No basta con indignarnos. Columna destacada 2014
¿Le ha pasado que en un solo día ve una cosa y se indigna? ve otra y se indigna más; avanza el día y la indignación continúa. Ayer para mí fue uno de esos días…
Indignación uno:
¡Una hora! ¿Se imagina? ¡una hora! Para avanzar unos 600 metros. El libramiento norte está siendo bloqueado de manera intermitente debido a que están remodelando los camellones de Tuxtla Gutiérrez. Ayer, a mediodía para avanzar 600 metros en esa zona me llevo una hora.
En esta ciudad de lo absurdo se invierten miles – ¿o serán millones de pesos?- en remodelar camellones; no en bachear calles, tampoco en infraestructura educativa, ni en salud. Pareciera que el gobierno del estado pensara: “¿para qué invertir en asuntos prioritarios, si podemos malgastar la paga en poner triángulos de concreto y levantar monumentos?”.
La ciudadanía no nos merecemos esto. No nos merecemos que las personas que están en puestos de decisión secuestren la ciudad, la bloqueen, nos violenten nuestro derecho al libre tránsito, incumplan su obligación de ejercer debidamente los recursos públicos, nos falten el respeto con ese tipo de obras.
El creador Raymundo Zenteno, le ha escrito dos cartas públicas, al gobernador del estado, Manuel Velasco Coello. Ni una de ellas le ha respondido. No ha respondido los cientos o miles de comentarios de inconformidad hacía estas obras.
No he escuchado o leído ni un solo comentario a favor de la remodelación de los camellones de la ciudad. A los que no les parecen “feos”, les parece una obra innecesaria y estorbosa. Me pregunto qué comentarios escuchara o leerá el gobernador respecto a este tema. Algo habría que hacer para que también escuche la otra parte.
Indignación dos:
“Me están dejando sin comer” escuché sin querer decir a un comerciante, que tiene su pequeño negocio en el libramiento sur de Tuxtla Gutiérrez, no lo decía en un acto de exageración, sino en una cuestión casi literal.
Su negocio quedó atrapado, como todos los que se encuentran en la zona, por las obras de mejoramiento en el libramiento sur, que lleva ya varios meses y que su avance es mínimo.
No pude evitar recordar cuando un joven universitario me dijo que dejaba la escuela porque su papá, que tenía un negocio en el centro de la ciudad, ya no tenía dinero para pagarle sus estudios. Fue cuando remodelaron el centro. Hasta ahora no ha regresado a la universidad.
A este mismo comerciante le escuché decir que la Secretaría de Economía del Estado, después de la primera marcha que hicieron, les ofreció 3 mil pesos para recuperarse de las pérdidas económicas. Eso suena más insulto que a un programa de recuperación económica en la zona.
Este miércoles a las 8:00 horas se manifestarán las y los comerciantes afectados con las obras del libramiento sur.
Indignación tres:
Las goteras continúan –que es lo realmente preocupante-. La situación de deterioro del Centro Cultural no ha cambiado de hace dos meses que la denunciamos, a lo que hay ahora.
Se me hace una acción intolerante que se quiten las cubetas. Su función de ellas eran y son mostrar nuestra preocupación por la falta de atención de ese edificio público. Cuando ustedes –autoridades de Coneculta- deciden encerrarlas en una bodega lo que están haciendo es ocultar una demanda ciudadana, encerrar una petición legitima, es cerrar los ojos e invisibilizarnos.
Nota:
Este texto lo escribo desde una mesa de trabajo de la biblioteca pública central de Chiapas, ubicada dentro del Centro Cultural Jaime Sabines. Mientras escucho el ¡plash, plash! de las gotas de agua caer en las cubetas que tengo cerca de mí, pienso que no basta indignarnos un día y que tampoco basta la indignación. Algo debemos de hacer.
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