La ceremonia tribal de sacrificio

Agustín Gómez Pérez de 21 años, en el momento en que las llamas empiezan a cubrir su cuerpo.

Agustín Gómez Pérez de 21 años, en el momento en que las llamas empiezan a cubrir su cuerpo.

 

Indolente, con el rostro cubierto por  un periódico que simulaba leer recostado sobre las gradas de la entrada principal del Congreso del estado, Guillermo Hernández,  observó de soslayo  cómo  se preparaba el  ritual de la inmolación.

Indiferente  al  suicidio asistido vio cómo  el joven campesino Agustín Gómez Pérez se convertía en una antorcha humana  aullante  de dolor, en medio de aquel cuadro delirante  de radicalismo, obcecación  y profundo desprecio a la vida.

Escurridizo, Guillermoevitó  mostrar cara y argumentar una posición – contrario a su práctica de opinar y enviar correos a los periodistas – durante el movimiento de  huelga de hambre, de labios suturados, crucifixión y desangre de los integrantes del Frente Ricardo Flores Magón, que pedían y consiguieron finalmente, con el sacrificio  de Agustín, la liberación de su líder Florentino  Gómez Girón.

En su sitio  estratégico aguardó, observó con el rabillo del ojo y aguzó los oídos, la conclusión de esa parte del libreto en su  puntillazo final  para conseguir la excarcelación de Florentino, sobre quien  y su grupo de allegados, según la Procuraduría General de Justicia del Estado, existen 17  indagatorias penales, además del  presunto delito de abigeato por el cual se encontraba  procesado en el centro penitenciario El Amate.

Qué resortes  movieron la  turba enardecida a realizar  por consenso  la ceremonia tribal de sacrificio? Qué condujo a minusvalorar  la vida de Agustín por la libertad de su tío Florentino?  Por qué los familiares no impidieron que Agustín evitará el fuego destructor, un  muchacho que   representaba una promesa campirana y quedara reducido a su actual condición  vegetativa?

La inmolación en las afueras del edificio color palo de rosa del Legislativo mostró las vísceras  del proceso de cosificación en   el que se encuentran los procesos políticos-sociales y las personas particularmente en comunidades chiapanecas, en específico del municipio de Ixtapa, donde Chigtón es emblemática por el episodio que protagonizó Agustín y exhibió los vacíos reales del Estado y el gobierno de Manuel Velasco Coello.

Estos esquemas de lucha en los que el individuo adquiere la categoría de objeto o producto utilizable  desechable, característico de los países de Oriente, que tiene sus orígenes en las escalas de mando y sumisión en donde son sujetos los más vulnerables, tales como ancianos, mujeres, jóvenes  y niños, son parte de la plataforma ideológica de algunas organizaciones chiapanecas, en las cuales la vida humana representa el escalón menos importante de la pirámide de valores.

Con estos principios de radicalismos y de obsolescencias políticas caducas está identificado El Comandante Rebelde Frustrado, un sujeto  de personalidades múltiples, que acude a la aulas como maestro, cuando se asoma al café como demócrata  y cuando  marcha con el magisterio y las organizaciones sociales,  disfrazado de subversivo con un atuendo demiliciano trasnochado, así como  opera  además detrás de las cortinas con una doctrina y un discurso extremistas, que se concretan en hechos trágicos y dramáticos, como lo evidencio el dolorosísimo aullido de Agustín, que rebota y resuena aún en el estupor colectivo.

Éstas son las acusaciones comunitarias que acompañan a  Guillermo Hernández Pérez, un hombre de complexión pequeña que pasa muy fácil de la sonrisa a la seriedad, y cuyo temperamento y carácter lo llevaron a la presidencia del Ayuntamiento de Ixtapa en el período de 1996-1998, cuando por la disputa de un ojo de agua  se consumó La matanza de Zapotillo, donde  El  Comandante Rebelde Frustado fue involucrado por las comunidades.

Fue inmiscuido además en la cadena de hechos, a partir del 2010, cuando Florentino Gómez Girón impulsó el boteo , la ocupación de carreteras, la prohibición de los servicios básicos, la quema de viviendas y la expulsión de, al menos, unas 40 familias que se negaron a seguirlo.

A estos expulsados, refugiados actualmente en Chiapa de Corzo los invade una vez más el miedo y la zozobra  luego de la liberación de Florentino  y la fortaleza que readquirió el discurso incendiario  de Guillermo quien, como  se advirtió aquella fatídica tarde del 5 de diciembre el Frente Ricardo Flores Magón,  existen más voluntarios  para la pira de los sacrificios ante cualquier proceso que no están dispuestos a acatar ni concluir, después de que comprobaron que su método extremo de inmolación es el más efectivo  para alcanzar sus propósitos.

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