Universidad ¿reemplazo y cambio?
Camaradas, colegas paralelianos, tanto miembros de esta pequeña comunidad de procesadores de información y opinión, como adherentes lectores de nuestra revista digital. A reserva de elaborar una reflexión analítica-propositiva de mayor alcance y profundidad, respecto de la nominación de nuevo rector en la, por hoy, máxima casa de estudios de las y los chiapanecos… voy a opinar a solicitud expresa, con base en los dos articulos que sobre el particular elaboré hace días y fueron publicados aquí mismo.
Con su permiso.
Los grandes electores de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), es decir, los miembros de su Junta de Gobierno (María Rodríguez Galván, Anastacio Chávez Gómez, Flor Culebro Albores, Joaquín Ballinas Álvarez y Rafael Chirino Ovando), recién han seleccionado, elegido, tomado protesta y dado posesión de su cargo al nuevo rector de la Universidad, mismo que a partir de hoy, de acuerdo con la nueva Ley Orgánica institucional, podrá extender su rectorado ya no sólo a cuatro sino a ocho años, previa autocandidatura y selección por parte del máximo órgano de decisiones de la Universidad.
Carlos Eugenio Ruiz Hernández fue escogido por la Junta de Gobierno, de entre las 23 autopropuestas recibidas por el órgano jurisdiccional, de acuerdo con la convocatoria expedida al respecto. Quienes de acuerdo con la prensa, debieron haber presentado sus ridículums y anteproyectos académicos, son los que más adelante se enlistan. Y expreso “debieron”, pues no me consta ni a la prensa tampoco, que todos hayan entregado ambos documentos en calidad y tiempo, bajo el supuesto de que más de uno, no sabría cómo formular un texto concerniente a: 1. Circunstancias internas actuales de la Universidad, 2. Debilidades y fortalezas académicas y administrativas, y 3. Modo de afrontar su futuro inmediato, salvo que hubieran contratado u obtenido el favor de universitarios propios, que bien pudiera endilgárseles el peyorativo “vende-patrias”, tal como se escucha en el argot cívico nacional.
Los autocandidatos podrían clasificarse en cuatro grupos de personas de diversa calidad, desde la perspectiva de su trayectoria laboral, vocación y aptitudes personales, y compromiso con la Universidad:
a) Las opciones internas, eminentemente académicas:1. Hilda María Jiménez Acevedo, 2. Orlando López Baez, 3. Carlos Rincón Ramírez, 4. Rosario Guadalupe Chávez Moguel, 5. Miguel Salvador Figueroa, 6. María de Lourdes Adriano Anaya y 7. Jesús Antonio Muñoa Coutiño (aunque entre éstos habría de incluirse a Francisco Enriquez, David Gómez, Omar Moreno y Socorro Hernández, profesores internos sin mayores referencias).
b) Las opciones internas académico-administrativas: 1. Carolina Gómez Hinojosa, 2. Jorge Gustavo Moreno Cossio, 3. Roberto Villers Aispuro, 4. Luis Magín Gómez Chávez, 5. Leticia del Carmen Flores Alfaro, 6. Blanca Lilia Calderón Escobar y 7. José del Carmen Rejon Orantes.
c) Las opciones internas-externas, quiero decir, en funciones político-administrativas externas: 1. Gonzalo Vázquez Nataren, 2. José Rodolfo Calvo Fonseca y 3. Carlos Eugenio Ruiz Hernández, y finalmente,
d) Las opciones absolutamente externas, del ámbito mediático-gubernamental, opciones propiamente político-administrativas: 1. Harvey Gutiérrez Álvarez y 2. Placido Humberto Morales Vázquez.
De modo que por hoy, ha sido afortunada la Universidad, como afortunados son los universitarios y la sociedad en general. Es decir, ante la decisión tomada, la institución ha dado un paso adelante, al restablecer en su rectoría, si no a un hombre o a una mujer “eminentemente académica” (dedicada a tiempo completo exclusivo a la docencia, a la generación y divulgación de conocimientos, a la investigación, a la dirección de tesis y a la tutoría de alumnos), sí al menos a un tipo de los que llamamos “buenas personas”: académico y lo demás, aunque clasificado en el rubro C “opciones internas-externas”. Afortunados somos todos entonces, e incluso saludables hoy más que ayer, pues hoy respiramos acompasadamente y en paz, aunque con algunos tragos amargos. Es hoy la UNACH afortunada, insisto, pues… por ventura se vedó el paso a saltimbanquis, tratantes y mercaderes externos, politiquillos, politiqueros y toda esa fauna extrauniversitaria, incluida la pretendida reelección del exedil tuxtleco.
Así que ahora, a caminar.
1. A someter a consulta de las y los universitarios (alumnos y profesores), la Ley Orgánica de la Universidad; a su difusión, lectura, revisión y reflexión, y a la elaboración de propuestas de modificación. Para limpiar el desprestigio y la indecencia de sus dos viciadas reformas.
2. A eliminar, ahora sí definitivamente y de una vez por todas, a “aviadores” y “nóminas confidenciales”.
3. A revisar las plazas de tiempo completo, otorgadas sin merecimiento ninguno, incluso nombramientos de personal de confianza a familiares, amigos e incondicionales.
4. A promover e incentivar verdaderos y efectivos estudios sobre la Universidad.
5. A adoptar cuanto antes, un sistema generalizado de recompensas al personal académico, basado en normas y estándares internacionales, a cambio del laxo y adulterado programa vigente de estímulo a la docencia.
6. A rendir cuentas por fin, es decir, a publicitar periódicamente el estado de cuenta o de los haberes universitarios, que incluya: ingresos ordinarios y extraordinarios, egresos, inversiones, intereses, cuentas por cobrar y deudas. Remember Pedro René Bodegas Valera.
7. A concretar la tan llevada y traída “transparencia administrativa”, cuya esencia implica transformar la Universidad en una vitrina expuesta al escrutinio público.
8.A concursar todos los recursos susceptibles de obtener, vía gobiernos federal y estatal, y organismos internacionales y no gubernamentales, disponibles para las universidades públicas en general. En el entendido de que los famosos “recursos externos”, publicitados por el exrector Vals, fueron sólo argucia de atonta-bobos.
9. A estimular y promover como nunca, la investigación científico-social y la publicación de sus resultados, y
10. ¡Por el amor de Dios! ―diría mi madre― a meter orden en planes de estudio, programas de pregrado y posgrado y en general, meter orden al absoluto caos que priva en la estructura organizacional y administrativa de la Universidad; anarquía que incluye: programas sin alumnos, programas sin escuelas, escuelas sin dependencias (DES) y… centros, centrazos y centritos, sin ton ni son.
Quedan, amigas, amigos, varias ideas en el tintero, pero ya habrá tiempo para volver a ellas. Por hoy, concluyamos: Universidad y reemplazo, es verdad. ¿Aires nuevos y verdaderos cambios? Las divinidades, el tiempo y los actores universitarios dirán.
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