La diabetes política

Imagen: www.guiapotosina.com

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La diabetes es sin duda la enfermedad de este siglo para México, somos el 6º país con más diabéticos en el mundo según la Federación Mexicana de Diabetes, está considerada entre las primeras causas de muerte y anualmente representa un no despreciable gasto de 3,430 millones de dólares para su atención y complicaciones.

¿Pero qué es la diabetes? Es una enfermedad crónica – degenerativa, crónica porque una vez adquirida es progresiva y permanece causando daño por mucho tiempo; y es degenerativa porque los tejidos y órganos del cuerpo sufren cambios irreversibles que limitan su función o inducen su muerte, por ejemplo el sistema nervioso periférico que está formado de las terminales nerviosas en toda la extensión de nuestro cuerpo y nos permite recibir los estímulos externos para ser procesados por el cerebro y poder generar una respuesta acorde, es de los primeros sistemas afectados, por eso van a escuchar con frecuencia que hay personas diabéticas que pueden pisar un clavo y no darse cuenta! Algunos la llaman “la muerte silenciosa” por su particular desarrollo en nuestro cuerpo y esto es debido a que el arma letal de esta enfermedad daña de una manera tan dulce y progresiva que la víctima no se percata de su presencia hasta no presentar complicaciones. No tienen que batallar para saber que el arma letal es el azúcar y literalmente la forma tan dulce de hacer sus estragos es la principal dificultad para prevenir y controlar la diabetes.

Hay diferentes tipos de diabetes, los más conocidos son la diabetes mellitus o tipo 2 y la diabetes primaria o tipo 1; pero existen otras más raras, la diabetes gestacional que se presenta en el embarazo, la diabetes insípida que altera el metabolismo de los líquidos en el cuerpo. Pero en nuestro país ha surgido otro tipo de diabetes que a diferencia de las anteriores, daña principalmente el entorno, me refiero a la diabetes política. Como es de común conocimiento en el ámbito de la política siempre se encuentra el personaje principal y sus allegados y como todo líder se rodean de gente que consideran le pueden ser útiles en sus labores de servidor público, nada en contra de esta práctica, siempre y cuando los elegidos para esta tarea sean capaces y proactivos. Pero ¿qué pasa cuando los elegidos se dedican única y exclusivamente a endulzar el entorno en el que se desenvuelve el político? Entonces surgen los síntomas de la diabetes política, esta enfermedad está afectando cada vez a más políticos en nuestro país.

Al igual que los otros tipos de diabetes, la diabetes política es causada por el consumo en exceso de endulzantes y no me refiero a alimentos, si no al constante flujo de adulaciones, elogios, halagos y exaltaciones, que poco a poco y de manera silente van limitando las posibilidades de los políticos a tener contacto con la realidad de su entorno, como sucede con el sistema nervioso periférico, las vías por las cuales puede percibir los estímulos son bloqueadas por estos personajes que le rodean, para así mantenerlo en un mundo surreal donde todo está bien!. Ninguna persona puede resistir a las dosis tóxicas de halagos, mentiras y exaltaciones a la que son sometidos nuestros líderes, siempre terminan por despegarse de la realidad a tal grado que las acciones que realizan quedan cortas o sobradas sin resolver las necesidades. Y a quienes osan criticar su actuar, con toda la razón del mundo, son reprimidos porque ponen en riesgo el esa falsa sensación de bienestar.

Así como cualquier tipo de diabetes, no existe una cura, solo tenemos medios para controlar o lo principal, prevenir. En caso de que les preocupe el pronóstico, puedo decirles que para los políticos siempre será malo, pero para el país será desastroso!

¿Qué opciones terapéuticas tiene esta nueva enfermedad? Como se tratan los otros tipos de diabetes: una dieta balanceada, el político debe de recibir exactamente los adjetivos calificativos que merecen sus acciones, debe conocer la realidad de su entorno, no a través de amigos y prensa comprada, si no con el andar entre la gente y escuchar las necesidades con oídos abiertos a las críticas y sugerencias. Rodearse de gente que le permitan ejercitar su intelecto, su capacidad de resolver conflictos, sus habilidades para desarrollar nuevos proyectos con impacto social. Pero principalmente se necesita que ante todo deje de pensar en el beneficio propio mientras se ostenta un cargo de servicio público.

En cuanto a la prevención, todos debemos de evitar caer en la tentación común de bajar la cabeza y llenar de exaltaciones cuando tenemos a un político enfrente; dejemos de ver en cada candidato la oportunidad de dejar la pobreza y ser millonarios en el menor tiempo posible; dejemos de asistir a los mítines políticos por una dádiva miserable, demostremos que tenemos dignidad y que podemos ir para escuchar sus propuestas y definir una postura. Nosotros como sociedad somos parte de esas personas que colaboramos para que nuestra clase política sea cada vez menos ciudadana. Claramente podemos resumir que la solución a esta patología política es la búsqueda del equilibrio, colaboremos pues en generar una nueva dinámica del ejercicio del poder en nuestro país, es urgente, de vida o muerte.

2 Responses to “La diabetes política”

  1. Jorge de Jesús Penagos Noriega
    28 enero, 2015 at 0:13 #

    Lo malo que a ellos nunca les amputan las piernas, para que dejen su caminar político. Finalmente terminan con todo el cuerpo podrido y lo chistoso que la peste de sus heridas no la sienten su familiares y amigos, sino el pueblo.

    • Natán Enríquez
      28 enero, 2015 at 22:14 #

      Efectivamente, las consecuencias de la diabetes política son padecidas por los ciudadanos, pero somos nosotros los que podemos empezar a limitar el daño No votando a ciegas! e involucrándonos en la vida política, no como aspirantes a un cargo público, si no como ciudadanos conscientes, pendientes y activos del ejercicio del poder. Saludos!

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