puesto a otra persona. Ese año ocho diputadas federales asumieron su cargo y después renunciaron para ceder la curul al suplente masculino.
Hoy con la posibilidad de la reelección, hay un nuevo incentivo para abrir de nuevo la temporada de chapulines. Estos en Chiapas no solo cambian de la administración pública a la legislatura local o federal o al gabinete o a los gobiernos municipales; también se cambian de playera política, pasan del PRI al PAN al PRD y ahora hayan tenido la identidad política que sea, todos son el Verde Ecologista.
En ese contexto de inequidad electoral, de dispendio financiero, de baja participación ciudadana, de políticos sin identidad política y además chapulines, ¿para qué queremos reelección?
¿A quiénes le conviene?. Le aseguro que a usted como ciudadano no. Y no le conviene porque ¿de verdad se siente representado por su diputado local o federal?
¿De verdad cree que el diputado federal o local le resolverán el problema de la basura, de la luz pública que falta en los municipios más importantes de Chiapas, de la falta de agua potable o de empleo?
¿De verdad cree usted que todo ese dispendio financiero es para ofrecerle una vida mejor?
Claro que no. El dispendio es porque la reforma política le otorgó un nuevo incentivo a la clase política gobernante, no a los ciudadanos y ese incentivo es la reelección. La reelección no es un derecho democrático; es una herramienta de la democracia.
Y es una herramienta que la clase política mexicana usa a si favor para buscar eternizarse en el cargo.
Tan solo en Chiapas, estas elecciones intermedias del 2015 le abrirán la posibilidad a 41 diputados locales y federales de gozar la reelección legislativa en el 2018 hasta por 12 años y en este esquema también habrá 122 presidentes municipales que en el 2018 también buscarán la reelección. Un verdadero incentivo para el Partido Verde Ecologista que seguramente querrá asegurar la mayoría legislativa. Además un legislador sólo podrá reelegirse por el mismo partido que lo postuló (http://goo.gl/BM2Xqj).
En este contexto, ¿A quién le favorece la reelección en Chiapas?
Claramente se observa que a la clase política actual. Por eso ve usted todo ese dispendio financiero, porque la reforma política le abre a los políticos locales la posibilidad de cumplir el anhelo de todos: trascender sexenios.
Por eso, ve usted al Verde Ecologista cargando en Chiapas con todo lo que tiene -y lo que no también- para asegurar y garantizar un caudal de votos como los del 2012 que aseguren el posicionamiento de su líder o sea el ejecutivo estatal, a nivel nacional.
Doble contra sencillo que en Chiapas habrá carro completo para la coalición PRI-PVEM. Y que el único enemigo a vencer para el Verde Ecologista duerme en casa; es decir es el propio PRI.
Ya veremos si los priístas se disciplinan ante el líder ecologista o se revelan. Es probable la rebelión, pero el incentivo de la reelección es bastante atractivo como para cambiar de bando y pasarse del PRI al PVEM.
Cualquiera de los dos escenarios es posible en Chiapas.
Pero de cualquier forma, para nuestra clase política, el 2015 es la “madre de todas las batallas electorales” como lo será para todos los que se presenten a estas elecciones intermedias. Ello a pesar de que Ayotzinapa provocara una crisis de credibilidad en la clase política, ello a pesar de que muchos mexicanos llaman al no voto, ello a pesar de que muchos otros mexicanos no nos sentimos representados en la cámara de diputados local y federal, en el senado, en los palacios o edificios municipales.
A pesar también que la triste realidad dicta que nuestros legisladores, nuestros presidentes municipales y gobernadores ni son eficaces ni les interesa serlo.
Lo que verdaderamente les importa es trascender más tiempo en sus carreras políticas, aunque para ello tengan que cambiar de camiseta cada vez que haga falta.
A pesar de todo ello, la reelección camina. A pesar de que México pide a gritos ya una democracia más directa.
Twitter: @GerardoCoutino
Correo: geracouti@hotmail.com
Trackbacks/Pingbacks
[…] ¿A quién le favorece la reelección en Chiapas? de Gerardo Coutiño Montes […]